Antes de escribir este post pensé que es muy posible que me hiciera perder cualquier credibilidad que pudiera tener. Luego pensé que eso ya lo había perdido desde que escribí sobre Josie and the Pussycats, así que aquí está toda la verdad.
Fui a ver esta película por dos razones. Una es que el póster que vi en una parada de bus era la cosa más cutre que había visto nunca. Se veía solo el título y fotos de los actores que parecían sacadas de revistas, sin ninguna aclaración de lo que podía ser la película, aparte de una chillona frase asegurando que era la mayor salvajada producida en Hollywood; era tan cutre que pensé: "tengo que ver esta peli". La otra razón es que no había oído hablar de ella ni había visto ningún anuncio ni nada, lo cual me llenó de curiosidad. Así que, aprovechando que tenía una entrada gratis por puntos gracias al club de una gran cadena de cines en VO del que soy socio, me fui a verla sin saber muy bien que esperar.
Lo que obtuve fue el tipo de comedia que los más esnobs y estirados miran con asco y desprecio, otros buscan excusas para justificar el hecho de que les hizo reír. Yo no soy un esnob ni me disculpo por mis gustos: esta película me hizo reír mucho. Carcajadas sonoras. Es una película de sketches que se basa en el humor más salvaje, negro, soez, gamberro, sucio, irreverente, escatológico, bizarro, incorrecto y surrealista posible.
Los productores Peter Farrelly y Charlie Wessler se inspiraron en la clásica Made in USA (Kentucky Fried Movie, John Landis, 1977) y la elevaron al cuadrado. De hecho, en la primera encarnación del proyecto los propios Zucker se iban a encargar de una parte de la película. Finalmente, cada gag tiene un director diferente, en total 12 directores que aportan su estilo personal.
Lo más sorprendente de la película es posiblemente su impecable factura. No solo cada sketch está muy bien dirigido, además se reúne un reparto increíble: Kate Winslet, Naomi Watts, Richard Gere, Gerard Butler, Terrence Howard, Emma Stone, Uma Thurman, Halle Berry, Hugh Jackman, Chloë Grace Moretz, Stephen Merchant y muchos, muchos más.
Hay algo deliciosamente subversivo en ver a Kate Winslet en un sketch como el que protagoniza (no quiero estropearos la sorpresa). O a Naomi Watts en un sketch donde uno de los chistes es un posible incesto. Y la película explota ese aspecto.
De entre todos, el que me gustó más fue el dirigido por James Gunn, una genial pieza de humor negro y bizarro sobre un gato enamorado de su amo. La protagonista de este sketch, Elizabeth Banks, es también la directora de otro que también me pareció divertidísimo sobre cómo reaccionan un par de adolescentes cuando Chloë Grace Moretz tiene su primera regla. Otro a destacar sería un sketch en el cual vemos que sucede en una sesión de citas rápidas en Gotham City a la cual van distintos superhéroes.
Como ya he dicho, esta película me hizo reír a carcajadas. De hecho, con el tráiler me he vuelto a reír recordando los momentos de la película a los que hace referencia. Si sois fans de Robot Chicken y os gustó Kentucky Fried Movie no os la podéis perder, pero vedla solo en VO ya que es la clásica película que el doblaje destroza.
Como muchos aficionados ya saben, la productora Amicus fue una competidora de la Hammer surgida en los años 60 y que desapareció en los 70 al ser incapaz de adaptarse a los nuevos tiempos. Los americanos Milton Subotsky y Max J. Rosenberg eran los productores que se encargaron de llevar las riendas de esta compañía, siendo Subotsky el responsable de que la compañía se especializara en hacer películas antológicas, aunque también produjeron películas de argumento único, como la que hoy comentamos: Refugio macabro (Asylum, Roy Ward Baker, 1972).
Vistas hoy día, las películas de terror de la Amicus parecen anticuadas y muy de la vieja escuela, pero lo cierto es que ya lo eran en el momento de su estreno. Subotsky insistía en mantener sus películas dentro del "buen gusto", lo que se traducía en ausencia de erotismo y muy poca sangre. Esto quedaba compensado por lo ingenioso de algunas de las historias presentadas y una buena selección de directores y actores para darles vida.
Asylum es el perfecto ejemplo de este estilo, aunque fue una de las últimas producciones que hizo la compañía. El guion se basaba en historias de Robert Bloch, fue dirigida por Roy Ward Baker, que ya había dirigido unas cuantas maravillas para la Hammer, y en el reparto nos encontramos a estupendos actores y actrices como Peter Cushing, Herbert Lom, Chalotte Rampling, Patrick Magee, Britt Ekland... Asylum es también uno de sus títulos más sutiles, y me refiero literalmente al título. Subotsky tenía la costumbre de titular las películas de la forma más extrema y llamativa posible (trad.: La casa que goteaba sangre, Y ahora empiezan los gritos, La casa de los horrores del doctor Terror), para que la gente supiese lo que iba a ver, en ocasiones en detrimento de la propia película y para desesperación de los directores.
Siendo como es una película que presenta distintas historias, el resultado final es algo irregular. Los títulos los he dejado en inglés porque no recuerdo como fueron traducidos al castellano, ya que la edición que yo tengo en DVD es la especial inglesa y hace demasiado tiempo que la vi por televisión para tener ningún recuerdo de su traducción.
Póster americano del film que sigue la línea elegante y discreta marcada por Subotsky
La película arranca con el que será el hilo narrativo de todas las historias: el doctor Martin (Robert Powell) es un joven psiquiatra que llega a un manicomio para conseguir un trabajo. Allí, el doctor Rutherford (Magee) le pondrá una difícil prueba antes de obtener el trabajo: debe escuchar las historias de distintos pacientes y averiguar cuál de ellos era el anterior director. Este hilo se mezclará con el de la última historia y, aunque el final es algo predecible (especialmente si has leído a Poe), es una forma entretenida de unir todas las historias.
Frozen Fear: La primera historia nos presenta la típica confabulación entre marido y amante con venganza desde el más allá, muy al estilo EC. Regular, la última parte es bastante entretenida.
The Weird Tailor: Es para mí la historia más floja de todas y es una lástima ya que cuenta con la presencia de Peter Cushing, que interpreta a un misterioso hombre que le hace un encargo bastante extraño a un sastre en apuros (Barry Morse). Sin muchas sorpresas, es algo lenta y no muy interesante.
Lucy Comes to Stay: En su momento debió ser una historia sorprendente pero el espectador actual debería ser capaz de predecir el final sin mucha dificultad. A pesar de ello, está muy bien hecha y resulta entretenida, gracias sobretodo a la presencia de la guapa Rampling que interpreta a una mujer convencida de que su hermano quiere matarla.
Manniquins of Horror: Como ya he dicho, esta historia se mezcla con el hilo conductor. Nos presenta al doctor Byron, un mad doctor que ha creado unos extraños maniquíes capaces de cometer terribles crímenes. Es la mejor historia de la película para mi gusto, me encanta ver como los muñequitos se van acercando a sus víctimas. Imagino también que puede resultar bastante ridícula si no os metéis en el espíritu del film.
Como ya he dicho, el resultado final es algo irregular pero no es óbice para que Asylum acabe siendo entretenida y disfrutable, principalmente para los aficionados al terror clásico. Esta es una película muy alejada del momento en que fue producida, lo que también le da cierto aire atemporal.
¡Que te den, Parker! Esto es lo que pensé cuando vi el tráiler de Parker (Taylord Hackford, 2013). Y lo pensé porque solo en los primeros segundos ya se las arregla para traicionar el personaje creado por Donald Westlake bajo el pseudónimo Richard Stark. El personaje apareció por primera vez en la novela A quemarropa (The Hunter), donde se le caracteriza como un criminal amoral sin escrúpulos que no se detiene ante nada para conseguir lo que quiere. Originalmente Westlake pensó en matar el personaje al final de la novela, pero el editor de entonces le pidió que lo mantuviera vivo y de este modo se iniciaron las aventuras de Parker en el mundo criminal. Westlake no cedió los derechos del nombre del personaje, así que aparece con diferentes nombres interpretado por diferentes actores en las distintas adaptaciones que ha habido de algunas de las novelas protagonizadas por él, ya que quería que fuera asociado con un único actor. Así que si no era para iniciar una saga de películas, no cedía el nombre.
Tras la muerte de Westlake ya no hay dificultades para coger también el nombre de Parker, como sucede en esta película. Cuando se anunció el proyecto, con Jason Statham haciendo de Parker, pensé que tal vez sería el momento de ver por fin las aventuras de Parker que habían quedado inéditas en pantalla en una serie de películas con cierta unidad. Todas mis ilusiones se quedaron en nada al ver el tráiler, donde el personaje que interpreta Statham pronuncia unas reglas de conducta que ni en un millón de años habría pronunciado el Parker de las novelas. Así, nos encontramos con otra adaptación de A quemarropa, llevada al cine en 1967 por John Boorman con el título A quemarropa (Point Blank, 1967) y en 1999 por Brian Helgeland con el título Payback, pero con un Parker suavizado para que le sea más simpático a la audiencia, lo cual, repito, traicionado completamente al personaje. Además de que se supone que adapta la novela Flashfire, pero parece más The Hunter que Flashfire. He aquí el tráiler, subtitulado, que me ha llenado de bilis:
El mal sabor de boca que me ha dejado Parker me hizo pensar en las anteriores encarnaciones del personaje. Especialmente en el actor que mejor lo encarnó para mi gusto: Lee Marvin. Y Marvin me recordó una película que hace tiempo que quería comentar, pero como se me adelantaron en algunas ocasiones dejé aparcada y, ahora que ya ha pasado un tiempo, recupero: Carne Viva (Prime Cut, Michael Ritchie, 1972).
Carne Viva es cine criminal en estado puro, un tipo de película que solo era posible en una década como la de los 70. Lee Marvin es Nick Devlin, un sicario/arreglador de problemas al que la mafia de Chicago le encarga ir a Kansas City, con la misión de recoger el dinero que la mafia de allí se ha negado a entregar y castigar a los responsables. La mafia allí está dirigida por Mary Ann, un estupendo Gene Hackman, quien ha decidido independizarse y liderar su propio gang.
Lo primero que llama la atención de esta película a los aficionados al género es su ambientación. En lugar del habitual entorno urbano típico de este tipo de historias, nos encontramos en una zona rural, el tipo de lugar que normalmente se cree libre de los peligros de la gran ciudad. Esta localización permite introducir en el film algunos toques de humor basados en el contraste entre los criminales encabezados por Marvin y la gente del pueblo. En el film también nos encontramos con diversos toques de humor negro, empezando por la memorable secuencia de los títulos de crédito, ambientada en un matadero donde me gusta pensar que trabajaba la familia de La matanza de Texas (The Texas Chain Saw Massacre, Tobe Hooper, 1974), así que lo sucede en el clásico de Hooper no habría pasado sino fuera por las acciones de Devlin en esta película.
A pesar de los toques de humor negro, la violencia es muy realista en este film. Tiene toques muy crudos que la han convertido en un clásico del género. Aunque la razón principal de que sea un clásico es el enfrentamiento entre los personajes de Marvin y Hackman. Un enfrentamiento que degenera en una guerra, especialmente cuando Mary Ann consigue enfadar de verdad a Devlin.
Para que veáis lo inteligente que es esta película, en comparación con la mencionada Parker, es que en lugar de suavizar al protagonista, lo que hace es convertir al antagonista en un monstruo mucho peor. Así, cuando Devlin rescata a Poppy (Sissy Spacek), una huérfana condenada a la prostitución, de las garras de Mary Ann, más que suavizar a Devlin lo que hace es mostrar hasta que punto es un degenerado Mary Ann.
El film nos presenta un mundo en el que la autoridad (la policía) brilla por su ausencia. Los gánsteres se mueven según sus propias reglas y códigos, como si se tratara de una sociedad aparte de la que vivimos el resto. Teniendo esto en cuenta, si el film fuera un western, Devlin seria el sheriff y Mary Ann el criminal. Es decir, Devlin se encarga de poner las cosas en su sitio en esta sociedad dentro de la sociedad.
Este film es una maravilla para los amantes del género. Sin comprometerse más que con la historia que cuenta, nos permite vivir en un mundo muy diferente al nuestro (por lo menos al mío), con sus propias reglas. Si no lo has visto, lo recomiendo sin reservas.
¿Eres uno/a de aquellos/as pioneros/as que se quedaba por las noches viendo cada nuevo episodio de Twin Peaks en Telecinco? ¿Has gastado la edición en DVD de la serie y necesitas comprarla en Blu-ray? ¿Te sabes de memoria Twin Peaks: Fire Walk with Me? Si la respuesta es sí, si tú eres un/a fan de esta clásica serie tengo algo especialmente pensado para ti.
Jak Locke. Recuerda este nombre: Jak Locke. ¿Quién es? Pues es el brillante genio que ha creado un juego que nunca existió. Digamos que la serie se hubiese emitido un par de años antes y que la gente de Atari hubiese decidido crear un juego basado en ella. Locke lo ha hecho realidad.
Black Lodge es un juego que recrea los juegos de finales de los 80 (incluido el manual, hecho con gran detalle, con anotaciones para poder jugarlo en el ordenador). En el juego eres el agente del FBI Dale Cooper y debes escapar de la Cabaña Negra antes de que te atrape tu doppelganger. En el proceso te encontrarás con espíritus, enanos bailarines, Laura Palmer y otras extrañas entidades.
El juego es tan extraño como la serie. Yo sé que me muevo y pasan cosas, pero no acabo de entenderlo todo, la verdad. Es tan bizarro como si realmente te encontraras en la Cabaña Negra. La recreación del juego ochentero está muy lograda, pero destacan especialmente los efectos sonoros, algunos muy tremendos. Locke ha puesto ha disposición de todo el mundo el juego y os lo podéis descargar gratuitamente en esta página:
Si tenéis mono de Twin Peaks y no podéis poneros a ver la serie por centésima vez, probad a jugar un rato a Black Lodge y tendréis la sensación de estar viviendo un episodio de Twin Peaks.
Mi primer impulso a la hora de escribir esta crítica/comentario/opinión sobre Django desencadenado (Django Unchained, 2012), el nuevo film de Quentin Tarantino, fue hacerlo de la misma manera que empiezan la mayoría -no todas- de las críticas de una nueva película de Quentin Tarantino: "homenaje a...", "referencias..." y blah, blah, blah. Pero no lo haré porque el cine de Tarantino, y esta película no es una excepción, va más allá de las simples referencias u homenajes. El cine forma parte del discurso del film de la misma manera que un artista de Hip Hop integra samplers de otras canciones en sus composiciones.
Esto no quiere decir que no haya guiños más tradicionales en el cine de Tarantino y en esta película. Los hay. Por ejemplo, la escena con Franco Nero es un claro saludo al clásico Django (Sergio Corbucci, 1966), e incluso hay un guiño a Pulp Fiction (Quentin Tarantino, 1994). Pero hay otras películas que sirvieron de referencia a Tarantino las cuales son usadas para su comentario sobre la esclavitud en Estados Unidos y cómo ha sido representada en el cine, más que como simple homenaje o guiño. En esta categoría entrarían títulos como la trilogía de Nigger Charlie, Adiós tío Tom (Addio zio Tom, Gualtiero Jacopetti, Franco Prosperi, 1971) o Mandingo (Richard Fleischer, 1975).
La esclavitud es el gran tema sobre el que gira el film, lo que ha causado mucha polémica en Estados Unidos, acostumbrados a representaciones más ¿políticamente correctas? ¿suaves? No sabría escoger el término adecuado. Esto es así porque los abusos a los que eran sometido los esclavos se representan de manera muy realista e históricamente correcta. Es por ello que tenemos dos tipos de violencia en Django desencandenado que provocan dos tipos de reacciones: una más visceral, otra más "entretenida".
Primero tenemos la que llamaré "violencia de cine", momentos en los cuales Tarantino da rienda suelta al humor negro habitual en su cine y que provocan carcajadas en el espectador (por lo menos en el espectador que esto escribe). Entre esta categoría podríamos incluir también la violencia provocada por la venganza de Django (Jamie Foxx), que el espectador celebra desde su butaca de cine (de nuevo, por lo menos este espectador) igual que celebra los desmanes de Frank Castle o John Eastland.
El otro tipo de violencia que vemos en este film es el que tiene que ver con la esclavitud, y no me refiero solo a la violencia física. Cuando se trata de los abusos a los esclavos, Tarantino deja de lado el humor negro para representar una violencia realista que incomoda y resulta desagradable. Y fueron hechas con ese objetivo. Esto no es la habitual treta de representar al villano como un malvado para que luego el héroe se vea justificado (o al menos no totalmente), es algo que sucedía cada día en aquella época y Tarantino lo expone sin suavizarlo. En estas escenas brutales lo que resulta más perturbador son las reacciones de aquellos que ejercen la violencia sobre los esclavos, porque te das cuenta de que los tratan como si fueran cosas. De la misma manera que los nazis trataban a los judíos, a los gitanos, a los africanos...
En este aspecto del film no resultan gratuitas las referencias a la frenología. Una "ciencia" muy popular en el XIX (y que todavía hoy cuenta con seguidores). No solo en Estados Unidos, también en Europa.
Este southern western presenta una importante mejora respecto a las anteriores películas de Tarantino. En Django desencadenado no hay escenas de diálogo donde la película simplemente se detiene para regodearse en la habilidad para escribir diálogos del director como sucedía en el anterior film de Tarantino Malditos bastardos (Inglourious Basterds, 2009). Aquí todos los diálogos sirven al argumento o nos descubren mejor a un personaje. El parlamento más largo (por duración, no que se haga largo, son todos muy disfrutables) es el momento en el cual el doctor King Schultz -¿lo pilláis? doctor King-, maravillosamente interpretado por Christoph Waltz, le cuenta a Django la historia de Siegfried y Brunhilda. Es largo pero tiene un propósito y no es simple egonanismo por parte de Tarantino: nos cuenta de que trata la historia de Django desencadenado, una historia en la que la venganza es una parte muy importante, pero que no es una "historia de venganza".
La película está estructurada de una manera que recuerda bastante al cine de los 70, siguiendo la estela de directores como Sam Peckinpah. Con ello me refiero a que en el desarrollo de la historia se trabaja el aspecto dramático que se ve salpicado por puntuales escenas violentas, evitando la estructura de peli porno habitual en el cine de acción de hoy día. Estoy pensando en las mismas películas que estáis pensando muchos, títulos clásicos como El ex preso de Corea (Rolling Thunder, John Flynn, 1977) o Grupo salvaje (The Wild Bunch, Sam Peckinpah, 1969) que seguían esta misma estructura. Esto sirve para que el espectador no se desensibilice y las escenas violentas causen un auténtico impacto.
Con gran maestría Tarantino equilibra el tono de su film, con momentos extremadamente divertidos, como la discusión de las capuchas, con otros más serios y dramáticos. Esto se relaciona con los tipos de violencia que os comentaba antes. Este tono está magníficamente manejado por una colección de actores y actrices que dan vida al universo de esta película. Secundarios y actores de carácter que ofrecen todos ellos grandes interpretaciones, incluso aquellos como Don Johnson que nunca habían destacado por su arte. También tenemos a grandes profesionales como James Remar, Bruce Dern o Michael Parks.
Pero, sin duda, el trío protagonista formado por Jamie Foxx, Cristoph Waltz y Leonardo DiCaprio son los que se llevan la palma en cuanto a actuaciones orgásmicas. Foxx como Django crea un héroe badass que no tiene nada que envidiar a los personajes creados por Fred Williamson y Waltz está estupendo e incluso diría que mejor que en Malditos bastardos. Pero DiCaprio realmente me sorprendió como Calvin Candie. Desde que se puso a trabajar con Scorsese y ha entrado en una fase más madura, su talento interpretativo ha mejorado bastante pero aquí tiene momentos realmente brutales. La escena de la cena es una de las mejores de la película y concluye con un speech increíble de DiCaprio que consigue un impacto visceral gracias a un accidente: cuando golpeó la mesa durante el rodaje se cortó la mano con un cristal, algo que no estaba planeado, pero DiCaprio no paró y siguió la escena incorporando su sangre a la actuación, de forma especialmente inesperada por parte de Kerry Washington (que interpreta a Broomhilda) que vio como DiCaprio restregaba la sangre que salía de la herida en su mano por su cara ( la de Kerry, quiero decir), así que la reacción de Washington es muy realista. Al terminar le tuvieron que poner puntos en la herida a DiCaprio. Todo ello sirve para darle un extra toque a una escena de por sí sublime. La sangre que poco a poco cubre la mano de Candie es una alegoría perfecta del sur estadounidense de la época. La película se ambienta justo dos años antes de la Guerra Civil americana, así que Tarantino representa una sociedad en decadencia a punto de extinguirse de una manera que ya habría querido para sí Visconti.
Django desencadenado es una nueva obra maestra de Tarantino. Una maravilla que a pesar de durar casi tres horas se pasa en un suspiro. Te absorbe como solo el buen cine te puede absorber. Fantástica, genial, soberbia... No tengo palabras. Id a verla y disfrutadla.
Esto no tiene nada que ver con la película que hoy comento, pero ¿soy el único al que se le hace raro que la estupenda Annette O'Toole sea el interés romántico de Superman en Superman III (Richard Lester, 1983) y en Smallville (2001-2011) sea su madre?
Este pasado sábado 19 de enero, la gente de El Buque Maldito organizó un pase de Morbus (o bon profit) (Ignasi P. Ferre, 1982), una comedia con algún toque terrorífico que es conocida hoy día por ser el primer guion que se produjo de Isabel Coixet. A pesar de eso, de ser escrita por Coixet, lo cierto es que es un film bastante divertido con el que te ríes, a veces "de" y a veces "con".
El film cuenta como un experimento provoca que los muertos vuelvan a la vida causando estragos a diestro y siniestro. Enfrentándose a ellos nos encontramos a la mujer de moral distraída Anna (Carla Day) y a un escritor (del cual no recuerdo el nombre del personaje pero creo que lo interpretaba Mon Ferre).
En su día, este Shaun of the Dead a la catalana fue clasificado "S" por su alto contenido erótico. Pero lo cierto es que de contenido erótico hay más bien poco (un par de escenas de sexo), hay muchos desnudos pero no creo que desnudo sea igual a erótico, claro que yo vengo de una familia nudista. Tampoco hay mucha sangre, más bien poca, y se centra en la comedia y la parodia de los tópicos.
El film me tenía en un principio ganado gracias a su estética de principios de los 80, por la que siempre he sentido debilidad, pero también tiene sus toques geniales. Por ejemplo, el psicotrónico Víctor Israel realiza un papel tronchante como "criado afgano", y gracias al dialecto que se inventó para el personaje todas sus apariciones me hicieron reír. En lo que se refiere al resto de la película, algunos chistes te hacen reír de lo ingenuos que son, especialmente cuando se mezclan con sectas satánicas, otros no han envejecido demasiado bien, otros siguen funcionando.
Los aciertos, sin embargo, no ocultan el hecho de que el guion avanza de forma algo torpe y su conclusión te deja un regusto de "no sabíamos cómo acabar". También hay algunos momentos de edición que son bastante discutibles y la dirección es bastante plana. De todos modos, teniendo en cuenta los medios con que se filmó, el resultado final es correcto.
Ya sea como cápsula temporal o como comedia terrorífica, Morbus resulta curiosa y entretenida. Es una lástima que no haya disponible una buena edición doméstica del film. Seria interesante que alguien fuera a la Filmoteca e hiciera un máster con el negativo para que pudiera ser editada en DVD.
No he encontrado ningún vídeo de la película, así que os dejo con una canción que me encanta, homenaje a un díptico demoníaco fabuloso (aquí y aquí).
Hoy os traigo un par de libros, con la vaga excusa de que han hecho sendas películas de cada uno, que tienen en común el hecho de, según sus autores, ser de no ficción aunque lo que cuentan es increíblemente extraño (pero nada de Whitley Strieber, lo siento). Yo no creo en marcianos y casas encantadas (aunque procuro mantener una mente abierta), la razón por la cual estos libros me gustaron es que me gustaría que todo lo que cuentan fuese cierto. Me encantaría vivir en un mundo donde todo lo que cuentan es completamente cierto, porque significaría que vivimos en un mundo mágico. Por eso los comento, no por su calidad literaria que, siendo sincero, es más bien escasa.
Empezaremos por el popular (fuera de aquí) The Amityville Horror de Jay Anson, que por allá finales de los 70 fue publicada por El Círculo de Lectores con el elegante título: Aquí vive el horror: La casa maldita de Amityville.
Seguramente os sean más familiares las adaptaciones cinematográficas que se han hecho de esta crónica que relata los 28 días que la familia Lutz pasó en la casa en el 112 de Ocean Avenue de la ciudad Amityville. El remake estrenado en 2005 es tremendamente soso y aburrido, mediocre y blando, pero el libro y la adaptación estrenada en 1979, Terror en Amityville (The Amityville Horror, Stuart Rosenberg), tienen una cosa en común: no son muy buenos pero son muy entretenidos.
El libro, igual que el film, no tiene mucha calidad objetiva, pero resulta fascinante de leer por el simple cúmulo de situaciones extrañas y elementos bizarros que lo pueblan. Eso sin mencionar que está escrito en un estilo paralelo a la manera en que serían presentados los hechos en una película de serie B, algo ejemplificado en un detalle que me pareció divertidísimo: el uso de las exclamaciones. Todo el texto está plagado de signos de exclamación destinados a dar énfasis a todas las locuras que les pasan a los Lutz. He aquí algunos ejemplos (la traducción es mía):
Al lado de la ventana que daba al cobertizo para el bote, la pequeña silla de Mary ¡se movía lentamente hacia adelante y hacia atrás!
Directamente detrás de su hija, aterradoramente visible para George, ¡había la cara de un cerdo! ¡Estaba seguro que podía ver unos ojillos rojos mirándole!
Cuando Kathy se dio la vuelta y observó atentamente la escultura, estaba segura de que ¡la había visto moverse unos centímetros hacia ella!
El texto no da un minuto de respiro al lector, continuamente ¡están pasando cosas! Es por ello que se me hace tan divertido de leer. Además que, al no estar limitado por el tiempo como una película, en el libro hay presentes toda una serie de hechos bizarros que no tuvieron cabida en ninguna de las películas. Uno de los más extraños y curiosos, para mí, es la visita que reciben los Lutz al poco de mudarse. Un joven acarreando un pack de seis cervezas llama a la puerta, les da la bienvenida al barrio sonriendo sin parar y, tras charlar un poco en la cocina, se va (llevándose consigo las cervezas) y desaparece en la noche para no volver a ser visto más. Tal y como aparece descrito en el libro es algo que parece salido de una película ¡de David Lynch!
Hay que admitir que algo debe tener este libro si sigue publicándose desde 1977 y es muy fácil de encontrar. Si queréis leer una buena novela sobre una casa encantada os recomiendo clásicos como La maldición de Hill House de Shirley Jackson (editorial Valdemar), La casa infernal de Richard Matheson (editorial La Factoría de Ideas), El resplandor de Stephen King (editorial Plaza y Janés) o The House Next Door de Anne Rivers Siddons (Pocket Books); pero The Amityville Horror se lee muy rápido y proporciona mucha diversión contando unos hechos que sucedieron o no realmente.
Eso sí, hay un hecho que siempre he considerado muy inquietante y está comprobado que sucedió realmente: la noche que Ronald DeFeo mató a su familia con una escopeta nadie oyó nada. No se descubrieron los cadáveres hasta el día siguiente, cuando DeFeo denunció que su familia había sido asesinada. Nadie oyó nada, ninguno de los vecinos se sobresaltó al escuchar tiros de escopeta sonar en mitad de la noche. No me digáis que no resulta extraño.
Os dejo el tráiler de la película original que, repito, no es muy buena pero es muy entretenida.
A rebufo del estreno de Mothman, la última profecía (The Mothman Prophecies, Mark Pellington, 2002), se editó en formato bolsillo Mothman: La última profecía (The Mothman Prophecies) de John A. Keel. Llevado por la curiosidad decidí leerlo, a sabiendas de que la película era más bien normalita y regulera.
Mi sorpresa fue que el libro es una maravilla delirante y surrealista. Contiene muchos elementos presentes en cualquier novela de ciencia ficción como son extraterrestres, viajeros en el tiempo, conspiraciones paranoides... Pero todo ello, según el autor, 100% real.
Al principio, Keel utiliza un tono muy sobrio y racional, presentando respuestas lógicas y naturales para fenómenos aparentemente sin explicación. También habla de como la percepción de un individuo puede registrar como extraños hechos y personas completamente normales. Es una forma bastante inteligente de introducirnos en lo que será una serie de experiencias fantásticas vividas por el autor.
Independientemente de que creáis o no que lo que cuenta el autor es real o lo que penséis de la mediocre película, este libro resulta muy entretenido aunque se lea como una simple novela de ciencia ficción. El absurdo y lo extraño se van intensificando a medida que uno va pasando páginas y se nos presenta un nuevo hecho alucinante. Como el libro de Anson, Mothman: La última profecía no es que tenga ninguna calidad literaria pero resulta muy entretenido.
Imagino que la mayoría conoce Jennifer's Body (Karyn Kusama, 2009), que emitieron hace poco por televisión. Yo no la había visto ni sabía de qué iba, hasta que por mi cumpleaños al empezar este año me la encontré entre los otros Blu-ray que me habían regalado. Me puse a verla sin ninguna idea preconcebida ni prejuicio, que normalmente es la mejor manera de ver una película.
Hay que tener en cuenta dos cosas para comprender mi apreciación de la película: una es que el Blu-ray te daba la opción de ver la versión estrenada en cines (la misma que pasan por televisión) o ver la versión extendida (la "unrated" americana) y yo vi directamente la extendida; la otra es que vi la película, como os podéis imaginar, en VO, factor que en este caso es MUY decisivo.
Durante los años 60, en plena beatlemanía, se cogió la costumbre en España de hacer versiones en castellano de las canciones de los Beatles. La única diferencia entre las versiones y las canciones originales era que se había alterado la letra para adaptarla al castellano. Escuchar estas versiones no es lo mismo que escuchar a los Beatles. Y no es que esta película tenga la misma calidad que una canción (de las buenas) de los Beatles, pero sí que el 90% de la diversión que proporciona este film lo hace a través de sus ingeniosos diálogos, algo que desaparece completamente con el doblaje. Son estos unos diálogos bastante divertidos que recuerdan el estilo ácido de los brillantes intercambios (de nuevo, solo en la VO) de los protagonistas de Escuela de jóvenes asesinos (Heathers, Michael Lehman, 1988). El único fallo que le encuentro es que algunas referencias están metidas con calzador, dando la impresión de que la guionista Diablo Cody está más preocupada por meter la referencia que por lo que realmente dirían sus personajes, pero solo sucede un par de veces.
Jennifer's Body cuenta la historia de dos amigas de la infancia: Needy (Amanda Seyfried) y Jennifer (Megan Fox). Tras una noche de fiesta, Jennifer regresa muy cambiada: se ha transformado en una criatura diabólica que se dedica a devorar chicos, literalmente. Needy intentará ponerle fin a los asesinatos al tiempo que intenta conservar su vida y la de su novio Chip (Johnny Simmons).
El tono del film mezcla terror y comedia, en un estilo que recuerda, además de a la mencionada Heathers, a las películas de terror de los 80, sans el gore y los desnudos, lo cual no es de extrañar teniendo en cuenta que proviene de un gran estudio, la Fox, aunque a través de una de sus ramas de "cine independiente" (dependiente del estudio). Esto hizo que me preguntara cómo habría sido esta película hecha con cuatro duros a través de algún estudio realmente independiente, que en lugar de dos estrellas emergentes como Amanda Seyfried y Megan Fox hubiera puesto a dos desconocidas al frente del film.
Y ya que estamos , hablemos brevemente del reparto. La protagonista es Amanda Seyfried, que interpreta una de esas típicas chicas feas hollywoodienses: es una chica guapa que lleva gafas. Seyfried es una actriz de talento, pero a mí siempre me ha parecido muy sosa. Por ejemplo, en la reciente Los miserables (Les Misérables, Tom Hooper, 2012) su Cosette queda totalmente eclipsada por la Éponine de Samantha Barks. Y aquí queda eclipsada por Megan Fox. Y no es que Fox sea una gran actriz, pero aquí recibe auténtica dirección cinematográfica por parte de la directora Karyn Kusama, por oposición a la manera de dirigir de Michael Bay que, según cuenta Fox en algunas entrevistas, su única dirección consistía en "ponte ahí y pon morritos". Por otro lado, Fox se esforzó en ponerse a la altura de los diálogos, de ahí que algunos de los momentos más divertidos los proporcione ella. El resto son habituales actores secundarios de probada solvencia como J. K. Simmons, e incluso hay un cameo del gran Lance Henriksen.
Jennifer's Body me sorprendió porque estaba mucho mejor escrita y desarrollada de lo que me esperaba. Pensaba, a juzgar por la sosa carátula, que sería una típica película de terror adolescente pero es mucho más interesante que eso. No me malinterpretéis, no es que sea una grandiosa comedia de terror que revolucione el género, pero sí que resulta mucho mejor que la media. Lo cual se debe principalmente al guion de Diablo Cody, la cual escribió un film que iba más allá de la premisa "tía buena devorando chicos". A la hora de preparar este post le eché un vistazo al tráiler y la manera en que el film se había promocionado, que es básicamente como si fuera la típica película de terror adolescente, lo cual es una lástima. Posiblemente es en parte responsable de que no funcionara muy bien en taquilla: a los que no les gustan este tipo de películas seguramente no les interesó verla por el tráiler, a los que sí les gustan seguramente se quedarían decepcionados ya que no era la típica película para adolescentes.
Esta película me ha gustado y divertido bastante, tal vez porque no esperaba nada y recibí bastante, y la recomiendo a todos y todas aquellos que disfruten con unos buenos diálogos. También la recomiendo por hacer eso tan difícil que es mezclar comedia y terror. Si no vas a ver esta película en VO, no te molestes en verla.
Para entender por qué esta película me resulta fascinante, es esencial conocer la historia de cómo se hizo. Esta historia y el resultado final que provocó puede que haga que os apartéis de la película como de un pesado borracho en una fiesta, y aquellos que como a mí os guste el cine peculiar definitivamente tenéis que apuntar esta película en vuestra lista de filmes a ver.
Los habituales puede que ya sepáis que en este blog somos mucho de Jack Hill (que hasta tiene su propia etiqueta) y Stephanie Rothman, directores que trabajaron realizando inolvidables exploitation movies que eran mejores de lo que se esperaba de este tipo de películas, convirtiéndose algunas en clásicos de culto y objeto de sesudos estudios. Cuando descubrí que ambos habían dirigido Blood Bath (1966) me lancé a buscar este título inmediatamente, llenó de curiosidad por ver cómo sería el producto resultante de la colaboración entre ambos.
Cuando terminé de ver la película me quedé perplejo y ojiplático. En seguida se me llenó la cabeza con las típicas estupideces que se nos ocurren a los que vemos demasiadas películas. Me había imaginado dos jóvenes directores experimentando con el lenguaje cinematográfico, explorando los límites de la narración convencional. Más tarde supe cómo se había hecho esta película y me tuve que comer todas estas ideas con patatas, ya que ni siquiera llegaron a coincidir Hill y Rothman durante la realización de la película.
Curiosamente, todo empezó con Francis Ford Coppola. Coppola fue enviado por Roger Corman (en aquella época Coppola, Hill y Rothman trabajaban a las órdenes del rey de la serie B) a la antigua Yugoslavia para supervisar la producción de una película de terror. Al parecer Coppola no hizo mucha supervisión porque volvió con una película de misterio y no de terror, que además no llegaba al mínimo de calidad exigido por Corman. Entonces Corman le pasó el material filmado a Hill para que creara una película de terror con la suficiente calidad como para poder estrenarla en cines.
Hill reconvirtió la historia en una cinta de terror protagonizada por un pintor que mata modelos y las sumerge en cera, presa de visiones de un antepasado, titulada Blood Bath. Contrató algunos actores habituales de sus filmes para filmar algunas nuevas escenas e integrarlas con el material ya existente. Antes de terminar del todo el proyecto, Hill lo abandonó por desconocidas circunstancias (vamos, que él no recuerda por qué). Corman entonces le encargó a Rothman terminar la película. La directora decidió convertirla en una historia de vampiros (algo que no le acabó de gustar a Hill, como podéis ver en el videocomentario que tenéis abajo), se añadieron nuevas escenas intercaladas con las escenas intercaladas con el material antiguo y finalmente se estrenó la película.
El resultado final es una película realmente extraña y rara. Hay personajes que cambian de una escena a otra, extrañas decisiones de montaje, escenas mundanas mezcladas con otras completamente surrealistas. En definitiva: ¡una maravilla!
Tomado de forma rutinaria, el argumento es predecible y no ofrece nada nuevo, pero la perspectiva de que alguna nueva escena onírica nos asalte hace que se vea con mucha intriga. Es una intriga que no está generada por la historia sino por la extraña manera en que se nos cuenta esta historia. Así, una escena tontorrona en la que unos beatnicks discuten de arte puede estar seguida de un paisaje alucinante que sirve de fondo a una escena delirante que a su vez puede estar seguida por un brutal asesinato en el cual puede o no que aparezca un vampiro.
Por tanto, vale la pena aguantar las mediocres interpretaciones de algunos actores y actrices (excepto Sid Haig, él siempre mola) para que nuestros ojos se vean regalados con alguna imagen asombrosa. Además, hay un momento en que me incorporé alucinado por la aparición (no acreditada) de ¡Patrick Magee! Nombre que de buenas a primeras puede que no os diga nada pero seguramente lo recordaréis por sus apariciones en los clásicos de Stanley Kubrick La naranja mecánica (A Clockwork Orange, 1971) -es el escritor que se venga de Alex- y Barry Lyndon (1975), así como aparece en varias películas de terror de la Amicus y en el film de Lucio Fulci Black Cat (Gatto nero) (1981). Tampoco está acreditado el cameo que hace el propio Roger Corman.
Blood Bath proporciona grandes dosis de diversión si os gustan las películas más raras que un perro verde. La historia no tiene mucho sentido, pero está llena de momentos inolvidables (especialmente el grandioso clímax) y chicas en bikini bailando. Como era la costumbre de Corman, el film se reestrenó con otro título pasado un tiempo: Track of the Vampire. Con este título se puede encontrar en DVD junto a Nightmare Castle (Amanti d'oltretomba, Mario Caiano, 1965). La calidad no es la mejor que se podría esperar, pero esperemos que aparezca algún día alguna edición completa remasterizada.
Estos días estoy todo griposo, así que los posts aparecerán de forma algo errática. No tenía el cuerpo para repasar viejas pelis o ver nuevas, de modo que he pensado que era el momento ideal para rescatar una serie mítica de mi adolescencia: Parker Lewis nunca pierde (Parker Lewis Can't Lose, 1990-1993).
El caso es que llevaba mucho tiempo queriendo hablar de ella, pero me detenía el hecho de que no sabía hasta que punto era conocida esta serie fuera de Catalunya, ya que la conocí a través del canal autonómico catalán con el curioso título de L'imperdible Parker Lewis. Al final me he dicho que qué más da, si no la conocisteis en su momento, lo haréis ahora.
A primera vista Parker Lewis puede parecer una simple copia de Todo en un día (Ferris Bueller's Day Off, John Hughes, 1986). Parker Lewis (Corin Nemec) es también un listillo que establece un diálogo con el espectador rompiendo la cuarta pared y lleva toda una serie de chanchullos para sacar provecho a su paso por el instituto ("los estudiantes del instituto Flamingo no son sólo compañeros, son clientes" asegura en el primer episodio). Pero la serie se hace especial por el tono absurdo de dibujos animados que adopta. Es como un cartoon hecho realidad: los efectos de sonido, la caricaturesca representación de los personajes, el estilo de comedia... Todo es un fantástico absurdo, ya que no hay nada más absurdo que el mundo adolescente.
Parker Lewis podía ser un personaje fácilmente odiable, pero lo cierto es que se hace muy simpático gracias a este estilo absurdo. Corin Nemec hace un buen trabajo encarnando al nunca perdedor Lewis. A Lewis lo acompañan Mikey Randall (Billy Jayne), un roquero enamoradizo, y Jerry Strainer (Troy Slaten), un novato empollón que va vestido con una gabardina de la que puede sacar cualquier cosa. Las némesis de Lewis son su insoportable hermana pequeña Shelly (Maia Brewton) y la directora del instituto, la señora Musso (Melanie Chartoff), ayudada por el gótico Frank (Taj Johnson). Otro de los personajes de la serie, un poco en tierra de nadie, es el gigantesco Larry Kubiac (Abraham Benrubi), del cual se dice que mató a una monja cuando esta perdió el almuerzo de Kubiac.
Vista hoy día está claro por la manera de vestir y la música que es una serie muy de los 90, pero gracias al mencionado estilo de dibujos animados la serie se mantiene bastante bien. Además, uno se puede llevar la sorpresa de encontrarse con actrices hoy bastante famosas que por entonces empezaban (aunque pueden provocar pensamientos conflictivos por la edad que tenían en el momento de hacer la serie) como Milla Jovovich y Brittany Murphy.
Recomiendo esta serie, no solo por razones nostálgicas, sino porque me hace reír todavía hoy. Solo puedo añadir una cosa: ¡sincronizar relojes!
El hombre de las sombras (The Tall Man, Pascal Laugier, 2012) es una de esas películas con las que hay que tener cuidado a la hora de comentarla o puedes acabar estropeándosela a quién no la haya visto. Es un thriller psicológico que parece en un principio tratar miedos ancestrales mitológicos para tratar luego miedos muy reales. Establece además un interesante dilema moral a la hora de presentar a los "buenos" y a los "malos", un poco como hacía otra película que tampoco puedo mencionar o sería tanto como arruinar esta.
Laugier es un director que al cual parece gustarle despistar al espectador haciéndole pensar que está viendo A, cuando en realidad es B para llevarnos a C. Pero lo hace sin hacer trampas, y cuando se vuelve a repasar el film todo encaja a la perfección. Sin embargo, es lo que hace tan difícil de comentar esta película en cuanto a trama y tema. Sí se puede decir que la sinopsis básica sería que en el pueblo de Cold Rock desde hace un tiempo los niños han empezado a desaparecer, justo al poco de cerrar la mina que daba trabajo a la mayoría de sus habitantes. Estas desapariciones se relacionan con El Hombre Alto, una especie de hombre del saco.
El director reúne un sólido reparto de actores secundarios que ayudan a solidificar los cimientos de la película. Jessica Biel es la protagonista, interpretando a Julia Denning, la enfermera del pueblo, y he de decir que me sorprendió la buena interpretación que hace. Biel nunca me ha parecido una actriz destacable, pero aquí hace un buen trabajo especialmente en las secuencias sin diálogos. En los créditos me fijé que Biel también ejerce de productora ejecutiva del film, así que tal vez su implicación en el proyecto haya contribuido a que ofrezca una interpretación mejor que la media habitual en ella.
Es posible que aquel que busque una película de terror o suspense más típica se lleve una decepción con la parte final de The Tall Man. La parte media está cargada de tensión e intensidad, pero esta parte final está destinada a "aclarar" el misterio y descubrir de qué está hablando el director en realidad. Pero si estáis leyendo esto asumo que no os va el rollo típico, así que es posible que disfrutéis con la película. Además es uno de esos filmes que invita al debate tras su visionado, especialmente en la forma que se presenta al "villano". En cierta forma (y esto no dice nada sobre el film de Laugier) me recordó la forma en que se justifica la actitud de la antagonista en la 4ª temporada de True Blood.
Otro detalle sobre el que me hizo pensar esta película es que si me habría afectado de la misma manera si hace unos meses mi hermana y su esposa no hubieran tenido mellizos. ¿La reciente presencia de unos sobrinos en mi vida ha hecho que me afecte más una película en la que los niños son víctimas? ¿O me habría afectado en el mismo grado si hubiera seguido siendo un joven sin bebés cerca que cuidar? Supongo que nunca lo sabré.
Hacía tiempo que no comentaba nada de Herschell Gordon Lewis, más que nada porque creo que ya he comentado lo más interesante. O eso creía yo hasta que desde la estantería me llamó a gritos The Gruesome Twosome (1967), película producida y dirigida por Lewis en la cual se combina el gore más cutre con el humor más cafre.
Si no habéis oído hablar de la obra de Lewis supongo que será difícil venderos esta película, pero que no se diga que me acobardo ante los desafíos. Guiones ingeniosos, maravillosas interpretaciones, cuidada fotografía, dirección brillante, grandes efectos especiales... Nada de ello encontramos en esta u otras películas de Lewis. Todo lo contrario, su atractivo recae en el estilo casi amateur de sus películas que, por acumulación, acaban creando lo que el periodista Jordi Costa llamaba vanguardia casual.
El argumento de esta maravilla de calidad alternativa gira en torno a la señora Pringle (Elizabeth Davies) y su hijo mentalmente divergente Rodney (Chris Martell), la pareja horrible/espantosa a la que hace referencia el título. Esta especie de señora Francis psicópata y su hijo llevan un negocio de pelucas, en el que dan como garantía que son 100% pelo humano. ¿Y cómo consiguen estas fantásticas pelucas? Pues, obviamente, asesinando chicas universitarias de la forma más sangrienta y dolorosa posible. Las universitarias también forman su clientela mayoritaria, así que se podría decir que los Pringle son unos devotos del reciclaje.
Siguiendo la tradición de los filmes de Lewis, los efectos especiales son tan creíbles como un discurso de Mariano Rajoy. En su mayor parte, los efectos consisten en acumular sangre falsa y tripas sobre los cuerpos de las víctimas, mientras que los intentos de crear prótesis y maquillajes más profesionales resultan muy obvios y torpes. Esta claro que hoy día The Gruesome Twosome no escandaliza ni impacta como en 1967, lo único que provoca es carcajadas.
Por suerte, Lewis era bastante consciente de ello ya entonces, por lo que en ningún momento intenta que nos tomemos el film en serio, adoptando la forma de una comedia pasada de vueltas. Pero si bien algunos de los chistes y situaciones resultan algo cursis actualmente, el factor comídico no se pierde, especialmente gracias a interpretaciones como la de Gretchen Wells, cuyo trabajo resulta brillante en su ineptitud, algo digno de estudio. Wells "interpreta" el papel de Kathy Baker, la estudiante que se convierte en detective aficionada para descubrir quién está matando a sus compañeras de estudio. Esta parte de la película me hizo gracia porque es bastante infantil, al estilo Nancy Drew, en curioso contraste con las partes sanguinolentas y cafres del film.
Pero lo que ha hecho este título de Lewis memorable es la aparición de unas pelucas parlantes que comentan la película. Según explica el director en el audiocomentario incluido en el DVD, cuando terminó de editar se dio cuenta de que no tenía suficiente material para que el film llegase a la duración necesaria para estrenarla en cines, así que decidió alargarla poniendo estas pelucas parlantes. El trabajo de un verdadero genio, como podéis ver.
Esta película la tengo ya que venía en una estupenda colección de filmes del director que editó Something Weird, compañía muy fan de Lewis. Además del comentario y otros extras, los de Something Weird incluyeron en el DVD un corto de la época sobre pelucas que es muy curioso y surreal y bastante divertido (si os hacen gracia este tipo de cosas como a mí).
En definitiva, una película para aquellos que tengan un buen mal gusto.
Es posible que pensarais que no se podían dar más casos como el absurdo que sufrió Ángel Sala tras ser acusado de distribuir/exhibir pornografía infantil tras pasar A Serbian Film (Srpski film, Srdjan Spasojevic, 2010) en el Festival de Sitges. Pues os equivocabais.
Seguramente el nombre Remy Couture no os diga nada. Hasta hace un par de semanas era también desconocido para mí, cosa que cambió cuando apareció la siguiente noticia en diversas páginas web dedicadas al cine de terror: "Remy Couture, cineasta independiente canadiense y especialista en efectos especiales, acusado de corromper la moral a través de la posesión, distribución y producción de materiales obscenos".
Estos "materiales obscenos" son los cortometrajes que Couture produjo y publicó en su web Inner Depravity, protagonizados por un psicópata interpretado por el propio Couture. Estos cortos muestran la gráfica muerte y tortura de diversas víctimas de este personaje ficticio.
El absurdo empezó cuando un internauta alemán vio uno de los cortos de Couture (seguramente buscando vídeos de gatitos entrañables y así fue a parar a una página llamada "Depravación Interior") y pensó que se asesinaba a un niño de verdad en uno de los vídeos. Lo denunció y la Interpol llevó el caso a Canadá después de que un patólogo lo considerara tan realista que no podía descartar que fuera auténtico. La policía canadiense se hizo cargo y se acabó llevando a juicio.
Couture fue llevado a juicio aunque en la página web hay un anuncio advirtiendo de la naturaleza gráfica del contenido y de que es una página dedicada al terror y los efectos especiales:
Advertencia que aparece en la página Inner Depravity
Fue llevado a juicio aunque en los cortometrajes hay títulos de crédito con el nombre de todos los participantes, incluidos actores y actrices.
Fue llevado a juicio aunque la madre del supuesto niño asesinado declaró que su hijo estaba perfectamente, que le había dado permiso para participar en el corto con el objetivo de avivar su interés por el arte dramático y de que invitó a la policía a ir a su casa y comprobar que el niño estaba bien (la policía declinó la invitación).
Ironías de la vida, otro motivo por el que la madre quiso que su hijo participara era para que le quedara clara la diferencia entre realidad y ficción.
Por fortuna, tras un rápido juicio, Couture fue declarado inocente.
Yo creo que es necesario que haya obras que te remuevan por dentro, incluso que te repulsen o te ofendan porque son la manera más efectiva de poner a prueba tus convicciones.Y la obra de Couture no va a cambiar el panorama del género, ni siquiera
me gustan el tipo de cortos que hace, pero creo que tiene derecho a
hacerlos, igual que yo a decir que no me gustan.
Seguramente no será la última vez que pase algo así. Cuando aparece una pieza de arte (película, libro, cómic, música, pintura, escultura) que se considera peligrosa o moralmente reprobable siempre hay un grupo de personas que reacciona intentando hacer que lo que le da miedo o le parece peligroso desaparezca. Desde las autoridades atacando al "obsceno" Flaubert que se atrevió a publicar Madame Bovary a mediados del XIX, los ataques a la Lolita de Nabokov, hasta los casos más recientes como el mencionado de A Serbian Film o la hipócrita polémica a raíz del programa cultural Bestiari Il·lustrat, podemos encontrar muchos casos parecidos, llevados a cabo desde diferentes costas políticas.
Las razones por las que se producen este tipo de sucesos son variadas: políticas, clasistas (sobre ello recomiendo la lectura de Monster Show de David J. Skal, editorial Valdemar, donde dedica una sección a analizar el escándalo que siguió a la publicación de American Psycho en Estados Unidos) y la intolerancia de toda la vida. También, como he mencionado antes, la idea de que el arte -en cualquier forma- puede ser peligroso.
Como ya he dicho, creo que es necesario tanto el arte que te llena de placer como el que te produce asco porque la libertad de expresión no es una cuestión de gustos.
No hace mucho leí la sinopsis de Berberian Sound Studio (Peter Strickland, 2012), una película que tengo ganas de ver (pero seguramente no lo haré hasta finales de mes), y descubrí que tiene el mismo argumento (ejecutado de forma diametralmente opuesta) que Evil Ed (Anders Jacobsson, 1995), una simpática comedia gore sueca.
Evil Ed fue uno de los últimos descubrimientos que hice en vídeo (a juzgar por el tamaño de la funda la compré de segunda mano) y que he ido revisitando ocasionalmente vía DVD. El film cuenta la historia de Eddie Tor Swenson (Johan Rudebeck), un apocado editor de cine que recibe el encargo de editar las salvajadas que produce Sam Campbell (Olof Rhodin), después de que el editor que lo hacía hasta entonces sufriera un grave caso de mentalidad divergente. Asqueado por las atroces películas de terror que se ve obligado a visionar, Eddie empezará a sufrir alucinaciones y a perder contacto con la realidad, hasta que se convierta en una desquiciada máquina de matar.
Evil Ed tampoco es que se inventara el concepto de alguien que se vuelve loco tras ver una película de terror de más, se podría decir que Un gatto nel cervello (Lucio Fulci, 1990), por ejemplo, juega también con esa idea. Pero Evil Ed lo hace de forma bastante divertida, especialmente durante la parte final que es a partes iguales desquiciada, burra y genial. Además, la película es uno de esos obvios ejercicios de director-fan, donde normalmente los realizadores parecen estar más centrados en poner el mayor número de homenajes/referencias posibles que en construir una historia sólida, pero que logra seguir siendo interesante aunque se le quiten las referencias. Eso sí, en Evil Ed hay homenajes para parar un tren, principalmente a Sam Raimi.
El hecho que Jacobsson se inclinara por hacer una comedia alocada con un material que podía haber dado para una película seria (como la mencionada Berberian Sound Studio) le permite colocar las escenas gore y violentas más pasadas de vueltas sin que el espectador se sienta agobiado o cansado y sí muy entretenido. Es como ver un corto de Looney Tunes solo que en imagen real.
Si hace tiempo que no veis una buena comedia de terror gore, me permito sugeriros este título, bastante popular en los 90 (por lo menos en mis 90), y preparaos para una buena dosis de sangrienta diversión.
Dejadme que os lleve, por un momento, al verano de 1994. Fue entonces cuando fui con un par de amigos a ver Braindead: Tu madre se ha comido a mi perro (Braindead, Peter Jackson, 1992), en un cine lleno de gente ansiosa por ver el sangriento espectáculo a punto de empezar. Lo recuerdo claramente porque la película me encantó y porque ligué con una chica mientras esperaba en la cola. De la chica ya no me acuerdo tanto, pero de la película sí: la compré en cuanto salió en vídeo y la proyecté un par de veces en el instituto.
Poco después de ver Braindead, un amigo me pasó grabadas en una cinta de vídeo las dos anteriores películas de Jackson, que también me gustaron mucho. Desde entonces me convertí en fan de Jackson, era uno de esos directores cuyas películas iba a ver sin pensarlo, sin saber de qué iban ni nada, me bastaba con saber que la había dirigido él y la fecha de estreno, igual que voy sin pensar a ver las películas de David Cronenberg o John Carpenter. Es por ello que me quedé sorprendido conmigo mismo cuando descubrí que no tenía muchas ganas de ver El Hobbit: Un viaje inesperado (The Hobbit: An Unexpected Journey, 2012).
Había disfrutado enormemente la trilogía El señor de los anillos, pero el retorno de Jackson a la Tierra Media no me tentaba nada verlo. Ya sabéis que el instinto (lo que me dicen mis tripas y mi intuición) es importante para mí a la hora de escoger que voy a ver, y ahora el instinto me decía que podía vivir perfectamente sin ver El Hobbit. Todo empezó cuando supe que de un libro de aventuras para niños de poco más de 300 páginas, Jackson iba a hacer dos épicas películas y que luego reconvirtió en trilogía (en una decisión por parte del estudio que no tiene absolutamente nada que ver con hacer más dinero, por supuesto que no), hinchando la historia original con material procedente de los apéndices de El señor de los anillos, así también esta nueva trilogía se conviertía en una precuela de la anterior cuando El Hobbit es anterior a El señor de los anillos.
A pesar de todo fui a ver El Hobbit y descubrí cómo había logrado Jackson convertir en trilogía un libro que no daba para tres películas, además de añadir materiales y personajes procedentes de otras obras de Tolkien: alargando cada secuencia hasta la extenuación.
Lo peor de la película queda ejemplificado al principio. Si habéis leído el libro en que se basa esta innecesariamente larga trilogía, empieza con Gandalf llegando a la casa de Bilbo Bolsón y arrancando así la historia sin perder mucho tiempo (al fin y al cabo, Tolkien lo escribió como diversión para sus hijos). El film arranca con un prólogo, que no está nada mal, pero en lugar de seguir luego con las aventuras de Bilbo Bolsón, nos lleva al principio de El señor de los anillos: La comunidad del anillo (The Lord of the Rings: The Fellowship of the Ring, 2001), dónde vemos a Frodo (Elijah Wood) y un viejo Bilbo (Ian Holm) prepararse para la fiesta. Es una escena que no aporta nada, aparte de tardar como diez minutos (o tres horas, según parezca) en poner a Bilbo detrás del escritorio y empezar a contar de una vez la historia de El Hobbit. Esto evidencia otro fallo: cambia el narrador omnisciente del libro por la primera persona, con lo cual el guiño que hace Jackson al texto de Tolkien resulta algo absurdo: Tolkien lo escribía para un público que todavía no había leído nunca sobre hobbits, pero en el film Bilbo lo escribe para Frodo y yo diría que Frodo tiene una idea bastante aproximada de qué es un hobbit y cómo son las casas donde viven.
Lo peor fue que esta escena tan, tan gratuita e innecesaria luego me llenó de impaciencia cuando al cabo de tres o cuatro horas por fin arrancó la película. ¿Por qué? Porque al haber visto al principio del film al Bilbo viejo con sus recuerdos de pasadas aventuras y viajes ya sabía lo que iba a pasar de inmediato, así que el tiempo que se pierde con "¿no acompañará Bilbo a los enanos? ¿O sí?" no hacía más que me removiera en la butaca del cine. Y lo peor es que se pierden minutos con canciones y prólogos y demás, para luego resolver el hecho de que Bilbo se marche con un rápido cambio de idea cuando se levanta por la mañana. Yo habría preferido que Jackson se ahorrara unas canciones y chistes de eructos y trabajar un poco más las motivaciones del personaje.
El resultado final es algo irregular. Disfruté con las escenas de acción y el material añadido de los apéndices está bastante bien y en el fondo (muy en el fondo) el film me gustó, pero muchas veces la película parece pararse por completo, recordando de que se han de llenar dos películas más y no puede acelerarse demasiado.
La otra pega que le encontré es que no sé por qué (supongo que el 3D [aunque fui a verla en 2D, ya que el 3D no me gusta porque me saca por completo de la película]) todo está muy iluminado. Así, la secuencia más memorable del libro (es la única que recuerdo, no soy muy fan de Tolkien que digamos), la competición de acertijos entre Bilbo y Gollum en la cueva, queda arruinada: la supuestamente oscura cueva de Gollum (Andy Serkis) está tan iluminada como si estuvieran en el exterior, de modo que no hay ni atmósfera ni nada (también hace que resulte raro que a Gollum le moleste la repentina luz del sol cuando en su cueva hay tanta luz como si fuera de día).
En fin, supongo que si no viniese de un director que me gusta tanto no estaría tan molesto. Iré a ver las otras dos, pero esta me ha dejado deseando que hubieran hecho una compacta y entretenida película de aventuras en un mundo de fantasía, en lugar de estas infladas épicas.