Llega ese momento del año en que todo quisqui se monta su maratón particular de películas de terror. Aquí no podemos ser menos y nos tiramos por el puente con todo el mundo. Sin embargo, he querido darle mi toque personal con un maratón que celebra una de las mejores décadas del género: los 80. No es que crea que antes y después no se han hecho obras maestras, pero es la década que hizo de mi un fanático del género. Os presento unas cuantas perlas surgidas en la época dorada de los calentadores, que os harán disfrutar de lo lindo con todo aquello que hizo grandes a los 80: litros de sangre, violencia injustificada, desnudos gratuitos y mala leche. Como siempre, podéis clicar en los títulos para leer artículos más extensos sobre estas maravillas.
Empezamos con una película que, para mí, es la esencia misma de lo que decía en la introducción. Originalmente filmada con el título de La maldición de Hamilton High, alguna mente privilegiada decidió estrenarla como si fuera una secuela de Prom Night: Llamadas de terror (Prom Night, Paul Lynch, 1980), pensando que así daría más dinero. Fue una maniobra estúpida e injusta, ya que Hello Mary Lou es un film muy superior a Prom Night y podría haber iniciado su propia saga. En todo caso, esta película es una auténtica joya. Su mezcla de humor negro, terror y mala leche la hace única, además de los diversos homenajes que se hacen al género. Su historia no es que sea nada del otro mundo, pero su ejecución la hace especial.
No se puede hacer un maratón de pelis de terror sin poner un slasher, menos aún cuando se centra en los 80, la década del slasher. La quema es uno de los primeros ejemplos del género, surgido a raíz del éxito de la clásica Viernes 13 (Friday the 13th, Sean S. Cunningham, 1980), aunque los productores insistan en negarlo y asegurar que habían ideado la historia de la película muchísimo antes. En fin, este film nos ofrece generosas dosis de diversión, gracias especialmente a los fantásticos efectos especiales que hiciera Tom Savini. Adolescentes de campamento, asesino enmascarado con ganas de venganza, espectadores ávidos de emociones fuertes: la combinación perfecta. Aseguraos de que sea la versión sin censurar.
Payasos asesinos (Killer Klowns from Outer Space, Stephen Chiodo, 1988)
Recuerdo que cuando vi por primera vez esta película en vídeo me pareció aterradora. Claro, entonces solo tenía ocho años, pero los payasos me daban miedo y estos payasos espaciales con su hilera de colmillos amarillentos, sus pieles arrugadas y sus malas intenciones me daban mucho miedo. Más tarde, cuando revisité el film en DVD, me sorprendió descubrir lo divertida que era. Y esto es algo muy típico del cine ochentero: la mezcla de comedia y terror era muy habitual (aunque no siempre funcionara). Lo que me pareció igual de cuando la vi con ocho años a cuando la vi con algunos cuantos años más, es que es una película muy imaginativa e interesante. Y me sentiré muy feliz si descubro esta maravilla a alguien que no la conozca.
Ahora nos ponemos serios con un clasicazo de tomo y lomo. Hellraiser representó en su momento un soplo de aire fresco en el género, ya que era una película de terror adulta que no implicaba un grupo de adolescentes haciendo "adolescenterías". Cierto, tras la segunda y la tercera entrega la saga fue perdiendo calidad de forma progresiva desde el momento en que cayó en manos de los Weinstein, reduciendo a Pinhead y compañía a simples villanos de turno. Pero eso no quita que la primera siga siendo una maravilla, aunque sus últimos minutos sean algo flojos, está llena de poderosas imágenes y momentos. También hay que mencionar la fabulosa banda sonora que compusiera Christopher Young, que seguramente mis vecinos odian ya que tengo tendencia a escucharla a un volumen muy alto (junto a la de la 2ª parte) mientras leo alguna novela o cómic de terror. La novela de Clive Barker en que se basa es una de mis favoritas.
El príncipe de las tinieblas (Prince of Darkness, John Carpenter, 1987)
La década de los 80 fue la mejor y más productiva de John Carpenter. El príncipe de las tinieblas es prueba de ello: con una localización y un presupuesto reducido, Carpenter se las arregla para crear una historia de terror cósmico de proporciones épicas. Esta es la segunda entrega de la trilogía del apocalipsis de Carpenter, como muchos ya sabéis, donde el maestro demuestra como puede mantener al espectador inquieto sin necesidad de grandes explosiones de sonido ni meter un susto cada cinco minutos. Es para darle un toque de clase al maratón.
Acabamos a lo grande, con una locura que solo podría haber tenido en lugar en los 80. Mezcla de ciencia ficción y terror, esta película es una montaña rusa de emociones, un viaje fantástico que nos tiene al borde del sillón de principio a fin. La poderosa presencia de Mathilda May la convirtió en una fantasía erótica recurrente para mí, que al igual que el resto de personajes me quedé hipnotizado por esta vampira espacial. La película definitiva sobre la fascinación masculina por la mujer, una épica de destrucción, terror y locura. Este homenaje al cine de la Hammer es para mí una obra maestra. Arrow ha editado la edición definitiva del film en una estupenda edición en dos discos y caja metálica (la de funda normal no trae segundo disco con la versión americana de la película), mejor que la de Scream Factory.