Pocos títulos castellanos son tan acertados como el de Demencia (Buio Omega, Joe D'Amato, 1979), porque si hay algo que abunda en esta película, además de escenas que pueden revolver el estómago del espectador con asombrosa facilidad, es demencia. Demencia y locura y perversión.
Frank (Kieran Carter) es un joven que vive una vida acomodada en su gran villa, disecando animales. Sin embargo, su felicidad se trunca cuando su guapa novia Anna (Cinzia Monreale) cae enferma y muere. Frank no sabe que la muerte ha sido provocada mediante magia negra por su ama de llaves, Iris (Franca Stoppi), la cual está enfermizamente enamorada de él. Frank decide robar el cadáver de Anna y disecarla, lo que iniciará su carrera como asesino en serie, ayudado siempre por Iris.
Más de 30 años después de que se estrenara, Buio Omega mantiene intacto todo su poder. Desde el principio, donde vemos a Iris con cara de satisfecha maldad pagando a una bruja para que le haga vudú a la pobre Anna (algo que no vuelve a aparecer en el resto de la película), el film nos sumerge en una atmósfera llena de locura, resultando en un film inquietante y perturbador. Y logra crear este efecto simplemente mostrando la enfermiza relación de sus protagonistas de forma realista y natural.
Atención a la falsa cita de Alfred Hitchcock |
El perverso triangulo amoroso proviene de la película de la cual Buio Omega es un pseudoremake: El tercer ojo (Il terzo occhio, Mino Guerrini, 1967). Aunque dejando de lado algunas semejanzas superficiales en el argumento, ambos filmes tienen poco o nada en común.
Por supuesto, este film de D'Amato es conocido hoy día principalmente por sus escenas gore, filmadas de una manera realista que te hace sospechar si no estás viendo en realidad una cinta snuff. Aunque personalmente lo que más me atrae de la película es la perversa relación entre Frank e Iris, así como las insinuaciones de incesto y necrofilia, es innegable que los momentos gore son tremendamente impactantes. Sin embargo, la única escena que me revuelve el estómago cada vez que veo esta película (y en Blu-ray es todo un desafío) es el momento en que Iris come una especie de estofado de forma repugnante, llenándose con gula la boca y dejando que la comida caiga en la cuchara desde la boca a medio masticar, ante la horrorizada mirada de Frank, que no para de tener flashbacks del cadáver que acaban de deshacer en ácido.
Es posible que, si no fuera por las escenas de sangre e higadillos, esta película estaría mejor considerada. Porque, más allá del gore, Buio Omega nos ofrece una malsana atmósfera que rezuma perversión y demencia (para volver al título castellano) y que hará las delicias de los y las más perversos/as. No sé que pensaréis de mí al decir que disfruto viendo esta película, pero a pesar de ello me parece un film fantástico en su versión sin censurar (titulada solo Buio Omega o Beyond The Darkness en inglés [título que aparece en el Blu-ray])