28 nov 2019

Gymkata

Recuerdo que cuando vi Batman: La LEGO película (The LEGO Batman Movie, Chris McKay, 2017), fui el único que se rio en la sala con la referencia a Gymkata (Robert Clouse, 1985). Algo que me sorprendió, ya que pensaba que Gymkata era una película de culto legendaria bastante conocida. Pero, tal vez, no es tan conocida como pensaba. También pensaba que le había dedicado una entrada cuando la vi hace años, pero recientemente un lector me preguntó por ella por e-mail y descubrí que, a pesar de estar convencido de que le había dedicado un artículo, resulta que no lo había hecho. Supongo que es consecuencia de llenarme la cabeza de celuloide radioactivo. De todos modos, hoy llenaré un gran hueco en este blog con Gymkata, una obra maestra del cine basura. De nada.

Puede que lo más soprendente de esta película es que no es una oscura cinta de bajo presupuesto o una de las desmelenadas producciones de la Cannon. Gymkata fue estrenada por la Metro Goldwyn Mayer, producida por Fred Weintraub y dirigida por Robert Clouse, ambos responsables del clásico Operación dragón (Enter the Dragon, 1973). Es tal vez por eso que el argumento de Gymkata tiene bastante en común con la mejor película protagonizada por Bruce Lee. Un argumento que se inspira en una novela de Dan Tyler Moore titulada The Terrible Game publicada en 1957. Pero su argumento no es lo que acabó convirtiendo Gymkata en una película de culto. Todo empezó con Kurt Thomas.

Kurt Thomas fue un campeón de gimnasia de enorme talento que incluso creó algunos movimientos que todavía hoy llevan su nombre. Y alguien pensó que era una buena idea intentar convertirlo en una estrella del cine de acción. Para ello, se convierte al protagonista que interpreta Thomas en un experto en el mortal arte del gymkata: una mezcla de gimnasia y artes marciales inventada para la película. Thomas era un atleta de enorme talento, pero como actor era un negado. Su cara de pánfilo y su mullet extremo ochentero de vergüenza ajena no es precisamente un look que grite héroe de acción. Su nulo talento como actor sumado a su cero carisma tampoco ayuda, claro.

La anterioremente mencionada The Terrible Game se adaptó a los 80, sin muchos cambios, así que el argumento es bastante absurdo: Thomas, como Jonathan Cabot, se ha de infiltrar en un país inventado para convencer a su rey que permita que se instale un satélite de aviso de ataque nuclear, por si acaso esos malditos rusos atacan a traición. Para tal efecto, Cabot debe jugar El Juego, una especie de gincana en la que si fallas una prueba te matan de un flechazo. Cabot tiene otro motivo para participar: su padre lo hizo y fue su muerte.

Con un argumento más ochentero que unos calentadores, la película arranca ofreciendo al espectador momento absurdo tras momento absurdo. Algunos que resulta incomprensible que nadie pensara que fueran una mala idea, como un largo plano de la entrepierna de Thomas mientras sube unas escaleras con las manos. Otros momentos absurdos son originados por el guion. Por ejemplo, en la presentación de la chica de la película, la previa a la película modelo de Playboy Tetchie Agbayani, se dice: "Su historia es muy interesante: su madre era indonesia" y ya está. Al parecer, simplemente el hecho de que su madre era indonesia es lo que hace que sea interesante. Abundan sobretodo los momentos involuntariamente cómicos: un agente dice, después que alguien le tire agua a la cara a Thomas, "hay un poco de sentimiento antiamericano", tras lo cual es asesinado de un flechazo como si fuera un gag de Aterriza como puedas (Airplane!, Jim Abrahams, David Zucker, Jerry Zucker, 1980).

Por supuesto, el nivel de risión aumenta una vez el personaje de Kurt Thomas llega a su destino y se prepara para el juego. Sobretodo porque, en las escenas de acción, se las arreglan para que haya barras y potros en los que Thomas pueda saltar y girar a gusto, aunque la escena transcurra en la plaza de un pluebo. También aumenta el reparto, cuya más notoria incorporación es Bob Schott, una bestia parda que parece una montaña de carne animada por un científico loco. Más inexpresivo que Thomas, Schott deambula con una perpetua cara de mala leche y sirve como uno de los villanos de la función. El otro gran villano es Zamir, interpretado por Richard Norton. Uno de esos malos malísimos, que a cada oportunidad que tiene de matar a Jonathan Cabot de un flechazo escoge otro método tan retorcido como inútil.

El Juego, como ya hemos dicho, es poco más que una gincana, con el añadido de unos tipos encapuchados esparcidos por la ruta, unos pobres bastardos que se pasan horas aguantando flechas para señalar por dónde han de ir los competidores. Pero hay un tramo que sí destaca, que transcurre por el interior de un pueblo en el que viven todos los locos y criminales dementes de la zona. Es una larga, larga secuencia que presenta momentos que te dejan con el culo torcido, como el hombre con dos caras o el monje que va con el culo al aire.

Ideal si disfrutáis con peliculones como Invasión USA (Invasion U.S.A., Joseph Zito, 1985), Gymkata es cutreacción ochentera de calidad, divertida de principio a fin. Como decía al inicio del artículo, una obra maestra.


4 comentarios:

Anónimo dijo...

Excelente crítica. Me dejaste perplejo con ese dato relacionado a "Operación dragón", la mejor de Bruce Lee, sin dudas. Gymkata la vi hace 30 años más o menos, y si será buena, que todavía recuerdo los flechazos, los cortes de soga a quienes cruzaban el cañadón, y por supuesto, las escenas en esa comarca medieval en la que todos sus vecinos estaban locos: lo mejor de la película. Si no fuera una película de culto, no recordaría ni la mitad de las cosas. Gracias por el aporte, Raúl. Qué bueno que mantengas viva la llama del cine berreta.

Raúl Calvo dijo...

Es mi misión en la vida, asegurarme que delicias como Gymkata no queden en el olvido. Gracias a ti por leer.

Anónimo dijo...

El sábado pasado vi "Detrás de la puerta (1989)". Lo mejor que tiene es esos serbios chiflados que viven en aldeas. En Gymkata sucede lo mismo con la aldea de los locos. El cine de terror bizarro debería considerar estos aspectos. Hay algo en esas culturas que nos generan sensaciones muy raras. Me encantó la crítica.

Raúl Calvo dijo...

Yo diría que el pueblo de los locos es un clásico en el cine de serie B, como manera también de reflejar la extrañeza que nos provoca lo desconocido. Un saludo.