18 abr 2025

La leyenda de los ocho samuráis (Satomi hakken-den)

 


 

La productora Toei buscaba qué nuevas tendencias habría en el mercado cinematográfico, cuando un grupo de ejecutivos junto al director Kinji Fukasaku vieron en Estados Unidos La guerra de las galaxias (Star Wars, George Lucas, 1977). Impresionados, decidieron rodar su propia space opera, que llegaría antes a las pantallas japonesas que el film de George Lucas: Los invasores del espacio (Uchu kara no messeji aka Message from Space, Kinji Fukasaku, 1978). Unos pocos años más tarde, Kadokawa había desarrollado un novedoso sistema de producción en Japón, utilizando su rama editorial como punto de partida para crear películas basadas en los libros y mangas que publicaban, así como publicar libros y mangas basados en sus éxitos de taquilla. Y fue así que Fukasaku se vio al frente de La leyenda de los ocho samuráis (Satomi hakken-den, 1983), una adaptación de Nansō Satomi Hakkenden, la misma épica literaria que había servido de base para Los invasores del espacio, solo que ahora dentro del género de la fantasía y que se suponía se basaba en la adaptación modernizada que iba a publicar Kadokawa (si bien se escribió al mismo tiempo que el guion de la película).

La princesa Shizu (Hiroko Yakushimaru) debe huir de su hogar cuando el castillo del clan Satomi es atacado por el ejército del malvado clan Hikita, liderado por la hechicera Tamazusa (Mari Natsuki) y su hijo/amante Gonnokami Motofuji (Yûki Meguro). Shizu, última superviviente, jura vengar la muerte de su familia y acabar con el clan Hikita. Pero para vencer al demoníaco clan, que domina los poderes de la oscuridad, Shizu necesitará la ayuda de ocho guerreros que poseen una joya que los identifica como uno de los "guerreros perro". El origen de cada uno y por qué son llamados "guerreros perro" es bastante complejo, todo se remonta a un siglo antes y resultará incomprensible si no veis la película. Ved la película.

El encargo que le hizo Kadokawa a Kinji Fukasaku era hacer algo del estilo de los blockbusters de la época provenientes del cine americano como las aventuras de Indiana Jones, Flash Gordon (Mike Hodges, 1980) y las fantasías de espada y brujería surgidas a partir del éxito de Conan, el bárbaro (Conan the Barbarian, John Milius, 1982). Fukasaku empezó a darle cuerpo al encargo en apariencia, porque lo que hizo Fukasaku es una película más subversiva y atrevida que los modelos se supone que tenía que imitar. De ahí que, sin entrar en detalles, el final que parece creado pensando en el público occidental, incide también en ese dedo medio alegórico que Fukasaku gustaba dedicar a las autoridades.

Satomi hakken-den puede parecer a simple vista una habitual fantasía samurái, pero ofrece escenas que casi parecen ir en contra del propio género. Para empezar, los héroes no son samuráis nobles, sino un irregular grupo de personajes que son, en cierto modo, extraños en su entorno o que se ven obligados a marchar del mundo que conocen antes de descubrir su misión con la princesa Shizu. Pero, además, Fukasaku llena la película de escenas y momentos que no veríamos nunca en alguna de las películas producidas por Steven Spielberg, como una de mis escenas favoritas que es cuando la malvada Tamazusa se sumerge en una piscina de sangre para recuperar las fuerzas o el descubrimiento de un demonio-insecto contra el que deben luchar los protagonistas.

La novela épica original transcurría en el siglo XIV, si bien la película de Fukasaku parece transcurrir en algún momento del siglo XVII o XVIII, que el director llena de detalles anacrónicos, como un mural inspirado en El Beso de Gustav Klimt que adorna una pared y sirve como contrapunto a una de las tramas, así como la utilización de canciones rock que hoy día no podrían sonar más ochenteras. Pero todo sirve para reforzar este mundo de fantasía que creó el director, no es una típica épica histórica que busque el realismo.

Este el punto fuerte de la película, que rezuma fantasía y es constantemente entretenida. La trama que hoy día puede resultar ya muy familiar está desarrollada de forma tan imaginativa que es difícil no dejarse seducir y dejarse llevar por la aventura de otro mundo que nos propone Fukasaku. Para aquellos que solo conozcan a Fukasaku como el director de la clásica Battle Royale (Batoru rowaiaru, 2000), es un modo tremendo de empezar a explorar la rica filmografía de este director.

 

11 abr 2025

Tráfico de menores (Enigma rosso)

 


 

En el artículo sobre la trilogía Bajo el vestido, nada explico que el giallo no es un género dado a secuelas y continuaciones. Lo que encontramos son trilogías temáticas, como la trilogía animal de Dario Argento, que lo único que comparten es que se nombra un animal en el título, sin otro punto en común. El director Massimo Dallamano construyó también lo que tenía que ser una trilogía personal, con el tema en común de "adolescentes en peligro". Dallamano falleció antes de poder completar el que iba a ser el tercer título, Alberto Negrin acabó siendo el director de Tráfico de menores (Enigma rosso, 1978).

El cadáver de la joven Angela Russo aparece envuelto en plástico en la orilla de un rio. El inspector Gianni Di Salvo (Fabio Testi) se encarga de la investigación, centrándose en las amigas de Angela Virginia (Silvia Aguilar), Paola (Caroline Ohrner) y Franca (Taida Urruzola). Las cuatro formaban un grupo que era conocido en el colegio como "las inseparables". A medida que Di Salvo investiga se hace evidente que las muchachas estaban envueltas en algo turbio, algo que está provocando muchas muertes alrededor del caso y que ellas estén amenazadas por alguien que se identifica como Némesis.

El productor Leo Pescarolo estaba interesado en resucitar el éxito de ¿Qué habéis hecho con Solange? (Cosa avete fatto a Solange?, Massimo Dallamano, 1972) con una película que fuera una secuela o un remake, por ello acudió a Dallamano para involucrarlo en el proyecto. Dallamano ya había dirigido Corrupción de menores (La polizia chiede aiuto, 1974), en principio no estaba entusiasmado por volver a tratar otra vez el mismo tema. El director se encontraba entonces enfermo de cáncer de pulmón, lo que tal vez explica su desilusión con el cine y su poco interés en volver al mismo tema otra vez. El productor Pescarolo, cínicamente, le pidió al guionista Franco Ferrini que siguiera trabajando en el guion, ya que se imaginaba que Dallamano no acabaría el proyecto debido a su delicada salud. Pescarolo, tras la muerte de Dallamano, eligió como director a Alberto Negrin, un director que se ha centrado casi exclusivamente en la televisión, eso sí dirigiendo grandes miniseries y telefilmes de prestigio. Negrin estaba interesado en hacer algo para el cine y le atraía la idea de hacer un giallo incluyendo algún toque social. Por otro lado, cabe mencionar que la película se rodó en España, así que nos encontramos diversos rostros familiares para los aficionados al fantaterror en el reparto como Helga Liné, Jack Taylor y Silvia Aguilar.

No sabremos nunca cómo habría sido la versión de Dallamano de Tráfico de menores, pero en la versión que finalmente se estrenó se pueden reconocer elementos argumentales tanto de Solange como de Corrupción de menores. El grupo de amigas que esconde un secreto y otros detalles que revelarían demasiado de la trama provienen de Solange, mientras que el policía protagonista y el tono y estilo más oscuro y sórdido provienen de Corrupción de menores. Por supuesto, se repiten las escenas de duchas en vestuarios que aparecen tanto en Solange como en Corrupción de menores. Pero a la dirección de Negrin la falta la energía de Dallamano, lo que hace que visualmente no esté tan conseguida como las dos películas precedentes. Otro problema fue que la falta de presupuesto hiciera que el rodaje se tuviera que interrumpir y finalizar luego rápidamente, dejando algunos detalles de la trama sin explicar debido a que no se pudieron rodar las escenas necesarias para hacerlo.

Pero a pesar de sus defectos, Tráfico de menores es un giallo por lo menos entretenido. No se puede comparar con los grandes clásicos del género, claro, pero no deja de tener mérito. Sus 85 minutos de duración se pasan bastante rápido y su conclusión es bastante memorable, a pesar de los cabos sueltos mencionados. No es un film para el espectador casual, pero sí que resultará efectivo para los fans del género que necesiten su dosis de giallo


4 abr 2025

Devil Fetus (Mo toi)

 


 

Nunca habría pensado que llegaría un momento en mi vida en que si alguien me preguntara si he visto alguna película con un feto asesino, podría contestar que, de hecho, he visto varias. Y, sí, el feto diabólico que se menciona en el título en inglés de Devil Fetus (Mo toi, Hung-Chuen Lau, 1983) solo aparece unos segundos en pantalla, pero cuenta lo mismo, creo yo. Además, está película tiene mucho más delirio, locura y terror que ofrecer al espectador además de la breve aparición de un feto diabólico.

Aquí es normalmente donde hago una sinopsis de la película sobre la que se centra el artículo. Pero para llegar al centro de la trama tendría que hacer muchos destripes, debido a la episódica manera en que se construye. Se puede decir que todo arranca cuando la abuela Cheng (Sha-Fei Ouyang) acompañada de una de sus nueras asiste a una subasta benéfica. Cuando se pone en subasta una extraña figura de jade, la nuera se ve forzada a comprarla después de que parezca que la figura se gira para mirarla directamente. A partir de aquí tiene lugar toda una serie de fenómenos extraños, muertes grotescas, violaciones demoníacas, posesiones y batallas místicas con demonios.

El director Hung-Chuen Lau ha ejercido principalmente como director de fotografía, trabajando con directores como Ringo Lam y Sammo Hung. El talento de Lau se demuestra en cómo consigue que esta película de bajo presupuesto tenga un aspecto fantástico, dando la impresión de que fue mucho más cara de hacer de lo que fue en realidad. El hecho de la lógica narrativa sea secundaria realmente no importa, cuando el director nos regala secuencia fantástica tras secuencia fantástica. Mete en una batidora influencias occidentales y orientales para crear un cóctel de momentos terroríficos, surrealistas y delirantes. Tenemos lo que es en realidad el prólogo, lo que sucede después de que se compra la figura de jade, que nos ofrece ya un par de escenas impactantes. Luego, el desarrollo de la historia, con las posesiones, es más tranquilo pero igualmente contiene momentos ojipláticos. Y llegamos a la última media hora de la película, una de las más increíbles y alucinantes que os podréis encontrar en esta y tres o cuatro realidades más. Para añadirle surrealismo, la banda sonora de la película está llena de temas cogidos de las bandas sonoras de otras películas, sin pagar derechos por supuesto, como, por ejemplo, Humanity -Pt. 1 que Ennio Morricone compuso para la obra maestra La cosa (The Thing, John Carpenter, 1982).

Aunque la historia que se cuenta en el fondo es una historia de posesiones, está contada de manera que te provoca esa deliciosa sensación de no saber qué pasará a continuación. ¿Qué nueva secuencia demencial tiene planeada el director? Y cuando alguien que ha visto cosas como Death Bed: The Bed That Eats (George Barry, 1972)The Seventh Curse (Yuen Chun Hap yu Wai See Lee, Ngai Choi Lam, 1986) o Seeding of a Ghost (Zhong gui, Kuen Yueng, 1983) os dice que Devil Fetus es imprevisible, no es algo que se dice a la ligera. Devil Fetus es más efectiva porque, como ya he dicho, Lau era un director con un gran talento para lo visual, lo que hace que sea doblemente efectiva. En definitiva, una joya del cine demente muy recomendada a los que no tengan miedo de adentrarse en el lado más salvaje del cine, que ahora se puede disfrutar sin censura.