Cualquiera que haya leído la excelente novela de Peter Straub Fantasmas, sabrá que es un texto complicado de llevar a la gran pantalla debido a su complejidad narrativa de historias dentro de historias. Sin embargo, Universal lo intentó y a principios de los 80 estrenó Historia macabra (Ghost Story, John Irvin, 1981).
En la pequeña ciudad de Milburn reside la sociedad Chowder, un grupo de viejos amigos que se reúne para contarse historias de miedo. La sociedad está formada por Ricky Hawthorne (Fred Astaire), Sears James (John Houseman), el doctor John Jaffrey (Melvyn Douglas) y Edward Charles Wanderley (Douglas Fairbanks Jr.). Todos ellos acosados por pesadillas. Pesadillas que tomarán cuerpo cuando el hijo de Edward muera en misteriosas circunstancias. Cuando su otro hijo, David (Craig Wasson) regrese al pueblo para el entierro, lo hace sabiendo que una extraña mujer, Alma (Alice Krige), es tal vez la responsable de la muerte de su hermano. Una mujer que de alguna forma está relacionada con la sociedad Chowder.
Para juzgar con cierta ecuanimidad esta película, lo mejor es verla cuando la novela se tenga un poco olvidada (en caso de que se haya leído, claro, de otro modo no hay problema). Juzgarla por sus propios méritos como película. Desde este punto de vista, Historia macabra es un film interesante pero en última instancia fallido.
Los fallos no se encuentran en el excelente reparto, tremendamente efectivo y que realiza un gran trabajo, tanto los veteranos como los entonces recién llegados. El problema que tiene el film es de atmósfera, sobretodo en el clímax donde no se crea la tensión que seria de esperar. Hay momentos de impacto, reforzados por el soberbio trabajo de efectos de maquillaje del veterano Dick Smith (con el que trabajó un joven Rick Baker), pero estos momentos están aislados y no resultan liberadores de tensión acumulada, ya que el director, como he dicho, no consigue crear ninguna tensión. Eso sí, el look del film está muy conseguido, gracias al holgado presupuesto con que contaban para rodar la película.
A pesar de todo, de que no es una película muy efectiva como cinta de terror, tiene sus momentos de interés y tampoco es que sea un film aburrido. De todos modos, si no se ha leído la novela en que se basa, casi es mejor ir directamente al libro y saltarse la película.
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