Tras estar recientemente expuesto a lo mejor que puede dar de sí la ciencia ficción con Interstellar (Christopher Nolan, 2014), decidí que sería interesante recordar algo, digamos, menos logrado: Saturno 3 (Saturn 3, Stanley Donen, 1980), una de esas películas cuya historia de cómo se hizo es más interesante que el resultado final.
Saturno 3 fue un film producido al calor de grandes éxitos con elementos de ciencia ficción como La guerra de las galaxias (Star Wars, George Lucas, 1977) y que acabó siendo un galáctico fracaso a todos los niveles. Antes de seguir adelante he de mencionar la labor de Gregory Moss que en su extenso artículo Something Is Wrong On Saturn 3 - Makinf Of Saturn 3 y en el audiocomentario que ofrece en la edición en Blu-ray de esta película explica todo lo que uno podría querer saber sobre cómo se hizo esta "épica".
Todo empezó con el diseñador John Barry, el diseñador de producción en películas como la mencionada La guerra de las galaxias y La naranja mecánica (A Clockwork Orange, Stanley Kubrick, 1971). Barry tuvo la idea para hacer una modesta película de bajo presupuesto centrada en el conflicto de tres personajes: una idílica pareja cuya existencia se ve alterada por la llegada de un psicópata y su robótico ayudante. Barry consiguió que el veterano productor/director Stanley Donen se interesara en el proyecto y Donen sugirió que el propio Barry la dirigiera. Se encargó al prestigioso escritor Martin Amis el guion y todo parecía ir sobre ruedas.
Las cosas empezaron a torcerse cuando el productor Lord Lew Grade, que financiaba el proyecto, consiguió que la entonces popular Farrah Fawcett aceptara interpretar la protagonista femenina. Esto hizo que automáticamente el presupuesto aumentara y pasara de ser una modesta película de bajo presupuesto a una gran producción. El tercero en discordia (en la película) sería interpretado por Harvey Keitel. Y el protagonista masculino recaería en Kirk Douglas, que por aquel entonces 64 años.
Aunque la diferencia de edad entre Alex, el personaje femenino, y Adam, el masculino, se mencionaba en la historia original, era un diferencia mucho, mucho menor. Douglas se encontraba en una fase de reafirmación masculina, intentando demostrar que no era un viejo y prestándose con alegría a escenas en las que tuviera que aparecer desnudo. Justo lo contrario que Fawcett, que se negó a realizar prácticamente todos desnudos que le pedían. Así, los adolescentes que iban a ver la película esperando encontrarse con la estupenda Farrah en plan Barbarella, se encontraban en cambio con un veterano actor correteando desnudo por los pasillos de Saturno 3.
Aunque creo que los que realmente salieron perdiendo fueron Amis y Keitel. El guion de Amis fue reescrito incontables veces por diversos guionistas no acreditados, así que parece que él es el culpable del terrible guion. Y Keitel vio como su interpretación se destrozaba al ser doblado por el actor inglés Roy Dotrice, cuyo monótono tono acaba dando la sensación al espectador que Benson es el hombre más aburrido de la galaxia en lugar del amenazador psicópata que se supone que es.
El conflicto entre Douglas y Fawcett y las añadidas preocupaciones de encontrarse enfangado en una gran producción en lugar de la modesta película de bajo presupuesto que había imaginado, hizo que Barry acabara abandonando la película y Donen, que no es el primer nombre que se te ocurre como director de una cinta de ciencia ficción, acabó dirigiendo esta película condenada al desastre.
Porque la película es un desastre, pero un desastre interesante. Si bien el pésimo guion infinitamente reescrito no resulta atractivo, tiene algunas ideas que sí lo son y que hubiera sido interesante ver mejor desarrolladas. Las pinturas matte y algunos efectos son muy flojos y no resultan demasiado convincentes (comparada con otras películas de la época o incluso anteriores, no desde una perspectiva moderna), los decorados interiores y el malvado robot asesino sí que lo son. Y la banda sonora de Elmer Bernstein es formidable.
Por supuesto, lo que más salta a la vista son las terribles interpretaciones. Fawcett, a la cual le había gustado mucho el guion original pero no estaba muy contenta con lo que se estaba filmando, da la sensación de que simplemente quiere acabar las escenas lo más rápido posible y olvidarse de todo el asunto. Douglas está obsesionado en mostrar lo viril y capaz que es a pesar de su edad y no parece muy interesado en dotar de emociones a su personaje, dejando de lado el hecho de que era demasiado viejo para el papel. Y, bueno, como ya he dicho, no se puede culpar a Keitel de que su personaje parezca un zombi somnoliento, sino al doblaje de Dotrice.
Saturno 3 no es una buena película, pero no es aburrida. Lo cierto es que resulta entretenido ver a tanto nombre de prestigio metido en lo que parece, a pesar del presupuesto, una absurda serie B. Además, es bastante corta, así que uno pude permitirse el lujo de "perder el tiempo" viendo esta tontería cósmica que proporciona algunos momentos de comedia involuntaria bastante divertidos.
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