Para los dos o tres interesados, hoy un nuevo ejemplo de rocksploitation: Estela de sangre (Blood Tracks, Mats Helge (con el nombre Mike Jackson), 1985), que contó con la participación de la banda de glam metal Easy Action. Una delicatessen para los aficionados al cinéma de merde.
Un grupo de glam metal planea grabar un videoclip para su último éxito. Deciden hacerlo en un lugar remoto y apartado y pasa lo de siempre: son atacados por una familia de caníbales mutantes. Empieza entonces una brutal lucha por la supervivencia para ver quiénes son los melenudos que sobreviven.
No os voy a engañar: esta película es muy mala. Pero es lo bastante mala como para resultar bastante divertida y provocar alguna carcajada con sus diversos toques absurdos. Mi favorito es cuando al policía protagonista, John (Jeff Harding), su jefe le da una escopeta porque ha habido una avalancha "y nunca se sabe". Caray, no sabía que las avalanchas eran así de peligrosas. También me gusta mucho como uno de los personajes tiene todo el tiempo la cara cubierta de sangre aunque se la limpia en diversas ocasiones. En todo caso, el film se ve beneficiado de unas interpretaciones atroces. Según IMDB, los miembros de la banda no habían actuado nunca y para superar la vergüenza ante las cámaras se emborrachaban, así que la mayoría del reparto interpretó la película pedo. No sé si será verdad, pero habiendo visto la película no me extrañaría.
Por otro lado, Blood Tracks está llena de errores de principiante. El más grave (o el que causa mayor confusión al espectador) es no establecer una geografía clara del lugar donde transcurre la acción. La cabaña donde se aloja la banda, las groupies y el equipo de rodaje a veces parece estar muy cerca y otras muy lejos de la fábrica donde residen la familia asesina. Familia asesina que, por cierto, tampoco se entiende que tengan ese aspecto de mutante radioactivo cuando se supone que son gente normal que se instala a vivir en las montañas hace 40 años, cuando, con la obvia excepción de la madre, son niños.
La película tuvo la suerte de ser editada en plena fiebre videoclubera, único lugar en que una película como esta podría sobrevivir. Pero como ya he dicho, te puede hacer reír por lo mala y ridícula que es, además de que la música no está nada mal.
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