D-Tox, como es conocida en Europa, cuenta la historia del agente del FBI Jake Malloy (Sylvester Stallone), que persigue a un asesino en serie cuyas víctimas son agentes del orden. Después de que el asesino mate a su prometida Mary (Dina Meyer), Malloy participa en una operación de la policía y los federales tras encontrar la guarida del asesino. Malloy descubre que el asesino se ha suicidado y le ha robado la venganza que deseaba, entonces el agente del FBI cae en una espiral de alcoholismo que culmina con un intento de suicidio. Su compañero y amigo Hendricks (Charles S. Dutton) lleva a Malloy a un centro de desintoxicación para policías, en una aislada zona montañosa. Al poco de llegar Malloy, los pacientes empiezan a ser asesinados uno a uno. Aislados por una gran tormenta de nieve, Malloy y el resto deberán descubrir quién es el asesino si esperan llegar con vida al día siguiente.
La película mezcla elementos del cine de misterio (ya he mencionado Los diez negritos), el thriller y el cine de terror. La ambientación en un antiguo manicomio le da un gran toque gótico, enfatizado por la tormenta de nieve. El reparto es de lujo, además de los mencionados Stallone, Meyer y Dutton, cuenta con Robert Patrick, Tom Berenger, Stephen Lang y Kris Kristofferson, por mencionar solo unos cuantos. El film lo tenía todo a favor, pero se descarriló cuando Universal empezó a preocuparse cuando un primer pase de prueba fue mal. Tras forzar toda una serie de cambios la película tampoco pasó con buena nota otro pase de prueba y Universal la dejó en la estantería unos años para luego estrenarla de forma limitada en Estados Unidos para ir luego directamente a DVD, mientras que en Europa se estrenó en cines con una distribución más normal.
¿Qué fue lo que complicó tanto la vida de Gillespie y acabó gafando el film? La versión sin estrenar que aparece en la edición en Blu-ray de MVD nos ofrece una pista: la estructura. Antes que nada, aclarar que esta versión es más bien una versión de trabajo que una versión definitiva, como indica que tiene una secuencia de títulos de crédito provisional (con el título Detox) y no tiene créditos finales. Lo que diferencia esta versión de la estrenada en cines es que esta versión provisional tiene una estructura de flashbacks, mientras que la estrenada en cines tiene una estructura más lineal.
Tenéis que tener en cuenta que esta película se rodó a finales de los 90. Hoy día una película con flashbacks o narraciones paralelas no sorprende a nadie, pero en el momento en que se rodó D-Tox los ejecutivos de Universal pensaron que el gran público no podría seguir la trama, que se le haría demasiado complicada. Eso significa que en la versión cinematográfica no llegamos al centro de desintoxicación y al inicio de la trama hasta pasados casi 25 minutos. La versión del director arranca con la llegada al centro de Malloy, mientras conocemos a los personajes vamos viendo mediante los flashbacks lo que provocó que Malloy tuviera que ser ingresado en este centro. De este modo, la versión del director es más eficiente desde un punto narrativo, alternando entre conocer a los personajes y la acción del pasado. En la versión cinematográfica se arranca con los elementos más de thriller, luego frena para conocer el ambiente y a los personajes del centro, para arrancar de nuevo con los elementos más de misterio y terror.
Este film llegó en un momento en la carrera de Stallone en el que este intentaba romper con la imagen de héroe de acción musculado que se había construido en los 80 participando en películas como Cop Land (James Mangold, 1997). D-Tox se aparta de los títulos de acción para ofrecer algo que exigía más interpretación por parte de Stallone en un género en el que los espectadores no estaban acostumbrados a verle. Creo que esto también influyó en la recepción que tuvo la película, ya que no cumplía las expectativas que muchos tendrían al ver a Stallone como protagonista.
Claro, en la recepción que tuvo la película también influyó que no es una película muy buena. Dicho esto, a medida que me hago mayor me voy haciendo más tolerante y ahora puedo disfrutar de la película por los elementos que sí funcionan: reparto y ambientación. Ya lo he dicho en otra ocasión, para mí D-Tox hace muy buena pareja con Cazadores de mentes (Mindhunters, Renny Harlin, 2004). Son títulos que no recomendaría pero que, cuando no tengo nada mejor que hacer, pueden contribuir a hacer una tarde de domingo más soportable. Posiblemente porque, repito, siento debilidad por este tipo de historias en las que un grupo de personajes se encuentran en un lugar aislados y son eliminados uno a uno. Aunque no puedo evitar preguntarme qué habría pasado si D-Tox se hubiera rodado unos años más tarde.