28 dic 2021

Ebola Syndrome (Yi boh lai beng duk)

 

No acabo de estar seguro de si este es el mejor momento o el peor para ver Ebola Syndrome (Yi boh lai beng duk, Herman Yau, 1996). ¿Hay algún momento ideal para ver una salvajada delirante como Ebola Syndrome? Claro que sí, si se es aficionado al cine salvaje y extremo siempre es momento para ver esta maravilla, haya pandemia o no.

Kai (Anthony Chau-Sang Wong) no se podría considerar un ciudadano ejemplar: después de cometer un triple asesinato, huye a Sudáfrica. Diez años después, Kai está harto de su trabajo, su jefe y su vida allí. Un día, en un viaje para comprar carne para el restaurante, Kai descubre a una nativa moribunda y decide violarla. Sin ser consciente de ello, Kai se contagia de ébola, pero sin experimentar ninguno de los síntomas, convirtiéndose así en portador de la enfermedad, contagiando a todo aquel que entra en contacto con alguno de los fluidos que segrega su cuerpo. Tras cometer otra pequeña masacre y contagiar a decenas de personas al servirles carne humana (sí, has leído bien), Kai regresa a Hong Kong, donde sigue dejando un rastro de muerte a su paso.

Ebola Syndrome es punk. Es cruel, nihilista, brutal y sangrienta, buscando continuamente confrontar y provocar al espectador con sus escenas ultraviolentas. Es también muy divertida, cargada de un humor más negro que un charco de petróleo en una cueva subterránea. Su naturaleza excesiva provocó que fracasara en taquilla en su día y también hizo que se convirtiera en un film de culto. La película de Yau se estrenó hacia el final de la moda de las películas de categoría III en Hong Kong. Bajo esa clasificación se habían estrenado una larga lista de películas cargadas de sangre, sexo y violencia, acabando por saturar al espectador y que ya nada le impresionara. Fuera de Hong Kong, la película fue circulando en versiones censuradas, pero a pesar de los cortes, no se podía eliminar la locura y el desenfreno que impregnan cada fotograma de Ebola Syndrome.

Ahora, cortesía de Vinegar Syndrome, se puede disfrutar de esta película en toda su gloria. Verla ahora puede servir como una manera catártica de enfrentarse a la ansiedad provocada por la pandemia COVID. O disfrutarla simplemente como la genial comedia negra ultraviolenta que es, si bien debo advertir que no es apta para personas con gustos sensibles y delicados. Pero si estás leyendo esto no creo que sea tu caso.

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