El inicio de la década de los 70 del siglo XX en Estados Unidos fue satánico. El verano del amor hippy llegó a un abrupto final con los crímenes de la Familia de Charles Manson, también había aumentado el interés creciente por la exploración espiritual de la New Age. Sumado al enorme éxito en taquilla de La semilla del diablo (Rosemary's Baby, Roman Polanski, 1968) y todo ello explica que el satanismo se pusiera de moda brevemente en USA, haciendo populares personajes como Anton LaVey, fundador de la Iglesia de Satán. Eso se tradujo en un gran número de películas de terror satánicas que dominaron el género durante los primeros años 70. Luego, el satanismo desaparecería o pasaría a un segundo plano hasta que en los 80 del siglo XX se desató el Satanic Panic en Estados Unidos. De entre las muchas películas satánicas estrenadas en los 70, La hermandad de Satán (The Brotherhood of Satan, Bernard McEveety, 1971) es una de las mejores y más desconocidas.
Ben (Charles Bateman) y Nicky (Ahna Capri) están de vacaciones celebrando el cumpleaños de la hija de Ben K.T. (Geri Reischl). Tras ver un coche accidentado en la carretera deciden detenerse en un pueblo para informar del accidente, pero el sheriff (L.Q. Jones) parece más interesado en ellos que en el accidente y cuando la gente sale de sus casas para lanzarse sobre la pareja, esta decide salir a toda prisa del pueblo. Sin embargo, muy pronto descubren que no pueden salir del pueblo y se encuentran atrapados en una pesadilla junto al resto de la población.
La hermandad de Satán consigue, desde los primeros minutos, crear una sensación de desasosiego e inquietud, con una escena en la que no sabes exactamente lo que está pasando hasta que parece que un tanque de juguete está destruyendo un coche matando a los pasajeros de forma horrible. A medida que los protagonistas se ven inmersos en lo que sucede en este pueblo atrapado y aislado del resto del país, crece la sensación de paranoia y angustia por lo que va a suceder. Es una lástima que Columbia decidiera cambiar el título original Come in Children, ya que no revelar a los responsables hasta el momento en que la película lo hace podría haber aumentado el suspense. De todos modos, el film cuenta con una inquietante atmósfera y secuencias muy logradas que hacen que resulte sorprendente que no sea un título más conocido. Al mismo tiempo explica porqué se ha convertido en una cinta de culto y goza de mayor popularidad a medida que pasa el tiempo.
Aunque creo que lo más sorprendente es que en su día la película se calificó en Estados Unidos como PG, el equivalente aquí de apta para todos los públicos. Una calificación que no se entiende teniendo en cuenta que no es tímida con la sangre, por lo menos para ser 1971, con una lograda escena de decapitación y un sangriento clímax. Lo que la hace ideal para verla en una doble sesión con Carrera con el diablo (Race with the Devil, Jack Starrett, 1975).
Alguna escena psicodélica propia de la época aparte, los años le han sentado muy bien a la película. Tiene un ritmo ligero y unas buenas interpretaciones que hacen avanzar la historia a buen ritmo, logrando evitar los clichés que rápidamente aparecieron en el subgénero satánico, lo que la convierte en el candidato ideal para ser tu próximo descubrimiento. Déjate atrapar por La hermandad de Satán.
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