8 jul 2022

Beware! Children at Play

 

La polémica Beware! Children at Play (Mik Cribben, 1989), distribuida en su dia por Troma, se ha convertido, merecidamente, en una película de culto. Es una especie de versión punk y destripada de ¿Quién puede matar a un niño? (Narciso Ibáñez Serrador, 1976) pero con suficientes toques originales para darle personalidad propia.

El escritor John DeWolf (Michael Robertson) va, acompañado de su familia, a visitar a su amigo Ross Carr (Rich Hamilton), sheriff de un pequeño pueblo de oscuro pasado en el que están desapareciendo los niños del lugar, presuntamente secuestrados. La situación irá empeorando hasta culminar en una de las masacres más demenciales del cine de terror.

Mik Cribben escribió el argumento de Beware! sin entrar en detalles, centrándose principalmente en la memorable parte final. Fred Scharkey, amigo de Cribben, escribió el guion completo a partir de lo escrito por el director. Scharkey era un hombre culto, profesor de literatura, de ahí que decidiera añadir referencias literarias a lo que fue ideado como una película de terror gore de bajo (bajísimo) presupuesto. Añadir referencias a Beovulfo a la trama, más otros detalles propios del folk horror, es lo que hace que esta película destaque como algo más que un festival de mutilación y asesinatos.

Otro punto a favor de la película es la mezcla de comedia y terror, que hace que las limitaciones propias del bajo presupuesto se puedan ignorar y no impidan que se disfrute de esta sangrienta joya. Porque se disfruta enormente con la locura desatada de esta película, como ¿Quién puede matar a un niño? pero sin alegorías sociales ni nada. No es de extrañar que Troma no se lo pensara dos veces para distribuirla cuando Cribben les llevó la película a Lloyd Kaufman y Michael Herz.

Actualmente editada en Blu-ray por Vinegar Syndrome, la película estuvo mucho tiempo perdida en la tierra de los VHS. Pero su historia, con canibalismo y asesinatos indiscriminados, fue ejecutada de forma lo bastante punk y psicotrónica como para asegurar su supervivencia. Cribben siguió trabajando en el mundo del cine, principalmente como cámara y técnico de sonido, pero esta es la única película que dirigió. Una lástima, ya que habría sido interesante ver que otros demenciales ataques al buen gusto podría haber lanzado sobre los exploradores del cine de culto.

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