5 ago 2022

Un, dos, tres... al escondite inglés


 

Iván Zulueta se ganó un lugar destacado en las páginas de la historia del cine de culto y maldito con Arrebato (1980). Pero el director ya apuntaba maneras en su primer largometraje, la iconoclasta y subversiva Un, dos, tres... al escondite inglés (1969), en la que se vio obligado a compartir crédito con José Luis Borau en pantalla para que el film se pusiera en producción, aunque se nota que el producto final es puro Zulueta.

Cuando se hace público el tema que representará a España en el festival musical de Mundocanal, el grupo de fanáticos del pop de calidad que forman Justa (Mercedes Juste), Judy (Judy Stephen), Patty (Patty Shepard), Gasset (Ramón Pons), Rosco (José Maria Iñigo) y Antonio (Antonio Drove) deciden boicotear la representación española al festival. Así planean eliminar por cualquier medio al grupo eligido para tocarla en el concurso, elimando también los siguientes sustitutos.

Haciendo gala de un humor absurdo y delirante, desde el inicio Un, dos, tres... al escondite inglés hace gala de una gran estética pop, es casi agresivamente pop, con lo cual también se tapaba lo limitado del presupuesto. Cada plano parece diseñado para ser más pop que el anterior. Pero hoy día lo más llamativo del film es su argumento, que implica la eliminación de distintos grupos de música populares entonces. No sorprende que el régimen franquista enterrara la película en su día, no solo denuncia la manipulación informativa de la dictadura, también hace una sangrante sátira del festival de Eurovisión que había sido una de las maneras en que la dictadura buscaba mejorar su imagen de cara a Europa.

Si bien el terrorismo utilizado por los protagonistas es un terrorismo de tebeo, se ha de reconocer el sentido del humor de los artistas implicados, aceptando ser eliminados de las más delirantes maneras. Esta trama de terrorismo naïf es la manera en que el film satiriza la música comercial, ya que los amigos protagonistas solo toleran "el pop de calidad". Pero la película también satiriza a los esnobs del pop que representan los protagonistas, que hoy día serían hipsters modernillos, algunos incluso reconocen que la canción que los pone en marcha les gusta aunque no quieran admitirlo.

La película es también parodia de las películas musicales que se construían como vehículo de lucimiento para el cantante/grupo popular del momento. Estas películas, normalmente de calidad dudosa, se producían para aprovechar el éxito del momento y no cuidaban demasiado los aspectos cinematográficos. Un ejemplo perfecto sería Los chicos con las chicas (Javier Aguirre, 1967) que aprovechaba el éxito del single de Los Bravos (que también aparecen en la película de Zulueta). Un, dos, tres... al escondite inglés tiene la misma estructura que estas películas, en el sentido que no es un musical tradicional sino que la trama crea excusas para que aparezca el grupo de turno cantando una canción, pero aquí luego no se celebra al grupo sino que es eliminado en la cruzada contra el festival de Mundocanal.

Es una lástima que Zulueta no se prodigara más como director de largometrajes, centrándose en su trabajo como diseñador y dirigiendo memorables episodios de televisión (disponibles en el archivo de RTVE) y cortometrajes. Pero sus dos películas son personales, únicas y fantásticas, una es oscura, Arrebato, y la que centra este artículo puede que sea más luminosa pero no por ello deja de ser corrosiva y popera. Y cuando haces "pop" ya no hay stop.

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