17 nov 2022

Occhiali neri de Dario Argento


 

Como fan de Dario Argento, ya hace tiempo que tengo claro que seguramente el maestro no vuelva a dirigir una película que esté a la altura de sus títulos más recordados, no digamos ya a la altura de alguna de sus obras maestras. Peor aún, bodrios como Drácula 3D (Dracula 3D, 2012) y Amarillo (Giallo, 2009) hacían pensar que no volvería a presentar una película que fuese como mínimo potable. Sin embargo, el estreno de Occhiali neri (2022) nos prueba que el talento de Argento no está completamente agotado.

Diana (Ilenia Pastorelli) es una prostituta que se convierte en el objetivo de un misterioso asesino que lleva un tiempo actuando en Roma. Diana logra escapar del asesino pero en la huida sufre un accidente de coche que la deja ciega. Contando con la ayuda de Chin (Andrea Zhang), un niño que ha quedado huérfano en el mismo accidente que ha dejado ciega  a Diana, ambos se enfrentarán al asesino que se ha obsesionado con la víctima que se le ha escapado.

El problema con las películas de la última etapa como director de Dario Argento, que arranca hacia finales de los 90, es que el director seguía intentando hacer las películas barrocas y visualmente arrebatadoras que habían sido su firma pero sin contar ya con los medios para hacerlas. El colapso de la industria cinematográfica italiana junto a la pérdida de poder de Argento al no contar ya con una productora que lo apoyaba y arropaba, son los principales factores responsables de la gradual pérdida de calidad de las películas del maestro. Es decir, puede que Giallo hubiera sido una sólida película de suspense si no se la hubiesen arrebatado al director una vez concluido el rodaje. En el caso de Occhiali neri, esta se ve beneficiada por el hecho de que Argento ha trabajado con una productora que iba a su favor y que el director es consciente de las limitaciones del presupuesto, así que no se usa una terrible animación por ordenador para hacer realidad los planos imposibles que tanta fama le dieron. Así, Occhiali neri no está a la altura del mejor Argento pero sí que supera títulos como El jugador (Il cartaio, 2003) o Insomnio (Non ho sonno, 2001).

Con una duración de 85 minutos, la película prescinde de todo lo superfluo, la trama se desarrolla rápidamente para dar cabida a las secuencias de suspense. Unas secuencias ejecutadas con un estilo efectivo y directo reminiscente de los 70, arropadas por una banda sonora electrónica retro de Arnaud Rebotini.

Es posible que si esta película la hubiese presentado un director desconocido hubiese sido reconocida como un fantástico thriller, pero al venir de un director legendario es más difícil apreciarla solo por lo que es: un entretenido film de suspense. Al mismo tiempo, teniendo en cuenta las últimas películas que había presentado Argento, es de lo mejor que ha producido en los últimos años.

10 nov 2022

La venganza sangrienta de Aki (Shiryô no wana 2: Hideki)

 


Tokyo Snuff (Shiryô no wana, Toshiharu Ikeda, 1988) se ha convertido en un clásico del cine de terror y en uno de los títulos más memorables del cine de terror japonés, una filmografía ya de por si llena de títulos memorables. Es una película que desde el primer momento que la vi se me quedó grabada y una de las que más me alegró por fin tener una edición en alta definición de gran calidad, editada el año pasado. Por supuesto, fue una de las películas que no tardé en incorporar al blog, aunque como todavía estaba en mis inicios, no es de los mejores artículos que he escrito y la única mención a las secuelas es que existen y que no entendí mucho de la segunda entrega: La venganza sangrienta de Aki (Shiryô no wana 2: Hideki, Izô Hashimoto, 1992). Aprovechando que la segunda entrega también ha sido editada en Blu-ray recientemente, ha llegado la hora de hacerle justicia.

Aki (Shoko Nakajima) lleva, en apariencia, una vida rutinaria. Trabaja como proyeccionista en un cine y, insegura por su sobrepeso, lleva su vida amorosa es bastante triste. Su única alegría son las ocasiones en que queda con su amiga Emi (Rie Kondoh), que trabaja como reportera de televisión. Como ya he dicho, todo es apariencia. Aki es también una asesina en serie que ronda las calles de Tokyo buscando víctimas, unos crímenes que, irónicamente, son la principal historia en la que trabaja Emi. Aki empieza a ser acosada por una presencia extraña: Hideki (Shôta Enomoto), un niño más que peculiar que puede tratarse de una criatura sobrenatural.

Resulta extraño que cuando se editó esta película en España se eliminara toda referencia a Tokyo Snuff, apareciendo en VHS con un título que tampoco describe bien la película. Es más, la película de Toshiharu Ikeda Chigireta ai no satsujin (1993) fue editada como Tokyo Snuff 3: Broken Love Killer, aunque no tenía ninguna relación con el clásico de Ikeda, más allá de que había dirigido ambas, lo que haría que muchos se preguntaran "¿y dónde demonios está Tokyo Snuff 2?". Sin embargo, fue una maniobra más o menos lógica teniendo en cuenta que esta secuela oficial no tiene mucha relación con la primera, más allá de la presencia de Hideki, aunque no acaba de quedar claro si se supone que el Hideki de Shiryô no wana 2 es el mismo que el de Shiryô no wana.

Pero la ausencia de conexiones directas no quiere decir que La venganza sangrienta de Aki carezca de interés, todo lo contrario. Como ya he mencionado, cuando la vi por primera vez no la acabé de entender, lo cual no resulta extraño ya que no debía de tener más de trece años. Pero revisitada como adulto, la película me ha sorprendido por lo adelantada a su tiempo que es en algunos temas, así como por lo poco convencional de su historia a pesar de tener un punto de partida más o menos convencional.

Uno de los temas que posiblemente resuene más en el espectador actual es como representa los obstáculos a los que se enfrentan las mujeres en una sociedad tan machista como la japonesa, que, la verdad, tampoco es tan distinta de la nuestra, desgraciadamente, en este aspecto. Aki no es la habitual atractiva protagonista que nos encontramos en este tipo de películas, llenas de hermosas asesinas, pero eso no impide que sufra abusos. La ira soterrada provocada por estas situaciones es lo que parece alimentar sus brutales asesinatos. Pero antes de convertirse en una versión femenina de Maniac (William Lustig, 1980), la película se encamina por derroteros más fantásticos, por sobrenaturales, con el tema del aborto de fondo, enlazado con la trama principal.

Otro de los temas interesantes es el sensacionalismo y la atracción por los temas morbosos. En una de las escenas, Emi reúne a un grupo de amigos para ver juntos la grabación de una escena del crimen que ha hecho para el informativo en el que trabajaba, pero sin la censura obligada por la cadena ya que se trata de la grabación original. Así, todos observan fascinados el cadáver mutilado de una víctima inocente, sin saber que la propia asesina se encuentra entre ellos.

Aki se acaba conviertiendo en la inesperada heroína de una historia en la que nadie es lo que parece en una sociedad que parece al borde del colapso. De este modo, La venganza sangrienta de Aki se convierte en una película con una personalidad y una temática propias, lo que le da más valor que si simplemente hubiera intentado repetir lo que hacía la predecesora y se evita comparaciones en las que habría salido perdiendo. Es una película de terror muy recomendable, se conozca o no Tokyo Snuff.

2 nov 2022

La pandilla basura (The Garbage Pail Kids Movie)

 
 
A mediados de los 80 del siglo XX se pusieron de moda en Estados Unidos una serie de cromos llamada The Garbage Pail Kids. Cada cromo mostraba un niño mutante con un motivo escatológico: vomiteras, exploración mucosa, incontinencia descontrolada... Una colección pensada para horrorizar a los padres y estusiasmar a los críos. Estos cromos llegaron aquí algo más tarde, al menos yo recuerdo comprarlos a principios de los 90, con el nombre de La pandilla basura. En Estados Unidos fueron lo bastante populares como para que se produjera una película, aunque de bajo presupuesto. La pandilla basura (The Garbage Pail Kids Movie, Rod Amateau, 1987) se estrenó en cines pegándose un importante batacazo, generando los consabidos chistes fáciles por parte de los críticos con una película que tiene la palabra "basura" en el título. Pero, ¿es realmente tan mala como sugiere su reputación?

Sí, lo es.

El protagonista es Dodger (Mackenzie Astin), un chaval de 15 años que trabaja para el capitán Manzini (Anthony Newley), un anticuario/mago que mantiene a la pandilla basura del título atrapada en un cubo de basura. Obviamente, se escapan y se supone que tienen muchas aventuras, pero el presupuesto y el guion hacen que principalmente estén en el sótano de la tienda trabajando o paseando por los alrededores de la tienda. Dodger tiene también un gran problema, se la tiene jurada Juice (Ron MacLachlan), un criminal de poca monta.

La pandilla basura comete el crimen de ser tremendamente aburrida. Puedo perdonar muchas cosas: malas interpretaciones, guiones ridículos, diseño de producción hortera, dirección torpe... Pero siempre y cuando el resultado final de todos estos despropósitos sea una película entretenida aunque no lo sea por las razones que querían los cineastas en un primer momento. Empezamos con un guion que es bastante mediocre, que comete el error de repetirse demasiado pensando que es más divertido de lo que es en realidad. Lo peor seguramente es el cutre villano y su panda. Para empezar, el nombre, Juice - zumo, no es que suene muy amenazador. La primera vez que aparece imaginé que era otro chaval del mismo instituto al que va el protagonista, el típico capullo abusananos. Pero resulta que no, te has de creer que es un criminal que ha puesto gente en el hospital, un contrabandista que, por algún motivo, se dedica a robarle el dinero de la comida a los niños. Bastante patético. Esto, claro, hace que el conflicto carezca de interés, así como la historia que gira en torno a la creación de ropa que Dodger hace que la pandilla basura cosa para impresionar a Tangerine (Katie Barbieri), novia de Juice e interés romántico del protagonista. La película tiene una buena idea, la pandilla basura es encerrada en una "prisión para feos", pero la ejecuta mal. Habría funcionado si hubiera presentado la sociedad en que transcurre la acción como obsesionada por la belleza y el ejercicio físico, un mundo distópico en que cualquiera que no encajara fuera apartado. Así se presentaría a la pandilla basura como héroes, elementos disruptivos en una sociedad cuasifascista. Pero no, el film transcurre en un reflejo del nuestro, solo que algo más cutre con lo que la presencia de esta prisión, introducida de forma apresurada en la última parte del film, es solo un desperdicio de un concepto que podría haber salvado el film. Eso sí, le añade un toque oscuro cuando se insinúa en el diálogo que muchos niños, también miembros de la pandilla basura, han muerto aplastados en un camión de la ídem.

Esta es una película que representa lo peor de la mentalidad capitalista ochentera americana, con menores trabajando y mostrando la pandilla basura contenta de forma parte de un taller clandestino, esclavizados por el héroe de la función. Lo único bueno que se puede decir es que el trabajo de John Carl Buechler creando los efectos que dan vida a la pandilla basura están muy conseguidos, teniendo en cuenta el presupuesto. Pero los efectos no salvan un film que, como ya he dicho, es terriblemente mediocre y aburrido.