Hacia tiempo que una película no me ponía el cerebro del revés como esta delirante y alucinante película dirigida por Renato Polselli. Black Magic Rites aka The Reincarnation of Isabel (Riti, magie nere e segrete orge nel Trecento..., 1973) desafía cualquier intento de explicación, pero, como el protagonista de un cuento de H. P. Lovecraft, intentaré poner en palabras lo indescriptible.
Puede que el impacto que tuvo sobre mí esta película se debiera a que no sabía lo que iba a ver. En una newsletter vi que se editaba una versión limitada de Black Magic Rites, una película de la que no había oído hablar y que desconocía completamente, lo cual siempre despierta mi interés. La compré sin saber poco más que el título y la sinopsis de la compañía que la editaba, guiándome por la intuición. Mi sentido arácnido se había activado con este título, así que me dejé llevar. Antes de que se editara -la edición se retrasó un tiempo por diversos problemas- compré de Vinegar Syndrome la edición en Blu-ray de Delirium (Delirio caldo, Renato Poselli, 1972). Una compra que también hice guiándome por la intuición, con muy satisfactorios resultados. Delirio caldo es un giallo atípico y, como dice el título, delirante. En los extras supe que Renato Poselli también había dirigido Black Magic Rites, así que mi interés por ella aumentó, pero todavía no tenía ni idea de lo que se iba a meter en casa.
Empecé a ver el film con la idea que sería algo parecido a Delirio caldo, muy personal, algo insana y bastante demente, pero siguiendo un argumento más o menos reconocible. Y sobre el papel, la historia de Black Magic Rites resultará bastante familiar al aficionado al género. Una bruja es quemada en la hoguera en el siglo XIV y, en el presente, sus fieles quieren resucitarla mediante sacrificios humanos y la reencarnación física de la bruja. Pero solo se llega a desentrañar este argumento tras ir navegando los 98 minutos de asalto visual que lanza Poselli contra el espectador. Los seguidores de Isabella, interpretada por la bella Rita Calderoni (una de las pocas actrices cuyo personaje se puede identificar, el film tampoco se molesta en presentaciones, y solo porque también aparece en Delirio caldo, como el resto del reparto que se puede identificar), se descubre que son vampiros. Uno de ellos, el conde Drácula. Pero también forman un culto satánico. La linea entre realidad y sueño se borra por completo, extrañas escenas se suceden una tras otra, lo raro domina la pantalla. Uno de los personajes advierte que no se ha de intentar encontrarle sentido a nada de lo que sucede. Así que lo mejor es dejarse llevar por este festival alucinatorio salpicado de escenas de comedia italiana, que el director introduce por si tenías la tentación de tomarte la película demasiado en serio. Poselli también se esfuerza en eliminar cualquier escena o diálogo que pudiese explicar lo que sucede, no tiene piedad en su ataque al espectador.
Lo que hace doblemente valiosa esta película es la completa ausencia de pretensiones por parte del director. Llena el film de elementos propios de la exploitation: abundantes desnudos gratuitos, sáficos encuentros y generosas dosis de sangre y violencia. El resultado es una mezcla imposible de una ejecución propia del cine experimental de autor con los elementos propios del cine comercial más morboso. Incluso resulta extraño (y engañoso) el título original italiano, que se podría traducir como Ritos, magia negra y orgías secretas en el siglo XIV, que es un intento de aprovechar el éxito de las comedias históricas producidas a raíz del éxito de El decamerón (Il Decameron, Pier Paolo Pasolini, 1971). ¿Por qué no utilizar un título más propio del cine de terror o que por lo menos diese alguna pista de qué trata la película? Quién sabe. Lo importante es que nos encontramos ante un film consistentemente demencial y entretenido, lleno de mágica anarquía y erotismo de feria, como lo que hacía Jesús Franco pero sin el aburrimiento. Una película que, buscando el éxito comercial utilizando los elementos más básicos (sexo y violencia), acaba siendo más radical y experimental que el más respetado cine de autor.
En un primer momento, la película fue prohibida por la censura italiana por ser "una prolija y confusa serie de sádicas escenas cuyo objetivo, mediante la mezcla de extrema crueldad y erotismo degenerado, es incitar los instintos sexuales más bajos". En otras palabras, fue rechazada por todo aquello que la hace memorable. Esta película es toda una experiencia que desafía los sentidos y que recomiendo a todos aquellos que quieran ver algo realmente distinto y diferente.
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