20 ene 2010

Donkey Punch


 
Hay pocas criaturas en la Tierra tan peligrosas y terribles como el ser humano. Olly Blackburn parece demostrarlo en su película Donkey Punch, en la que un grupo de chicos y chicas con ganas de fiesta acabaran la noche luchando por su propia supervivencia.

Lisa, Tammi y Kim son tres chicas británicas que están pasando unas vacaciones en Ibiza. Quieren pasarlo bien y de este modo hacer que Kim pueda superar una mala ruptura sentimental. Yendo de bar en bar conocen a otros tres chicos británicos: Marcus, Josh y Bluey. Después de estar pasando el rato en la playa, los chicos sugieren a las chicas acabar la fiesta en el yate en el que trabajan, ya que el dueño está fuera. Las chicas acceden y en el bote conocen a un cuarto british: Sean. Los siete empiezan a festear y las cosas van muy bien hasta que, obviamente, empiecen a ir de mal en peor.

Es complicado hablar de una película como Donkey Punch sin estropear ninguna de las sorpresas que aguardan en su interior. Para empezar, la película es mucho más interesante de lo que la sinopsis puede hacerla parecer. Este film no es la típica película de terror adolescente como parece sugerir el tráiler, sino que se trata más bien de convertirnos en indefensos espectadores de lo que son capaces de hacer un grupo de personas por su propia supervivencia en situaciones extremas y sumamente estresantes. Otra cosa que la hace interesante es que no tiene un villano tal como se entiende en términos cinematográficos. Es decir, no hay personajes malvados que quieren hacer maldades a otros personajes simplemente porque son así de malos, lo que hay son personajes que descubren en su interior que son capaces de hacer cosas impensables cuando su propia supervivencia está en juego.

El director Olly Blackburn nos mantiene agarrados al borde de la butaca usando pocos personajes y un único espacio: el yate. En ese sentido puede recordar películas de Roman Polanski como Un cuchillo en el agua o La Muerte y la Doncella. Blackburn consigue crear el efecto que a medida que va creciendo la tensión entre los personajes, el yate parece que se hace más pequeño. Una tensión que nos tiene con el corazón en un puño hasta que empiezan a rodar los títulos de crédito.

Recomiendo esta película sin ningún tipo de reserva a todo tipo de espectadores, no sólo a los aficionados al género.

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