Escrita y dirigida por Delmer Daves en 1947, La senda tenebrosa adapta una novela de David Goodis. La película cuenta como Vincent Parry (Humphrey Bogart) se fuga de la cárcel de San Quintín para demostrar su inocencia y descubrir quién mató a su mujer, con la cual no se llevaba muy bien. Para ello contará con la ayuda de Irene Jansen (Lauren Bacall), cuyo padre murió en la cárcel acusado injustamente del mismo crimen. Parry también recibirá la ayuda de un médico (Houseley Stevenson) que le hará una nueva cara.
La senda tenebrosa fue la tercera película que hicieron juntos Humphrey Bogart y Lauren Bacall. Mi favorita de las películas que hicieron juntos es El sueño eterno (The Big Sleep, dir. Howard Hawks, 1946), con su trama imposible de desentrañar (ni siquiera sus autores fueron capaces de aclararse) y sus antológicos diálogos:
Bogart: Su hija ha intentado sentarse en mis rodillas mientras yo estaba de pie.
O el famoso:
Bacall: Te has olvidado de una cosa: de mí.
Bogart: ¿De ti? Y tú, ¿qué problema tienes?
Bacall: Ninguno que tú no puedas arreglar.
Además, Lauren Bacall está tremenda en El sueño eterno. Igualmente, también está tremendamente sexy en Tener o no tener (To Have and Have Not, dir. Howard Hawks, 1944). De hecho, suscribo lo que el autor de este vídeo, un tal rameyerguam, dice: cualquier mujer que me hable como habla Bacall en esta película me puede convertir fácilmente en su esclavo:
Entonces, ¿qué motivo me lleva a comentar La senda tenebrosa en lugar de alguna de esas dos? Primero, que no es tan conocida como esas dos. Segundo, la curiosa manera en que fue realizada. En la trama hay un importante giro argumental según el cual Parry se opera la cara, cuando se quita los vendajes nos encontramos a Humphrey Bogart, pero hasta que llega ese momento, en lugar de contratar a otro actor, el director decidió usar la voz de Bogart y filmar a su personaje en una perspectiva de primera persona. Es decir, casi media película la vemos literalmente a través de los ojos de Parry, con la excepción de algún plano general o de situación. El efecto resulta muy curioso, especialmente como resuelven los cortes necesarios disimulándolos con panorámicas y elaborados movimientos de cámara. Hemos de pensar que entonces no tenían ni las cámaras relativamente ligeras de ahora ni la posibilidad de editar con ordenador, se hizo todo a mano, como quien dice. La película tiene además una curiosa escena onírica mientras Parry está anestesiado. Otro detalle interesante es el cuidado que se pone en los actores secundarios. Me llama principalmente la atención una escena en la que Parry está esperando a que llegue un autobús. Mientras espera somos testigos de la minihistoria de amor entre otros dos pasajeros que también esperan para irse e inician una conversación casual.
En resumen, tal vez no sea uno de los grandes clásicos que hicieron Bacall y Bogart juntos pero desde luego es una película interesante cuya manera de contar su historia resulta interesante aún hoy.
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