Filmada durante 1986 y estrenada en 1987, Street Trash es un título de culto conocido especialmente por sus increíbles efectos especiales que muestran a seres humanos derritiéndose. Su director, J. Michael Muro, es un prestigioso operador de Steadycam que ha trabajado con directores como Oliver Stone, James Cameron o Bryan Singer; el propósito de Muro como director en esta película era "mostrar las cosas más horribles de la forma más bella posible".
La película convierte en largo un cortometraje que filmó Muro como estudiante. La película fue escrita por el también productor Roy Frumkes. En una entrevista retrospectiva para The National Board of Review Frumkes comenta como escribió la película de manera que "ofendiese democráticamente a todos los grupos del planeta y como resultado la juventud la abrazó como una película renegada y se proyectó en sesiones de medianoche". El argumento sigue las desventuras de dos hermanos que se han visto convertidos en vagabundos: Fred (Mike Lackey, que también aparece en el cortometraje que inspiró la película) y Kevin (Mike Sferrazza). Ambos se han visto obligados a vivir en un desguace donde conviven con otros vagabundos comandados por Bronson (Vic Noto), un demente veterano de Vietnam. En el desguace trabaja la joven Wendy (Jane Arakawa), que intentará ayudar a Kevin a salir de la vida en la calle. Paralelamente, el dueño de una licorería descubre unas cajas de Tenafly Viper, un vino barato de cuarenta años de antigüedad, que empezará a circular entre la comunidad de vagabundos. La ingesta de este vino barato provoca que la persona empiece a derretirse y que, ocasionalmente, explote.
La película es una agresiva comedia negra, la vida de sus protagonistas no es precisamente fantástica especialmente a medida que la locura de Bronson vaya en aumento. Resulta bastante interesante ese aspecto de la película que protagonizan la gente de la cual procuramos ignorar su existencia. Pero lo que realmente llama la atención son sus espectaculares secuencias en las que diferentes personas se derriten. El trabajo del equipo de efectos especiales es más propio de una gran superproducción y resulta difícil de creer que se consiguieran semejantes resultados en una modesta producción independiente de bajo presupuesto. Cada "derretimiento" se ve adornado de una particular paleta de colores que la haga destacar de las otras según los efectos que provoque el Viper. También destaca la dirección de Muro, un experto operador de cámara que realmente hace que la película destaque por la elegante manera en que está filmada, contrastando con lo sórdido de sus protagonistas y sus diálogos. De nuevo, un resultado increíble para una producción independiente de bajo presupuesto.
Esta no es una película para todos los públicos. Si lo que buscáis es una típica comedia terrorífica no recomiendo su visionado. Amantes de la serie B y el cine de culto, adelante. La película se puede encontrar editada por Synapse en una fabulosa edición en DVD de dos discos (Special Two-disc Meltdown Edition) que aparte de comentarios y otras muchas cosas incluye el cortometraje original que inspiró la película y el documental de dos horas The Meltdown Memoirs. Realizado por Roy Frumkes, responsable también del documental sobre George A. Romero Document of the Dead, nos ofrece una muestra de lo que significa rodar una producción independiente sin apenas dinero, además de recorrer la historia de Street Trash desde su concepción hasta su actual estatus de película de culto; todo ello realizado por el productor y guionista de Street Trash con lo que tiene una idea bastante aproximada de cómo fue todo.
Me ha parecido muy entretenida e hilarante, con su forma de mesclar varias tramas pero sin que ninguna quede relegada. También recalcar como muestran el mundo de la indigencia de manera realista pero sin convertirlo en un drama.
ResponderEliminarSigue desenterrando estas joyas, un saludo.
La volví a ver hace poco al comprarla en Blu-ray (que ver una peli de estas características en Blu-ray tiene lo suyo) y realmente el film no ha perdido gracias a su colección de personajes estrafalarios. Mientras pueda, seguiré buscando nuevas joyas enterradas en celuloide. Gracias.
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