6 jul 2010

Zombie Town (Wasting Away)



En su ensayo Holocausto Zombi: Los muertos vivientes devoraron la cultura pop David Flint comenta como el exceso de producciones de baja calidad hechas de forma casi amateur puede acabar por destrozar el cine de zombis. Cuando lo leí pensaba que exageraba; ciertamente que últimamente se producen un montón de películas de zombis, tantas que es casi imposible llevar la cuenta, pero unas cuantas pelis malas no pueden acabar con el género. Hasta que vi Zombie Town (Wasting Away, Matthew Kohnen, 2007).

Esta película es una comedia zombi en la que sus protagonistas convertidos en muertos vivientes no son conscientes de que lo son al principio. Sus intentos de comunicarse con los vivos son malinterpretados como intentos de comerlos vivos. Eso crea toda una serie de situaciones supuestamente hilarantes. La "gracia" de la película es que las escenas en que los protagonistas se ven a si mismos como normales son en color y las que representan la "realidad" en blanco y negro.

Siendo honesto sólo vi unos veinte minutos de película y luego la quité por puro aburrimiento. En comparación, La divertida noche de los zombis (Return of the Living Dead Part II, Ken Wiederhorn, 1988) parece una obra maestra. Os recomiendo que hagáis como yo, ver veinte minutos y luego aprovechar mejor el tiempo.

En mi caso, leer el primer tomo de X-Men Forever que acaba de salir a la venta dentro de la línea Héroes Marvel. Titulado Allá donde lo dejamos es exactamente eso, ya que significa el retorno de Chris Claremont a la franquicia mutante en una serie echa a su medida.

Para los lectores más veteranos, los X-Men están inevitablemente asociados a Chris Claremont. Desde 1976 hasta 1991, Claremont estuvo dirigiendo La Patrulla X por terrenos siempre nuevos e insospechados. Villanos que se hacían buenos, buenos que se hacían villanos, muerte, metáfora social, historias épicas y dramas personales dominaron la franquicia mutante mientras Claremont tuvo la batuta. La relación entre Marvel y Claremont se rompió cuando sus propuestas más radicales (como matar a Lobezno) para la nueva serie que escribía en aquel momento, titulada simplemente X-Men fueron frenadas. La negativa de los poderes al cargo de dejarle contar las historias que él quería provocaron la súbita marcha de Claremont en el número tres de X-Men. Sin embargo el tiempo pasó, se curaron las heridas y poco a poco Claremont se fue acercando a Marvel, primero escribiendo el guión algunos números aquí y allá y luego poniéndose Claremont al frente de la serie X-Treme X-Men.

Ahora Claremont tiene la oportunidad de hacer aquello que no pudo en 1991. Sin presiones editoriales ni de ningún tipo. Sin tener el peso de la continuidad de las otras series y de todo lo que ha sucedido desde que Claremont dejara el universo mutante. El llamado Patriarca Mutante empieza X-Men Forever en el mismo punto en que lo dejó en el 91. Lo que significa sorpresa tras sorpresa y ni un momento de respiro. La verdad que no disfrutaba tanto de un cómic de mutantes desde hace mucho tiempo. Sólo el reciente X-Factor de Peter David se le acerca.

En resumen, una gran serie para un gran autor.

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