Ésta es una de esas películas que o la pillas y te hace gracia o te parece una tontá. Estrenada en 1979, Los amos de la noche (The Warriors) se basaba originalmente en una novela de Sol Yurick que trataba sobre los conflictos de las bandas que corrían por las calles de Nueva York. La intención de Hill era hacer una película urbana y realista, pero eso implicaba que los protagonistas tenían que ser hispanos y afroamericanos, cosa que, en el Hollywood racista de la época, no era aceptable para los estudios que instaron a Hill a que los protagonistas fueran blancos.
Hill era consciente que hacer una película realista sobre las bandas de Nueva York protagonizada por blancos rubitos iba a resultar ridícula. Lo que hicieron entonces él y el co-guionista David Shaber fue trasladar la historia a una especie de realidad alternativa en la que una fantástica Nueva York está infestada de una diversa variedad de bandas organizadas con diferentes motivos temáticos. Para la trama se inspiraron en La Anábasis de Jenofonte que narra como un contingente de 10.000 soldados griegos se vieron atrapados tras las líneas enemigas persas sin apoyo ni recursos.
Así nace la historia de The Warriors: cuando Cyrus, el líder de una poderosa banda, convoca a todas las bandas de la ciudad para crear una gran alianza es asesinado. Los Warriors son acusados injustamente del crimen por los auténticos asesinos. Los Warriors intentan volver a casa mientras todas las bandas de la ciudad los persiguen e intentan matarlos, aunque los Warriors no entienden por qué, ya que no saben que han sido hechos responsables del asesinato de Cyrus.
Hill dirige con brío el desesperado esfuerzo por volver a casa de los Warriors y las diferentes peripecias que sufren por el camino. A pesar de ello la película no acabó de funcionar en su momento. Hill lo atribuyó a que no había transmitido bien el tipo de realidad y mundo en el cual transcurría la historia. Por ello, en el Ultimate Director's Cut que salió por el 2005, Hill añadió al principio una narración que hace referencia a la historia de los 10.000 y unas animaciones que imitan las viñetas de un cómic como transición entre varias escenas.
Uno de los protagonistas de The Warriors es James Remar, que hace de Ajax, y muchos reconoceréis como el padre de Dexter en la serie homónima. Y el protagonista principal, Michael Beck, se labró una gran reputación gracias a esta película que luego fue arruinada y destruida por su participación en la absurdamente hortera Xanadú (Xanadu, Robert Greenwald, 1980).
Esta es una pequeña rareza que os puede resultar simpática o una pérdida de tiempo, como decía al principio, pero si se puede decir algo a su favor es que desde luego es diferente. Ahora mismo, Tony Scott está preparando un remake, que viviendo de Scott puede ser horrible o sublime.
Muy buena crítica. A mí Walter Hill me parece un director de cine de acción bastante bueno. Límite 48 horas la considero una gran película de este género, bastante amena; la relación entre Nolte y Murphy es simpática y da juego. En cuanto a la que comentas decir que es diferente, tal vez el haber hecho esa viñeta en plan introducción tipo comic la habría ayudado. Yo veo un toque apocalíptico también, a lo Mad Max, pero no en plan destrucción atómica del planeta sino destrucción de los valores sociales y de la política que llevan a caos y la anarquía. También me pareció tener algo de John Carpenter, cuyas pelis también son muy singulares, con un estilo muy personal.
ResponderEliminarEn cuanto a lo de Xanadú, jaja, qué bueno! Es cierto, en los 80 se hirieron muchas sensibilidades; aunque en esa época hay cosas interesantes, tiende a lo hortera; la moda y las tendencias del pop influyeron en el cine mucho, y eso le dio una personalidad rara, no sé... poco hay de los 80 que me guste, pero haberlo hailo. Hasta otra y bueno blog...
Esta película es magnífica!
ResponderEliminarMuy buen resumen!
ResponderEliminarA cualquiera que le gusta esta película tiene que jugar su videojuego de PS2, que es una obra maestra donde se desarrolla mas a los personajes y mantiene el estilo ochentero.
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