28 nov 2010

El prisionero (The Prisoner)



Antes que los pasajeros del vuelo 815 de Oceanic quedaran atrapados en una isla, en 1967 ya hubo un hombre atrapado en una isla y desesperado por recuperar su libertad. ¿Su nombre? Simplemente fue conocido como Nº6, y cada semana millones de espectadores observaban como intentaba dejar de ser El Prisionero (The Prisoner, 1967-1968).

Patrick McGoohan se había convertido en una estrella de la televisión gracias a la serie Cita con la muerte (Danger Man, 1964-1967). Las series de espías triunfaban en la televisión así como en el cine desde que el agente 007 hiciera su primera aparición en pantalla. Pero llegó un momento en que McGoohan se hartó de hacer de espía y de las series de espías e ideó una serie para acabar con todas ellas: El Prisionero.

La serie cuenta como un espía harto de esa vida dimite. Pero cuando llega a su casa lo drogan y secuestran. Más tarde se despierta en un típico pueblecito inglés situado en una isla desconocida. Allí, se le asigna un número que le identifica. A lo largo de la serie, investigará qué es ese lugar y dónde se encuentra a la vez que intenta escapar y se enfrenta de forma continuada en una batalla de voluntades a los diferentes Nº 2 que intentarán averiguar por qué dimitió.

McGoohan creó (y también escribió y dirigió algunos episodios) una serie que mezcla aventuras y acción con un contenido intelectual muy profundo. La política, la democracia, el sistema de vida occidental... son muchos los temas que se tratan de forma alegórica a lo largo de una serie que también contiene momentos surrealistas. McGoohan, además, parodia las series de espías, jugando con el hecho de dejar a los espectadores imaginar que el Nº6 es el espía que interpretaba en Cita con la muerte. Su personaje acaba harto de espiar como él acabó del personaje.

Desde homenajes y referencias en Los Simpson (The Simpsons, 1989- ) a directa influencia en series como Perdidos (Lost, 2004-2006), El prisionero es también un ejemplo donde la televisión no trataba al espectador como si fuera idiota. De hecho, el final de la serie es tan increíblemente radical y surrealista que dudo que veamos algo igual en la televisión nunca más.  En su momento la serie fue tan popular que McGoohan acabó emigrando a Estados Unidos para escapar de la fama. El final de la serie es también el único que he tenido que ver más de una vez para entender algo. Detalle que para algunos puede resultar un motivo para no verla, pero personalmente para mí resulta tremendamente estimulante ya que es diferente a cualquier otra serie. Es también lo que hace que, a pesar que han pasado más de cuarenta años desde que se emitió por primera vez, siga siendo moderna.

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