24 ago 2011

Penetrando en Debbie


En 1978 Jim Clark dirigió Una aventura muy caliente (Debbie Does Dallas). Escrita por Maria Minestra, la película es una ingeniosa reflexión sobre los sacrificios que ha de realizar un artista para lograr su objetivo: crear arte. Clark creó un juego de alegorías y metáforas bastante complejo que no ha sido estudiado en profundidad.

Hasta ahora.

Como representación del artista tenemos a Debbie (Bambi Woods), una animadora de instituto que desea formar parte del grupo de animadoras Dallas Cowboy Cheerleaders. Sin embargo, no tiene suficiente dinero para costearse el dinero del viaje hasta la audición. Ella y todas sus amigas deciden trabajar duro para obtener el dinero y viajar juntas.

Como veis, este mencionado juego de alegorías y metáforas empieza ya desde el principio, cuando se escoge a unas animadoras de instituto como representación del artista en general. En lugar de optar por lo fácil y hacer que sus protagonistas sean pintores, escritores o cineastas, se eligió algo tan aparentemente superficial como las animadoras para representar a todos los gremios de artistas. De esta manera, se sigue desarrollando el lenguaje alegórico mientras las animadoras se desnudan en el vestuario, ya que en ese momento nos desnudan también su alma expresando sus inquietudes y aspiraciones. Se desarrolla así una deconstrucción de los personajes, física y espiritual, que hace que los conozcamos y sepamos que los hace funcionar en apenas unos minutos. A lo largo de la película el "dinero" al cual hacen referencia significa el reconocimiento social y artístico de su obra, que les permitirá desarrollarse y crecer. Los trabajos de media jornada se han de entender como los primeros intentos del artista en orden de desarrollar su estilo y cuál es su lugar en el universo artístico.

Otra interesante escena a mencionar en este sentido es la lograda metáfora de la relación entre los diferentes campos artísticos representada en la orgía en las duchas entre animadoras y jugadores de fútbol. Ambos realizan artes diferentes pero que se relacionan en el mismo campo, igual que pintores pueden influenciar en escritores y estos en cineastas. Así, esta cadena entre los diferentes campos artísticos queda definitivamente representada en el momento que una de las animadoras hace una felación a uno de los jugadores al tiempo que es penetrada por otro jugador. Una sutil metáfora que muchos críticos y expertos no supieron captar en su momento.

En este sentido es también interesante otra potente escena alegórica que representa los intentos del artista joven e inexperto de crear a partir de la nada. Confundiendo esa actitud con ser original, cuando es realmente a través del estudio de sus antecesores, ya sea en una línea continuísta o rompedora, que un artista puede desarrollar su propio camino. Esto queda ejemplificado en la mencionada escena, en la cual una de las jóvenes se masturba y es sorprendida por su jefa. Ella y su marido organizarán rápidamente un ménage à trois con la joven. Como decía, una potente alegoría de la lucha del joven artista por encontrar su sitio. De la misma manera, las diferentes relaciones que tienen las animadoras ejemplifican diferentes obstáculos que el artista ha de afrontar para realizar aquello que más desea: arte.

Cuando finalmente Debbie logra su sueño, es a través de la venta de su cuerpo a su jefe en la tienda de artículos deportivos en la cual trabaja (nótese como los artículos deportivos son otra manera de referir a las diferentes herramientas necesarias para crear una obra de arte). Una referencia a la "prostitución" a la que se someten muchos artistas deseosos de triunfar rápidamente y para ello optan por la efímera fama del presente. Sin embargo, como esta venta de su yo físico, que no espiritual, le permite a Debbie hacer el viaje a Dallas, por tanto seguir su camino hacia el arte serio, parece que el director nos sugiere que un artista ha de ceder ocasionalmente si esto le permite alcanzar su meta más elevada.

Cómo se puede comprobar, Debbie Does Dallas fue creada en un momento en el cual cine y arte todavía eran lo mismo y no se había sucumbido a la vil comercialidad que plaga el cine ahora. Ha llegado la hora de recuperar este cine intelectual que no manchaba el alma del espectador. Ha llegado la hora de poner a Debbie en la posición que se merece junto a otras obras maestras del cine de autor como Alicia en el país de las pornomaravillas (Alice in Wonderland: An X-Rated Musical Fantasy, Bud Townsend, 1976) u Holocausto porno (Porno holocaust, Joe D'Amato, 1981).


(La verdad sobre Debbie aquí)

6 comentarios:

  1. No sé si ha sido por leerlo con ganas de siesta pero no me he enterado de mucho :S

    ResponderEliminar
  2. No me va el cine erótico. Creo que lo más cercano a este género que he visto fue Ilsa, la loba de las SS. Me encantó, por cierto.

    ResponderEliminar
  3. A mí tampoco. De eso se trata. He intentado hacer un ejercicio satírico. Una burla de las críticas excesivamente intelectualizadas. He cogido una película sin ningún valor cinematográfico y la he tratado como si fuera Ciudadano Kane. El enlace al final aclara mi verdadera opinión. Esto es sólo una burla de la crítica seria y de uno de mis peores defectos: el sobreanalizar algo.

    ResponderEliminar
  4. te fuiste al hongo bro jaja

    ResponderEliminar
  5. Sí, bueno, como ya comento este artículo es una sátira, no una crítica de verdad.

    ResponderEliminar