La primera vez que vi Los Crazies (The Crazies, George A. Romero, 1973) no me gustó nada. La vi en video, grabada tras un pase de madrugada televisivo, con una calidad de sonido y doblaje indignos de una producción porno y una imagen oscura que hacía difícil ver lo que estaba pasando. Además tenía 10 años y entonces creía que las películas de ciencia ficción buenas de verdad por obligación debían tener un monstruo horrible por lo menos, sangre y actrices con una bona regatera. Así que Los Crazies me pareció malísima.
A pesar de lo que digan mis ex, ya no tengo 10 años desde hace tiempo y mi opinión sobre lo que es una película de ciencia ficción "buena de verdad" ha variado bastante, de modo que cuando años más tarde (concretamente cuando Blue Underground la editó en Blu-ray) volví a ver Los Crazies me gustó bastante.
La película narra una crisis biológica que se origina cuando, por accidente, un peligroso virus que vuelve a las personas asesinos dementes afecta una típica ciudad rural americana. El ejército se hace cargo de la situación provocando que la situación vaya empeorando cada vez más, mientras un grupo de supervivientes intenta salir de la ciudad de una pieza.
Lo interesante de este film, para mí, es que no hay buenos y malos en el sentido tradicional cinematográfico. Obviamente, la película contiene un potente mensaje contra el estamento militar y el gobierno: eran los 70 y Estados Unidos atravesaba un periodo de desconfianza gubernamental alimentado por el escándalo Watergate, los disturbios estudiantiles y sociales y la resolución del conflicto de Vietnam. Romero es un director que se caracteriza por incluir en muchos de sus films un mensaje crítico hacia el gobierno y los estamentos de poder. Pero en el film los auténticos villanos son la incompetencia y la estupidez con la que es manejado el estamento militar, ya que los personajes militares se nos representan simplemente como personas siguiendo órdenes por muy estúpidas que sean, intentando hacer lo que creen es mejor. Eso provoca una serie de decisiones y actitudes que acaban haciendo que una situación muy grave se convierta en catastrófica. Tal vez, sí que hay unos villanos: los representantes del gobierno que discuten si lanzar o no una bomba nuclear sobre la ciudad pero les preocupa la vergüenza que les podría hacer pasar en los medios más que la pérdida de vidas humanas.
Uno de los que más sufre la incompetencia militar es el doctor Watts (Richard France, el tío del parche en Zombi [Dawn of the Dead, 1978]), un científico que se dedica a estudiar el virus: protesta por la decisión estúpida de llevarlo al pueblo cuando todo el material para investigar ya lo tiene a su disposición y no ve necesario desplazarse. Cuando está allí no tiene ningún material para investigar la creación de un antídoto: todo el material está en su laboratorio y ha de esperar a que se lo envíen, causando más retrasos y frustación. Y la cosa culmina con su final, que no contaré aquí por si acaso alguien no ha visto la película.
Romero dedica también una buena parte del film a retratar las reacciones humanas de los soldados y la población. Por ejemplo, tenemos el momento en que unos soldados sacan de su casa a una familia para llevarla con el resto de ciudadanos, un soldado se fija en una caña de pescar que le gusta y decide robarla. Por otro lado, los protagonistas en su huida también cometen varios errores que los hacen más humanos en lugar de personajes en una película, errores que aportan la ironía existencial tan apreciada por Romero.
Esta es una película que no para. Empieza con el ataque de uno de los infectados (mi infectada favorita es una señora que va barriendo una colina mientras sus compañeros infectados van asesinando gente) y va subiendo a partir de ahí, desarrollando la tensión y el histerismo entre la población y los militares. Una escalada dramática, además de una rapidísima edición, que contribuyen a que la película se te pase en un suspiro a pesar de su duración (algo más de 100 minutos).
El film me recordó a la primera parte de la novela de Stephen King Apocalipsis. Ambas comparten la manera en que muestran el desarrollo de la catástrofe y como cada estúpida decisión contribuye a hacerla peor, así como la locura y degeneración humanas. King es un seguidor de Romero y ambos son amigos, así que no sería extraño que esta película hubiera influido en la novela. Hay que mencionar también que cuando se publicó la novela originalmente en 1978, Romero intentó llevarla al cine en un proyecto que finalmente no vio la luz. Juzgando por este film, podría haber sido una gran adaptación, más si tenemos en cuenta las dos grandes colaboraciones entre King y Romero: la fantástica Creepshow (1982) y la interesante La mitad oscura (The Dark Half, 1993).
En resúmen, una interesante combinación de acción, drama y ciencia ficción cargada de tensión, muy recomendable. Soy consciente de que se hizo un remake el 2010, pero no lo he visto así que no me pronunciaré sobre el mismo, de momento.
En resúmen, una interesante combinación de acción, drama y ciencia ficción cargada de tensión, muy recomendable. Soy consciente de que se hizo un remake el 2010, pero no lo he visto así que no me pronunciaré sobre el mismo, de momento.
ufff, aquí has pinchado en hueso conmigo. Recuerdo que la primera vez que la vi la puse a la misma altura que el cine de Uwe Boll jaja
ResponderEliminarNo me gustó nada, en absoluto. Se me hizo cutre, aburrida y sosa.
No sé si con otro visionado me pasa como a ti y le cojo el gustillo, pero lo cierto es que no me quedaron más ganas de volver a verla.
Otro de esos casos en los que el remake me pareció infinitamente mejor, y eso que tampoco era una maravilla.
Bueno, si la viste en las mismas condiciones que yo la primera vez, te recomendaría simplemente que la vuelvas a ver como Dios manda. Eso sí, aunque no te guste, objetivamente la calidad del film (fotografía, edición, etc.) es buena, más teniendo en cuenta que fue rodada sin dinero. Es de admirar lo que consiguieron con un presupuesto cero.
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