Este lunes todos amanecimos con el suicidio del director de cine Tony Scott. La noticia resultó tan terrible como sorprendente, ya que Scott tenía varios de proyectos, tanto de TV como de cine, en marcha. Al parecer, los primeros indicios apuntan a que la causa fue que se le había descubierto un tumor inoperable en el cerebro, aunque no se ha confirmado. Mi primer impuslo fue escribir un post-homenaje al director, pero viendo que todo el mundo ya lo había hecho y que yo no podía hacer nada que no fuera repetir lo ya dicho, preferí dejar pasar unos días para hacer algo un poco más sólido. También quería volver a repasar Domino (2005), una de las películas de Scott que más me gustan y que (casi) todo el mundo parece odiar, ausente en todos los artículos que se le habían dedicado.
Como ya dije en el comentario sobre la opera prima de Scott El ansia (The Hunger, 1983), uno de los aspectos más interesantes de este director es la forma en que había polarizado a los aficionados y expertos. Unos decían que era un director comercial sin interés, otros que de los dos hermanos Scott el que realmente tenía talento era Tony. Sin embargo, Domino contaba con el desprecio incluso de algunos defensores de Scott. Algo que nunca entendí, ya que desde el primer momento a mí me encantó (en VO). Tenía la sensación de que era la única persona en el universo a la que le gustaba esta película, hasta que escuché el audiocomentario de Edgar Wright y Quentin Tarantino en la edición especial del film de Wright Hot Fuzz (2007). Ambos se ponen hablar de Tony Scott en una secuencia del film en la que Wright muestra la influencia que había tenido en él (si habéis visto Hot Fuzz supongo que ya sabéis a que secuencia me refiero), haciendo patente su admiración por Domino, e incluso ellos admiten que su opinión se haya en minoría.
El film había sido escrito por Richard Kelly, director y escritor de películas que me encantan y que a la mayoría de la gente les parecen horribles (sólo tenéis que clicar en la etiqueta "Richard Kelly" para ver su filmografía). Scott llevaba casi una década desarrollando el proyecto sin tener un guion que le satisficiera y escogió a Kelly tras leer el guion de Southland Tales (Richard Kelly, 2006), cosa que menciono porque explica la aparición de elementos comunes en ambos films, a pesar de ser muy diferentes entre si: ambos surgieron de la misma cabeza.
Domino se basa en la vida de Domino Harvey, una modelo que se convirtió en cazarrecompensas. Pero por mucho que se base en la realidad (y esta película apenas lo hace) y aparezcan personajes basados en personas reales, la película es ficción. Y eso va por todas las películas biográficas o "basadas en hechos reales". El cine es ficción, aunque cuente una historia real.
El acierto de Kelly fue meter las porciones biográficas dentro de una historia que es puro cine negro o criminal. De ahí que la película no sea un bio-pic y sí un neo noir cargado de acción que adopta un tono que no carece de momentos de humor esperpéntico y satírico. La única pega que le encuentro es que en ocasiones los diálogos son un poco demasiado cinematográficos y elaborados (los de la VO, los de la versión doblada son horribles).
Pero la razón por la cual Domino es tan denostada no es por su guion sino por el estilo que Scott adoptó para contar la historia. Un estilo que mezclaba diferentes tipos de cámara y una edición ultrarápida, un estilo que, siendo sincero, en manos de otra persona yo lo habría odiado. Porque hay muchas cosas del aspecto visual de Domino que vistas en otras películas o hechas por otros directores (como el Ed Wood del siglo XXI, Michael Bay) me habrían parecido (y me parecen) horribles. Pero en manos de Scott funciona.
En manos de otro director, Domino habría durado como 3 o 4 o 5 horas, en lugar de solo un par de adrenalíticas horas. Es como si el director te cogiese y te arrastrara corriendo señalando "aquí pasa esto, aquí esto y aquí esto". Y no sé por qué, en este film no es algo que me moleste.
Porque lo que me intriga de esta película es que, como he dicho, tiene un montón de elementos visuales que normalmente no soporto, pero de los cuales disfruto en este film. Lo que me lleva a la conclusión de que tal vez lo que me molesta en esos otros films no es tanto el estilo como la manera que tienen otros directores de aplicarlo. El genio de Scott consiste, para mí, en que logra que algo que resultaría aburrido o mediocre o insoportable en manos de otros, él lograba que funcionara.
Así que esta es mi recomendación Tony Scott. En VO y a todo volumen.
Tony Scott ha tenido que morir para darme cuenta de lo que mucho que me gusta su cine, y lo mucho que lo voy a echar de menos.
ResponderEliminarRecordando todas las películas suyas que he visto, sólo hubo una que no me gustó: Imparable.
Las demás, unas más y otras menos, todas me han gustado.
Un tipo que sabía rodar cine de acción y darle un toque muy personal, aunque a veces la cagara.
Domino no la he visto, pero posiblemente termine viéndola tarde o temprano.
Eso sí, sólo por El último boy scout y amor a quemarropa, Tony Scott se merece todos mis respetos.
El último boy scout tiene la mejor intro de un personaje de Bruce Willis de la historia, además de que fue escrita por Shane Black.
ResponderEliminarUna película que introduce conceptos como chinegro, blactino o el All porno, all the time (A.P.A.T.T.) no puede ser mala nunca.
ResponderEliminarTambién te digo que no comparto ese entusiasmo desmedido que tenéis Quentin, Wright y tú, porque hay algunos detalles que no me acabaron de convencer. Lo justo para que no la considere un peliculón de 10 si no sólo de 9,5, ja ja. Es que tiene secuencias espectaculares como el comienzo o la historia del brazo de Locus.
Por cierto, me hizo mucha gracia que la combinación de la caja fuera como aquellas claves de los primeros videojuegos, tipo Monkey Island. Y también me gustó mucho las referencias a otras pelis, los créditos del comienzo y el final, la música y Keira Knightley, que me parece una gran actriz pero no me mola físicamente y, sin embargo, aquí está increíblemente sexy.
La verdad es que es una peli genial.
Completemente de acuerdo contigo. Es una película que pasó desapercibida, y que tenía bastante más interes del que se dijo, siendo quizás la más original e ingeniosa de su director.
ResponderEliminarScott hizo bodrios, pero tambien películas comerciales dignas y con más puntos de interes de los que parecía(Spy Game, El ultimo boy scout, Marea Roja...) Seguro que ahora con su muerte se le valora mucho más...
Maldita condición humana.
Un saludo
Einer, estos conceptos y referencias que mencionas son más bien obra del guionista Richard Kelly, que supongo todavía tenía Southland Tales en el cerebelo. A mí siempre me ha gustado Knightley, desde que la vi en la mediocre The Hole.
ResponderEliminarLeón, me alegra ver que no soy el único que disfruta de esta peli. Sí, es una lástima que ciertos directores solo obtengan reconocimientos cuando ya no pueden disfrutarlos. Saludos.