6 jun 2013

Los caballeros de la moto (Knightriders)


Arrow acaba de editar en Blu-ray Los caballeros de la moto (Knightriders, George A. Romero, 1981), la mejor manera de reencontrarse con uno de los filmes más desconocidos dentro de la filmografía de Romero. Estrenada justo después de Zombi (Dawn of the Dead, George A. Romero, 1978), la película pasó desapercibida, aunque ha ido ganando seguidores con el tiempo gracias a sus pases televisivos y edición en vídeo, si bien era una versión recortada de Knightriders. Ahora se puede disfrutar en toda su gloria tal y como Romero la concibió.

Knightriders es un film peculiar y algo extraño que me ha encantado. Su trama gira en torno a un grupo de artistas que se dedica a recrear duelos y enfrentamientos medievales pero usando motocicletas en lugar de caballos. El líder es el rey Billy (Ed Harris), el cual pasa por unos momentos difíciles emocionalmente, aunque nadie sabe decir qué es exactamente lo que le sucede. La suculenta oferta monetaria de un poderoso agente artístico llenará el grupo de tensiones y provocará enfrentamientos entre Morgan (Tom Savini) y sus seguidores con aquellos que siguen siendo fieles al rey Billy.

Me ha sido imposible no enamorarme de estos personajes y su mundo anacrónico. Cuando terminé de verla deseé que fuera una serie de televisión para poder seguir sus vivencias cada semana. Romero recrea la leyenda de Arturo y los caballeros de la mesa redonda pero en el presente, dando lugar a una curiosa mezcla. Además, el uso que hace de unas personas viendo según un código de honor y unas normas que nadie acaba de entender, le sirve a Romero para crear una película que funciona a distintos niveles.

La alegoría del artista enfrentado al dilema de seguir siendo fiel a su arte o sucumbir al mercantilismo es el tema más obvio que todo el mundo comenta al ver el film. Es fácil ver Billy como un trasunto del director que en aquel momento empezaba a hacerse popular en Hollywood tras el gran beneficio económico que había generado Zombi. Este conflicto alimenta el drama del film, siendo interesante tanto desde el punto de vista de Billy como de Morgan, que no tiene problema en seguir el dinero adónde le lleve. Hay que mencionar aquí que uno de los aspectos más logrados de esta película para mí es que no es un film de buenos y malos; el único personaje que parece algo negativo, Morgan, no se puede decir que sea un villano y a medida que avanza el film se va redimiendo a nuestros ojos.

Si Billy es un trasunto de George Romero, todo el grupo que se dedica a llevar el espectáculo de pueblo en pueblo podría ser un trasunto del equipo de rodaje. Esta es prácticamente la última película que Romero dirigió con el equipo con el que había trabajado desde su primer film, tanto delante como detrás de la pantalla. Si uno está atento puede ver diversos rostros y nombres familiares por aparecer en otros filmes del director (anteriores y posteriores).

Desde mi humilde punto de vista, este film también funciona a otro nivel. Rodada al principio de la década de los 80, el film en cierto modo toca temas que ya aparecían en Zombi. Pasada más de una década desde el final del verano del amor, la lucha por los derechos civiles y la igualdad social parecía haber sido sustituida por el consumismo y la celebración del ego en Estados Unidos. Los esfuerzos de Billy por conservar la pureza de su arte y sus ideales frente a los intereses comerciales y el aturdimiento de los sentidos a base de lujos y drogas blandas funcionan como crítica de la manera en que la sociedad americana estaba evolucionando, una especie de crítica de la era Reagan antes de la era Reagan.

Dejando alegorías y crítica social de lado, el film funciona perfectamente como una historia llena de acción y drama. Como decía al principio, enseguida me encantó el mundo creado por Romero y espero que vosotros también lo disfrutéis.


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