Resulta curioso como, mirando en retrospectiva, de las tres primeras, y bastante diferentes, películas que dirigió James Wan, sea la segunda y menos apreciada la que ha acabado siendo el más claro antecedente de los futuros éxitos de Wan. Silencio desde el mal (Dead Silence, 2007) pasó desapercibida en su momento gracias a la intervención del estudio y a un público que en aquel momento estaba más interesado en torturas y terror nihilista. Dead Silence (el título en castellano es realmente absurdo y muy malo) es una muy efectiva película de terror retro que evoca los clásicos de la Hammer y la Universal. Un film que merece ser reivindicado y cuyo estilo es un predecente directo de los siguientes éxitos de Wan: Insidious (2010) y la reciente Expediente Warren (The Conjuring, 2013).
The Conjuring parece, en ocasiones, una película perdida de los años 70 que hubiese sido encontrada recientemente, demasiado intensa para ser estrenada en su momento (en Estados Unidos ha sido calificada para mayores de 18 años aunque no hay sangre, ni palabrotas, ni desnudos, ha sido calificada de esta manera por su intensidad). El título, la utilización de la banda sonora y la manera que tiene de aterrar al espectador evocan filmes como La leyenda de la mansión del infierno (The Legend of Hell House, John Hough, 1973), Al final de la escalera (The Changeling, Peter Medak, 1980) o El exorcista (The Exorcist, William Friedkin, 1973) (curiosamente no por su escena de exorcismo sino por su combinación de silencio y sonido).
Pero si hay algo que delata la contemporaneidad de la cinta es su cuidado aspecto cinematográfico. Al contrario que sucede con otros filmes del género actuales, en The Conjuring nos encontramos un estilo visual que proporciona al film una calidad que la hace resaltar por encima de otras películas del mismo género.
Este estilo visual marca la calidad de Wan como director, cuya habilidad también se demuestra en la forma en que espacia los sustos (los saltos) de forma que no resulten cansinos y conserven su efectividad. Esto lo destaco especialmente porque nunca me han gustado las "pelis de sustos" que continuamente hacen "bú" al espectador con gatos que saltan sobre los personajes o manos que se posan en hombros. No me gustan porque mal utilizados estos sustos me acaban aburriendo (no me refiero a los ocasionales sustos liberadores de tensión que podemos encontrar en filmes como La niebla [The Fog, John Carpenter, 1980]), el mes que viene se estrena una película que es el perfecto ejemplo de a lo que me refiero.
Aunque tal vez lo más perturbador de The Conjuring es lo que aparece escrito al final de los títulos de crédito, antes del copyright.
The Conjuring es una película de miedo que resulta efectiva incluso en gente como yo, que ha visto cientos de películas de terror. En cierto modo, esta película es como una canción de los Ramones: es sencilla, corta e intensa, de una calidad indiscutible. Un soplo de aire fresco venido de lo más profundo del infierno.
Bueno, ya sabes lo que opino de la película. Me gustó mucho y probablemente sea lo mejor en cine comercial que veremos en bastante tiempo.
ResponderEliminarNo había caído en la cuenta de eso que comentas de Silencio desde el mal (efectivamente, el título español no tiene sentido). Resulta que, de no ser por esa película, es posible que no existiesen dos de sus mejores trabajos, que son Insidius y The Conjuring, pero irónicamente Dead Silence pasó sin pena ni gloria.
Igual si se reestrenase ahora sería mucho mejor recibida.
Por cierto, que me has dejado con intriga ¿¿qué es eso que aparece al final de los créditos finales??
Y otra cosa ¿a qué película que se estrena el mes que viene te refieres? ¿Tú eres el siguiente? Si es esa le tengo muchas ganas.
La película a la que me refiero es Exorcismo en Georgia, que vi por mi trabajo en Underbrain. Lo de los títulos de crédito... prefiero no decirlo. Descúbrelo cuando la veas en casa (es una tontería en realidad).
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