Con motivo del próximo estreno de la esperada y ansiada nueva entrega de la serie Mad Max de George Miller, he escrito un artículo sobre la trilogía original protagonizada por el loco Max, que podéis leer aquí:
Como el artículo me ha salido algo largo, he decidido comentar aquí las imitaciones italianas de Mad Max que destaco, empezando por El exterminador de la carretera (Il giustiziere della strada, Giuliano Carnimeo, 1983), también conocida como Exterminators of the Year 3000.
Alien (Robert Iannucci) vaga por las carreteras de un futuro postapocalíptico en el que la capa de Ozono ha desaparecido y el mundo sufre una brutal sequía. Alien se topa con Tommy (Luca Ventanini), un niño que formaba parte de una expedición para buscar agua y fue brutalmente atacada por los salvajes comandados por Crazy Bull (Fernando Bilbao). Alien ayudará a Tommy a buscar agua pero para poder enriquecerse con ella, a pesar de que si no consigue el agua, el pueblo de Tommy morirá. Sin embargo, Alien solo parece interesado en su propia supervivencia, o por lo menos eso es lo que parece.
Como resulta evidente, El exterminador de la carretera es la particular reinterpretación italiana de Mad Max 2: El guerrero de la carretera (Mad Max 2, George Miller, 1981), solo que cambiando la gasolina por el agua. Por suerte, la película es lo suficientemente entretenida como para que no importe, porque al final acaba teniendo su propia personalidad. También resulta llamativo que, como Carnimeo se dedicaba principalmente a dirigir películas del oeste, tenga de forma inconsciente el mismo toque spaghetti western del clásico de Miller.
Esta producción hispano-italiana tiene un curioso tono: momentos bastante ligeros y toques de humor se mezclan con escenas muy violentas y cargadas de acción. Esta curiosa mezcla ayuda a que uno se lo pase bien con una película que no destaca por su calidad, precisamente. Pero lo que en otras cintas serían defectos aquí son virtudes, así que El exterminador de la carretera acaba siendo un divertido entretenimiento.
Enzo G. Castellari nos ofreció su particular versión de Mad Max 2 con Los nuevos bárbaros (I nuovi barbari, 1983). La película está protagonizada por Giancarlo Prete como Scorpion, vagabundo en un mundo postapocalíptico resultado de un holocausto nuclear (la película está situada en el 2019, o sea que aún puede pasar). Scorpion se enfrenta de forma regular con los Templarios, una secta motorizada que vaga por las carreteras exterminando a todo superviviente que se encuentra, comandados por One (George Eastman). Scorpion recibe ayuda de Nadir (Fred Williamson) y ambos se aliarán para defender de los Templarios a un grupo que lucha por reconstruir la civilización.
Los nuevos bárbaros se rodó cuando Castellari estrenaba 1990: Los guerreros del Bronx (1990: I guerrieri del Bronx, 1982). El gran (y merecido) éxito de esta película hizo que se redujera el presupuesto de Los nuevos bárbaros, ya que ese dinero se destinaría a la sublime Fuga del Bronx (Fuga dal Bronx, Enzo G. Castellari, 1983). Pero Castellari supo como convertir en virtud la escasez de medios, centrándose en las secuencias de acción y creando una historia sencilla y básica que lo permitiese. De forma consciente, el director y guionista (junto a Tito Carpi) decidió crear una historia que fuera puro spaghetti western pero con ambientación futurista. De nuevo, algo que en espíritu la acercaba a la clásica Mad Max 2, ya que Miller no solo hizo referencias al cine de Sergio Leone, también redujo al mínimo la historia para concentrarse en ofrecer al espectador una inolvidable y visceral experiencia.
El enfoque de Castellari convierte lo que podría haber sido una versión cutre de Mad Max en un gran divertimento lleno de intensas secuencias de acción. Especialmente destacan los cuerpos destrozados y las cabezas que explotan gracias a las flechas explosivas que lanza Nadir a sus enemigos (una flechas que luego serían utilizadas por el veterano de Vietnam favorito de todos en Rambo: Acorralado Parte II [Rambo: First Blood Part II, George P. Cosmatos, 1985]).
Si bien pierde algo de brillo al estar encajada entre dos grandes películas como las que conforman la saga de los guerreros del Bronx, Los nuevos bárbaros ofrece toneladas de diversión y momentos impagables que la hacen un título a buscar por los amantes del tipo de acción y el delirio que solo podía ofrecer la italoexploitation.
¿Cómo no me enteré antes que existía una película llamada EXTERMINATORS OF THE YEAR 3000? La busco esta misma noche. Además, la analizás de tal modo que dan muchas ganas de verla.
ResponderEliminarEspero que la disfrutes. Si puedes mírala con una pizza, bebida y amigos, es la mejor manera de verla.
ResponderEliminarVi Exterminators y me resultó muy entretenida. Una risa el final cuando los actores festejan la lluvia. La mina se pasa barro por la cara... cualquiera. Pero los primeros minutos de película me parecieron de los mejores del género. Por otro lado, quería comentarte que leí tu anexo de la trilogía de Mad Max, y debo decirte, Raúl, que la segunda parte no superó a la primera. Yo creo que la primera parte de Mad Max es una de las mejores 20 películas de todos los tiempos. La segunda está buenísima, pero no la alcanza. Me resultó muy interesante esa idea o "intención" de Miller de no relacionar ambas películas. Para mí, Mad Max 2 no tiene nada que ver con la primera. Son dos películas distintas. Y la tercera es una chotada.
ResponderEliminarA mí me gustó más la 2 porque se me hizo más cinematográfica, con ese inicio sin apenas diálogo y la persecución final que es casi un prólogo para Fury Road. La primera para mí es también una obra maestra, sobretodo los primeros frenéticos minutos en que se nos presenta este mundo futuro, pero la trama de la venganza me es más familiar. Lo que está claro es que ambas son geniales.
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