Tras la fantástica La perversa señora Ward (Lo strano vizio della Signora Wardh, Sergio Martino, 1971), Martino y la actriz Edwige Fenech volvieron a colaborar en la hipnótica Todos los colores de la oscuridad (Tutti i colori del buio, Sergio Martino, 1972). Al igual que en La perversa señora Ward, Fenech interpreta a una mujer acosada por su pasado que será mezclada en una serie de asesinatos.
Jane Harrison (Fenech) tiene unas extrañas visiones cada vez que intenta hacer el amor con su prometido Richard Steele (George Hilton), provocadas por un trauma de infancia originado por la muerte de su madre. Además, Jane descubre que un hombre misterioso, cuyos ojos son iguales que los del asesino que aparece en sus sueños, la sigue a todas partes. Desesperada, se deja convencer por Mary Weil (Marina Malfatti), su vecina, para que la acompañe a una ceremonia satánica y enfrentarse así a sus miedos. Al principio, funciona, pero entonces Jane se verá sumergida en una pesadilla todavía peor.
Este film de Martino desde el principio atrapa al espectador, iniciando la película con una extraña escena onírica, que luego descubrimos se trata del terrible sueño recurrente que acosa a la protagonista. Así, se le comunica al espectador que se olvide de la realidad, porque entramos en un mundo de pesadilla. Una pesadilla compuesta por la mezcla de elementos propios del cine de terror y del giallo.
Martino no lleva a cabo la habitual maniobra de jugar con la ambigüedad de si la protagonista está loca o todo es cierto. Desde el principio se aclara que Jane tiene motivos de sobra para estar aterrada ya que se indica al espectador la realidad de su acosador. De este modo, aumenta la angustia del espectador que ve como los temores de Jane son atribuidos por su prometido y su hermana a alguna tensión nerviosa provocada por su trauma de infancia. Incluso el psicólogo que insisten que vaya a ver asume que el hombre que la acosa no existe.
Todos los colores de la oscuridad juega también con la paranoia provocada por la aparente omnipresencia de los satanistas allí donde Jane busca refugio. Un recurso habitual en las películas de terror con secta satánica, posiblemente debido al éxito que obtuvo La semilla del diablo (Rosemary's Baby, Roman Polanski, 1968) utilizando este recurso.
El resultado final es un film que conjuga el miedo del cine de terror con el espectáculo visual del giallo, redondeado todo por la excelente banda sonora de Bruno Nicolai. Martino orquestra un gran festín para los sentidos, sin olvidarnos de la impactante presencia de Edwige Fenech, imposiblemente hermosa.
En definitva, un film que recomiendo sin reservas ya que me parece simplemente fantástico. Por suerte para vosotros, esta película está editada en DVD y la podéis encontrar fácilmente y a buen precio aquí:
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