El guionista del clásico de Martin Scorsese Jo, ¡qué noche! (After Hours, 1985), Joseph Minion, nos ofrece una nueva incursión en el humor negro con la aún hoy incomprendida Besos de vampiro (Vampire's Kiss, Robert Bierman, 1988), en la que somos testigos de un fascinante descenso a la locura interpretado de forma magistral por Nicolas Cage.
En su momento la película fue un fracaso, ya que fue vendida como si fuera una típica comedia con vampiros y la gente que fue a verla se encontró algo completamente diferente. Hoy día, la película sigue siendo maltratada ya que circulan por Internet clips de diversas escenas sacadas de contexto que dan a entender una mala película con interpretaciones excesivas y pasadas de rosca. Creo que ya es hora de defender como se merece este film.
Besos de vampiro nos presenta la historia de Peter Loew (Cage), un ejecutivo típico de los 80, algo depresivo, que, tras un accidente con un murciélago, empieza a tener fantasías y sufrir alucinaciones en las que una vampira (Jennifer Beals) le chupa la sangre y le convierte en un vampiro. Convencido de ser una criatura de la noche, la conducta de Loew se hace cada vez más errática y extravagante a medida que se desconecta más y más de la realidad. Quien la principal víctima de la locura de Loew es Alva (Maria Conchita Alonso), que será objeto de un terrible acoso.
Supongo que si viéramos la película desde el punto de vista del personaje que interpreta Maria Conchita Alonso, Vampire's Kiss sería una angustiante película de terror. Pero nos encontramos dentro de la cabeza de Peter Loew, así que lo que tenemos es una comedia muy negra que gira en torno a una persona que se está volviendo completamente loca. Peligrosamente loca. Cage construye de forma fascinante la locura de su personaje. Por ejemplo, lo único que sabe Loew de vampiros es lo que ha visto en las películas, así que empieza a imitar los gestos y miradas de actores como Bela Lugosi, Christopher Lee o Max Schrek a medida que la desconexión con la realidad de su personaje aumenta. Fuera de contexto puede resultar ridículo, pero dentro de la película consigue oscilar entre lo divertidamente macabro y lo puramente inquietante.
De hecho, el tono del film es una extraña mezcla que busca el humor a través del horror de la situación de los personajes. Algo que especialmente destaca cuando se nos muestra el contraste entre las alucinaciones de Loew y lo que está sucediendo en la realidad o la ordalía que sufre Alva. La banda sonora del film, propia de una película de terror gótico, parece ser la música que escucha Loew en su cabeza y contribuye así al peculiar tono del film.
Si os gustaron películas como American Psycho (Mary Harron, 2000) o la mencionada After Hours, definitivamente os recomiendo que veáis esta película. No os dejéis engañar por el tráiler o por imágenes sacadas de contexto, Besos de vampiro es una soberbia comedia negra.
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