En Masks (2011), el director alemán Andreas Marschall realiza un particular homenaje al giallo, aunque también toca algunos de los temas que ya trató en su película Tears of Kali - Las crónicas sangrientas (Tears of Kali, 2004).
La joven Stella (Susen Ermich) sufre un fuerte desengaño cuando no es aceptada en una escuela de interpretación. Casi desesperada, finalmente es aceptada en una misteriosa escuela de oscuro pasado. Al parecer, durante los 70, allí se llevó a cabo el polémico método de interpretación Gdula, que acabó provocando diversas muertes. Stella empieza a sospechar que en esta escuela pasa más de lo que se dice, mientras los asesinatos se van sucediendo.
En los títulos de crédito finales, Marschall dedica su film a Sergio Martino, Mario Bava y Dario Argento, siendo este último el que tiene una mayor influencia en el film. El inicio de Masks recuerda enormemente al de la clásica obra maestra de Argento Suspiria (1977). Por suerte, el film adquiere personalidad propia, ganando más cuando el director pasa del homenaje al giallo a sus propias obsesiones temáticas. Como ya he mencionado, el film con el que debutó Marschall giraba entorno también a una secta destructiva, pero en esta ocasión le da un nuevo giro al tratar con un método para lograr que los actores den una mayor autenticidad a su interpretación.
De este modo, aunque la primera mitad de la película resulta bastante corriente en su desarrollo, atravesando pasajes que resultarán muy familiares al espectador, la segunda mitad del film es mucho más interesante, ya que entra de lleno en el cine de terror. Consigue así Marschall una mezcla que será más recordada por el espectador que otro homenaje al giallo basado simplemente en su estética.
Aquellos que tengan curiosidad por ver la película se alegrarán de saber que la edición en Blu-ray americana trae subtítulos en castellano, además de incluir un CD con la banda sonora del film. Un film que resultará atractivo tanto a los fans del cine de terror como a los del giallo.
De este modo, aunque la primera mitad de la película resulta bastante corriente en su desarrollo, atravesando pasajes que resultarán muy familiares al espectador, la segunda mitad del film es mucho más interesante, ya que entra de lleno en el cine de terror. Consigue así Marschall una mezcla que será más recordada por el espectador que otro homenaje al giallo basado simplemente en su estética.
Aquellos que tengan curiosidad por ver la película se alegrarán de saber que la edición en Blu-ray americana trae subtítulos en castellano, además de incluir un CD con la banda sonora del film. Un film que resultará atractivo tanto a los fans del cine de terror como a los del giallo.
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