De todos es conocido que con La noche de Halloween (Halloween, John Carpenter, 1978) y Viernes 13 (Friday the 13th, Sean S. Cunningham, 1980) se dio inicio al subgénero que más tarde se bautizaría como slasher. Un subgénero construído a partir de elementos clásicos del cine de terror y suspense, lo que ha provocado que con el tiempo se vayan descubriendo proto-slashers: películas de terror con algún elemento característico del slasher pero realizadas antes de que el género cristalizara. Un perfecto ejemplo de ello es la producción británica La torre del diablo (Tower of Evil, Jim O'Connolly, 1972).
El argumento parece sacado de un slasher ochentero, aunque el film se estrenara a principios de los 70. Un grupo de jóvenes van a pasar un buen rato a la isla Snape, fumando porros e intercambiando fluidos. Todos los jóvenes son asesinados menos una chica, que parece haber perdido la razón. Un grupo va a investigar qué ha sucedido y no tardan en ser víctimas del asesino de la isla Snape. Por si no sonara bastante ochentero, su conclusión es parecida a la de cientos de slashers rodados más de una década más tarde y tiene unos efectos gore muy logrados, sorprendentemente sangrientos para la época en que fue rodada.
De hecho, lo único que data la película es el vestuario de los 70, algún toque psicodélico y que se decidió crear la isla en un estudio. Todo fue rodado en interiores, así que la escena en la que el grupo viaja en barca a la isla resulta muy artificial, en particular en su edición en Blu-ray.
Pero este aspecto artificial de los decorados no debería ser razón para perderse esta entretenida película. Una vez la historia y los personajes se desarrollan, multiplicándose las víctimas, es fácil pasar por alto que la acción no transcurre en una auténtica isla sino en un estudio en Londres. También ayuda a pasar por alto sus deficiencias las excelentes interpretaciones, mejores de lo que cabría esperar en una película de este tipo. Las culebronescas relaciones entre los protagonistas produce unos diálogos que me parecieron divertidísimos, como este intercambio (que gana dicha con acento inglés):
-Fuiste tú la que fue a mi habitación, buscando algo para "leer".
De hecho, lo único que data la película es el vestuario de los 70, algún toque psicodélico y que se decidió crear la isla en un estudio. Todo fue rodado en interiores, así que la escena en la que el grupo viaja en barca a la isla resulta muy artificial, en particular en su edición en Blu-ray.
Pero este aspecto artificial de los decorados no debería ser razón para perderse esta entretenida película. Una vez la historia y los personajes se desarrollan, multiplicándose las víctimas, es fácil pasar por alto que la acción no transcurre en una auténtica isla sino en un estudio en Londres. También ayuda a pasar por alto sus deficiencias las excelentes interpretaciones, mejores de lo que cabría esperar en una película de este tipo. Las culebronescas relaciones entre los protagonistas produce unos diálogos que me parecieron divertidísimos, como este intercambio (que gana dicha con acento inglés):
-Fuiste tú la que fue a mi habitación, buscando algo para "leer".
-Era una noche calurosa. ¿Qué otra cosa puede hacer una chica cuando su marido no está? La masturbación es tan aburrida.
En definitiva, Tower of Evil es un entretenido y correcto film de terror, que resulta sorprendente por cómo se adelantó a su tiempo. Tal vez es por eso que se volvió a estrenar en Estados Unidos al inicio de los 80 con el título Beyond the Fog, como si fuera una secuela de La niebla (The Fog, John Carpenter, 1980). Recomendada especialmente a los amantes del slasher.
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