Hace poco me empaché de Godzilla gracias a un pack editado por Criterion de quince películas que reúne la llamada Era Showa. Esto hizo que me diera cuenta de que no había comentado nada de las películas clásicas de Godzilla en el blog. Es un personaje muy conocido y hay muchas páginas sobre él, así que he decidido simplemente comentar una de las entregas que más encajan en este blog: la delirante Godzilla: Final Wars (Gojira: Fainaru uôzu, Ryûhei Kitamura, 2004).
Godzilla: Final Wars fue concebida como celebración del 50 aniversario de Japón bajo el terror del monstruo (Gojira, Ishirô Honda, 1954) y como cierre de la Era Millennium. Para los que no lo sepan, la franquicia japonesa de Godzilla se divide en diferentes eras, siguiendo el calendario japonés (que cambia de era según el emperador que hay en el trono), excepto Millennium que se llamó así para diferenciarla de la Heisei:
-Era Showa: es el inicio de la franquicia y comprende las películas estrenadas de 1954 a 1975.
-Era Heisei: comprende las películas estrenadas entre 1984 y 1995.
-Era Millennium: que fue de 1999 al 2004.
-Era Reiwa: de 2016 hasta ahora.
Por supuesto, en estas divisiones no se tienen en cuenta las películas estrenadas dentro del Monstruoverso de Legendary.
Como decía, Final Wars iba a cerrar la Era Millennium, decisión tomada por los flojos resultados de taquilla de las dos películas anteriores. El director escogido fue Ryûhei Kitamura, conocido aquí por Azumi (2008) y El vagón de la muerte (The Midnight Meat Train, 2008). Kitamura imprimió al film una energía frenética y tremendamente cinética, es como un anime convertido en imagen real. Planos exagerados y personajes de tebeo populan esta película, de modo que los monstruos son los más normales.
El film está plagado de homenajes y referencias a las películas más clásicas de Godzilla, sobre todo al perído de mediados de los 60 a mediados de los 70. El argumento de Final Wars es como una mezcla de los argumentos de Godzilla contra Ghidorah, el dragón de tres cabezas (San daikaijû: Chikyû saidai no kessen, Ishirô Honda, 1964) y Los monstruos invaden la Tierra (Kaijû daisensô, Ishirô Honda, 1965), diseñado principalmente para proporcionar la excusa perfecta para que Godzilla se enfrente a un montón de monstruos, marcando el retorno de algunos que no aparecían desde su primera aparición en los 60 y 70, como el infame Hedora. El film aprovecha también para cargarse el remake americano con la aparición de Zilla, el Godzilla del film de Roland Emmerich, ridiculizándolo sin compasión (personalmente, no creo que el remake esté tan mal).
La Era Heisei se caracterizó por introducir una continuidad a las películas de la franquicia, continuando la historia a partir de la clásica Gojira y manteniendo personajes de entrega a entrega. Pero la Millennium arrancó con tres películas independientes entre sí, que solo hacían referencias a los títulos clásicos, seguida de dos películas que sí estaban conectadas entre ellas: Godzilla Against MechaGodzilla (Gojira tai Mekagojira, Masaaki Tezuka, 2002) y Godzilla: Tokyo S.O.S. (Gojira tai Mosura tai Mekagojira: Tôkyô S.O.S., Masaaki Tezuka, 2003). Varias de estas cinco películas contienen escenas post-créditos, pensadas para desarrollar en futuras secuelas, pero Final Wars ignora completamente las entregas anteriores y parece centrarse exclusivamente en los homenajes a la Era Showa. Claro que monstruos como Mothra y Ghidorah aparecen en todas las eras.
Con todo esto quiero decir que si eres fan de Godzilla, esta película es todo un festival (y no te he contado nada que no sepas ya), pero si no eres fan de Godzilla y solo tienes un conocimiento superficial (es decir, has visto alguna película suelta), esta película creo que engancha igualmente por el delirio que impregna cada fotograma del film. Son dos horas de pura locura concentrada que, aunque se apartan del estilo más clásico de las anteriores entregas, pueden provocar en vosotr@s el mismo efecto que una montaña de azúcar en un niño pequeño.
No hay comentarios:
Publicar un comentario