Tierraplanistas. Antivacunas. Negacionistas del Covid-19. Políticos del (des)nivel de Donald Trump, Jair Bolsonaro, Santiago Abascal, Boris Johnson. Parece que esta es la época dorada de la estupidez. Hay diversos culpables de este declive, pero hay dos películas realmente proféticas en este sentido que cabría repasar. Una es una comedia que comenté hace años: Idiocracia (Idiocracy, Mike Judge, 2006). La otra es la película en la que nos centramos hoy: La familia Stupid (The Stupids, John Landis, 1996).
Adaptación de una serie de libros infantiles protagonizadas por una familia que hace honor a su nombre, creados por James Marshall y Harry Allard, la película cuenta cómo la familia Stupid se da cuenta de la existencia de unos camiones que se dedican a robar la basura dejada en cubos en la calle. Stanley Stupid (Tom Arnold) y su mujer Joan (Jessica Lundy), junto a sus hijos Buster (Bug Hall) y Petunia (Alex McKenna), correrán diversas aventuras intentando resolver este misterio.
Cuando el film se estrenó originalmente fue un pequeño fracaso. Floja taquilla y malas críticas. John Landis atribuyó esta pobre recepción a que no se supo vender el film como la película infantil que era. Landis tal vez tenga algo de razón, pero lo cierto es que el film es bastante bizarro y absurdo, lo cual creo influyó más en su mala recepción. Desde entonces, The Stupids ha adquirido cierta popularidad como película de culto a través de su distribución en VHS y DVD, donde muchos la descubrieron. He de confesar que soy uno de esos, si bien en mi caso fue un pase televisivo, sumándome al culto sin pensarlo por lo mucho que me hizo (y hace) reír.
La razón por la que me ha parecido relevante comentarla es cuando Stanley cuenta a su familia como el robo de la basura seguramente está relacionado con otro misterioso hecho que descubrió trabajando de cartero: muchas cartas y paquetes eran enviados a un misterioso personaje llamado Remitente. A partir de aquí, Stanley desarrolla una vasta conspiración que incluye el servicio de correos, el gobierno y los militares, dirigido todo por Remitente.
A medida que Stanley va explicando las distintas ramas de la conspiración y cómo todo encaja, casi puedes oir a un conspiranoico relacionando el 5G con la vacuna para el Covid-19 y de ahí hacia el control mental mediante nanobots. Lo cual resulta al mismo tiempo gracioso y deprimente, que algo tan absurdo hoy día no lo sea para muchos. Pero este es el mundo en el que nos ha tocado vivir. Por suerte, películas como La familia Stupid nos puede ayudar a sobrellevarlo mejor haciéndonos reír. Si es que las chorradas como pianos os hacen reír, claro.
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