En el burdel de Madame Colette (Anita Eckberg) es asesinada la prostituta Francine (Barbara Bouchet). El inspector Fontaine (Robert Sacchi) detiene al que parecer ser el seguro culpable: Antoine Gottvalles (Peter Martell). Gottvalles muere decapitado después de escapar de la cárcel y jurar venganza sobre sus acusadores. Y, efectivamente, el juez que lo condenó y los testigos empiezan a ser asesinados. El inspector Fontaine investiga el caso sin mucha suerte. Mientras, el profesor Waldemar (Howard Vernon) mantiene la cabeza de Gottvalles para sus experimentos y su hija Eleonora (Evelyne Kraft) tiene extraños sueños que puede que estén relacionados con las muertes.
La brigada del inspector Bogart, más conocida como The French Sex Murders, está cargada de toques delirantes que no se reducen solo a su reparto ni a su retorcido argumento, también visualmente. Los asesinatos, por algún motivo, se repiten tres veces con diferentes filtros de colores. De este modo se intenta dar más espectacularidad a los efectos de maquillaje, que no son muy destacados pero tienen sus momentos de esplendor como la decapitación con espada que se nos ofrece en el último tramo.
No sabría decir si es un giallo punk o un sueño enfebrecido plasmado en celuloide. Es diferente, desde luego, y entretiene de principio a fin. Una pequeña maravilla que recomiendo a los amantes del cine más iconoclasta.
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