Paul Naschy tocó el tema de los zombis en La rebelión de las muertas (León Klimovsky, 1973) y, por supuesto, lo hizo utilizando los zombis clásicos pre-Romero. El resultado es un interesante film de terror rodado en un momento particularmente bullicioso y activo en el género en España.
Elvire Irving (Romy) lleva a su amigo el doctor Lawrence Radcliffe (Víctor Barrera alias Vic Winner) a ver al gurú Krisna (Paul Naschy). Krisna ha ayudado a Elvire a superar traumas del pasado y entre ambos surge una relación. La llegada de Krisna a Inglaterra sucede al mismo tiempo que una misteriosa figura enmascarada comete varios asesinatos, convirtiendo a las víctimas femeninas en zombis a su servicio. Menuda casualidad, ¿verdad? El doctor Radcliffe sospecha algo e investiga, mientras Elvire sufre ataques y amenazas de muerte, para las que busca refugio en los brazos de Krisna.
Paul Naschy fue siempre una mente inquieta, buceando en libros de historia y esótericos para encontrar material que enriqueciese sus guiones. Para el argumento de La rebelión de las muertas mezcló el vudú con la religión hindú, con referencias a la secta thuggee, y el satanismo. Un cóctel propio de los gustos y debilidades de Naschy. Además, utiliza el recurrente romance condenado, con la protagonista enamorada del personaje de Naschy lo que es clave para un ritual, y la imagen de la mujer con el cuello atravesado por un cuchillo y bebiendo la sangre que mana de una copa. Motivos recurrentes en las películas que rodó por aquella época, tal vez por ser escritos en cortos periodos de tiempo. La imagen del asesino enmascarado, el otro personaje de Naschy en el film, recuerda a los asesinos del giallo populares entonces, mientras que las máscaras que utiliza son un antecedente de las que llevarían unos años más tarde los asesinos de los slashers.
Aquellos que gusten de sentirse ofendidos e indignados juzgando con valores morales actuales películas antiguas, como el caso de esta película que tiene ya 48 años, pueden hacerlo con una chocante escena en la que se le corta la cabeza a una gallina como parte de un ritual vudú, sin olvidar que Paul Naschy y Mirta Miller van maquillados para interpretar a personajes indios. Bueno, en el caso de Naschy es por partida doble, sin contar la escena onírica en que hace de Satán.
Los amantes del género pueden disfrutar con una película que ofrece momentos muy logrados aunque la trama resulte algo familiar. León Klimovsky le aporta una gran atmósfera al film, particularmente en los asesinatos. Creo que resulta especialmente llamativa la manera en que intenta otorgarle cierta cualidad etérea y surreal a las zombis. Si os interesa, hay una edición italiana en Blu-ray bastante buena (y barata) que incluye la pista de audio castellana, editada con el título La vendetta dei Morti Viventi.
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