Carga maldita (Sorcerer, William Friedkin, 1977) marca un antes y un después en la carrera de Friedkin. El director llevaba casi diez años dirigiendo, en su mayor parte documentales y películas sin una gran trascendencia, cuando se puso al frente de Contra el imperio de la droga (The French Connection, 1971). Este clásico gozó de un gran éxito de crítica y público, seguido al año siguiente de otro monumental éxito: El exorcista (The Exorcist, 1973). Friedkin estaba en la cresta de la ola, los estudios se tiraron a sus pies, ansiosos por ser los siguientes en producir el próximo gran éxito del director de moda.
Y entonces llegó Sorcerer. El film fue un tremendo fracaso de taquilla, la crítica lo destrozó, en Europa se estrenó una versión mutilada que incluso cambiaba el final... Fue el final de Friedkin como director de grandes éxitos. A partir de aquí su filmografía se constituye de películas completamente alimenticias y de fascinantes y oscuros filmes sobre locura y obsesión como A la caza (Cruising, 1980) y Desbocado (Rampage, 1987), llegando hasta la actualidad con Killer Joe (2011). Pero según cuenta el propio Friedkin, Sorcerer es su mejor película.
El proyecto se inició como un remake de El salario del miedo (Le salaire de la peur, Henri-Georges Clouzot, 1953), película que a Friedkin le encantaba (lo cual no resulta extraño teniendo en cuenta el estilo naturalista y pseudo-documental con que Clouzot realizó su clásico), pero enfocado como una nueva adaptación de la novela de Georges Arnaud. El objetivo era coger la premisa básica pero hacer algo completamente distinto con nuevos personajes, de manera que el resultado final fuera una película única y diferente, aunque Friedkin dedica su film a Clouzot como muestra de respeto (la mejor manera de encarar un remake, creo yo).
El film se centra en cuatro personajes desesperados: Jackie Scanlon (Roy Scheider), un ladrón perseguido por asesinos de la mafia; Victor Manzon (Bruno Cremer), un hombre de negocios francés que huye de la justicia; Nilo (Francisco Rabal), un asesino a sueldo en busca de refugio; y Kassem (Amidou), un terrorista árabe que se esconde tras llevar a cabo un sangriento atentado. Todos ellos están de sobra motivados para aceptar llevar una peligrosa carga: seis cajas de inestable nitroglicerina que tendrán que transportar conduciendo dos camiones a través de la jungla. Con el dinero que obtendrán por transportar esta carga maldita podrán huir del infierno en la Tierra en el que se encuentran atrapados.
Perdida durante años, Sorcerer fue recientemente restaurada y reconstruida, pudiendo ser vista hoy día como se debería haber visto el día que se estrenó. La película es considerada un clásico moderno, pero no es de extrañar que en su momento fuera un fracaso de taquilla. La guerra de las galaxias (Star Wars, George Lucas, 1977) se acababa de estrenar y el público estaba hambriento de material más ligero y divertido, tras unos turbulentos años 70. Sorcerer es un film de aventuras nihilista, con escenas de cruda violencia (a pesar de que en su momento se calificó para todos los públicos [!]), así que no encajaba para nada con lo que el público necesitaba entonces. Aunque sí que resulta extraña la manera en que la película fue masacrada por la crítica, pero es posible que fuera porque el film es un remake.
Vista en la actualidad sorprende por ser una película muy moderna. Friedkin utilizó técnicas hoy día habituales para darle un toque realista pseudo-documental al film (e incluso aprovechó que se había producido un auténtico atentado por la zona en que rodaban para aprovechar y filmar algunas escenas que le darían más realismo). Este tono realista del inicio contrasta con el tono de agobiante pesadilla que irá adoptando la historia a medida que los camiones se van adentrando en la selva.
Personalmente, me parece un film interesante y fascinante por la manera en que retrata la obsesiva determinación con la que los protagonistas enfocan su odisea, un viaje que les lleva de la redención a la locura.
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