13 abr 2023

Más allá del terror

 


Unos criminales se ven envueltos en una trama terrorífica huyendo de la policía, tras un golpe que sale mal o en proceso de salir mal. ¿Os suena familiar? Es un planteamiento utilizado en muchas películas, sobre todo después de que se pusiera de moda tras el estreno de Abierto hasta el amanecer (From Dusk Till Dawn, Robert Rodriguez, 1996), aunque ya aparecía en películas como Zona restringida (Scarecrows, William Wesley, 1988) o Trapped Alive (Leszek Burzynski, 1988). Uno de los primeros ejemplos que he encontrado de este planteamiento en la mezcla de cine quinqui y terror Más allá del terror (Tomás Aznar, 1980).

Tras un atraco a un bar que sale mal, Chema (Francisco Sánchez Grajera), Lola (Raquel Ramírez) y Nico (Emilio Siegrist) se dan a la fuga con dos rehenes: Linda (Alexia Loreto) y Jorge (Antonio Jabalera). Durante la fuga, cometerán más crímenes que provocarán que caiga sobre ellos una venganza sobrenatural. Un argumento que deja claro los elementos de cada genero que se mezclan en esta película de Tomás Aznar. Una mezcla perfectamente natural en aquel momento en España, ya que tanto el cine quinqui como el terror eran bastante populares.

La primera mitad de la película es puro cine quinqui, presentando a los criminales protagonistas, drogadictos que utilizan el dinero ganado para pagarse los vicios. La pareja que toman como rehenes tampoco se salva, Linda es una mujer mantenida que, aburrida, deja a su marido rico tras robarle un millón de pesetas y Jorge es un vividor cobarde y ambicioso. Entre rehenes y criminales no tarda en crearse una relación simbiótica, especialmente después de que Chema deje clara su atracción por Linda. La segunda mitad del film es la terrorífica, con el grupo atrapado en una iglesia en ruinas en la que ocurren extraños fenómenos. En esta sección el director intenta crear una atmósfera inquietante, un esfuerzo limitado por el escaso presupuesto.

Como ya he indicado, esta mezcla de géneros era inevitable teniendo en cuenta su popularidad en España. El problema en el caso de Más allá del terror es que, al hacer que todos los personajes sean tan repugnantes y verlos cometer tremendas atrocidades, uno no hace más que esperar que mueran todos. No hay ningún personaje por el que se intente crear ningún tipo de simpatía y, por tanto, por el que sentir miedo. Ni los rehenes causan simpatía, no tardan mucho en seguir la corriente a los criminales, ni tampoco tenemos el típico personaje criminal pero menos criminal que los otros habitual en este tipo de películas. El film también es algo hipócrita; tiene un fondo moralista pero, al mismo tiempo, intenta satisfacer la morbosidad del espectador.

Más allá del terror tiene un planteamiento interesante, pero el resultado final no lo es. La parte terrorífica es bastante floja, el ritmo decae y el no tener ningún personaje por el que sentir ninguna afinidad le resta efectividad. De todos modos, tiene interés como una curiosidad de su época.

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