El matrimonio formado por Michael y Roberta Findlay es mítico dentro de la historia del cine exploitation y de serie B. Un lugar que se ganaron produciendo diversas películas que testaban los límites de lo que era aceptable mostrar en las pantallas de la época, explotando sin vergüenza cualquier tendencia popular; un trabajo que Roberta Findlay continuó tras la muerte de su marido en un accidente de helicóptero en 1977. Uno de los últimos títulos más destacados que produjo la pareja fue Shriek of the Mutilated (Robert Findlay, 1974).
Me llamó la atención este título cuando lo vi mencionado en los extras de La noche del demonio (Night of the Demon, James C. Wasson, 1980). Realizadas cuando el Bigfoot estaba de moda en Estados Unidos, ambas tienen un argumento parecido: un profesor universitario que se lleva a sus estudiantes en una expedición para encontrar pruebas de la existencia de esta legendaria criatura. La expedición tiene éxito, las pruebas las encuentran pero a fuerza de ser eliminados por un desatado Bigfoot con ganas de sangre y rock and roll. Ambas son también producciones de bajo presupuesto, pero a pesar de estos puntos en común no podrían ser más distintas en su resultado final. Si bien para aquellos que quieran ver una habitual película sobre Bigfoot, Shriek of the Mutilated puede que sea algo decepcionante, para los aficionados a la exploitation y el cine de serie B, este es un título que tiene mucho que ofrecer.
Lo que hace esta película especial es que uno tiene la sensación de que Michael Findlay se dijo: "vale, voy a hacer una peli sobre el yeti porque está de moda, pero le voy a meter la mierda que me gusta igualmente". Así, desde el primer momento, uno no tiene claro lo que está viendo, porque no se parece a ninguna otra película sobre el yeti o Bigfoot hecha jamás. Arranca con una ceremonia tribal en la que alguien es decapitado, aunque sucede tan rápido que es casi subliminal. Antes de que te des cuenta de lo que acabas de ver empiezan los títulos de crédito.
Tras los créditos conocemos a los que serán los protagonistas, un grupo de estudiantes y el profesor obsesionado con el Bigfoot que los llevará a la muerte. Aquí encontramos otro de los puntos de interés para mí, el hecho de que esta película es como una ventana al pasado. Siendo de bajo presupuesto, parece que los actores aparecen con la ropa que llevaban normalmente en lugar de ponerse algo diseñado para el film. Luego, otra sorpresa en la banda sonora: la canción Popcorn se oye durante una fiesta de despedida de los estudiantes. Siempre pensé que era un título muy de los 80, pero resulta que fue compuesta originalmente en 1969 y se hizo popular en 1972 por la versión que hizo el grupo Hot Butter (gracias Wikipedia). Así que ya tenía unos años cuando se rodó Shriek, imagino que por eso la pudieron obtener barata.
En esta fiesta conocemos a Spencer (Tom Grail), superviviente de la anterior expedición organizada por el profesor Ernst Prell (Alan Brock). Spencer regresó traumatizado y todo el mundo desecha sus comentarios como los desvaríos de un alcohólico. Sin embargo, lo que sucede a continuación es un ejemplo de lo que hace esta película especial: en lugar de seguir con los protagonistas, se desvía para seguir a Spencer y a su esposa April (Luci Brandt). Spencer finalmente ha tocado fondo y asesina a su mujer. Luego, se relaja en la bañera. Pero resulta que su mujer no estaba muerta del todo, vemos como se arrastra por el suelo de la cocina hacia el baño, arrastrando consigo una tostadora, buscando vengarse de su marido. Es difícil de transmitir con simples palabras, pero toda la secuencia me pareció genial tal y como está rodada. El momento en que aparece la mujer ensangrentada con el tostador deslizándose por el suelo empecé a reír de mala manera.
A partir de aquí, la película avanza deleitando al espectador con algún diálogo absurdo o momento deliciosamente ridículo, siendo entretenida en todo momento. Las súbitas apariciones del Bigfoot, un traje muy cutre que le añade encanto al film, son la guinda del pastel. Shriek of the Mutilated, todo se ha de decir, se saca de la manga un giro sorprendente que lleva a una delirante parte final. Este giro posiblemente haga que algunos queden decepcionados, pero, personalmente, yo estuve viendo los últimos veinte minutos con una sonrisa diciéndome a mi mismo "¿pero qué co*o?"
Fans de la exploitation, la serie B y el cine trash, esta es una película a no perderse. La suma de los efectos, el reparto y el guion delirante dan como resultado una delicia para el paladar distinguido que sabe apreciar este tipo de película.
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