La idea de un doble malvado, un gemelo que encarna lo peor de nuestra naturaleza, está presente en la mitología y en el arte casi desde el inicio de los tiempos. Es una potente alegoría, que se encuentra, por ejemplo, en la base del desdoblamiento del doctor Jekyll y míster Hyde. En la mitología alemana este doble se conoce como "doppelgänger" y verlo significa que la muerte está próxima. El director Avi Nesher se inspiró en todos estos mitos en Secreto sangriento (Doppelganger, 1993).
Patrick Highsmith (George Newbern) es un guionista sin trabajo que decide alquilar una habitación en su casa para ganar algo de dinero. Así se presenta en su casa Holly Gooding (Drew Barrymore), una atractiva mujer que Patrick está encantado de tener de inquilina. Entonces, Holly empieza a actuar de forma extraña, con súbitos cambios de humor y personalidad. Cuando empieza a morir gente, Patrick debe decidir si ayudar a Holly a luchar contra la doble que asegura que la persigue, o creer a los que le dicen que Holly sufre de doble personalidad.
En su día, Doppelganger llamó la atención cuando se estrenó en Sitges, más que nada porque no era habitual tener a una estrella como Drew Barrymore de protagonista en una película de terror como esta. Recuerdo que un tiempo más tarde la vi cuando se pasó por televisión, sin que me dejara una fuerte impresión, pero sin llegar a olvidarla del todo. Tuve la idea de recuperarla cuando vi que su director fue Avi Nesher, director de dos películas que me gustan bastante como son She (1982) y Treinta minutos para morir (Timebomb, 1991). Vista hoy día se entiende que no sea recordada como un clásico del género o una película de culto. Dicho esto, la película también tiene detalles curiosos y un buen final que la redime de los momentos más mediocres.
El problema de Doppelganger es que el director y guionista Nesher no parece tener claro que tipo de historia quiere contar. Arranca con Holly, pero luego el protagonista pasa a ser Patrick, uno de esos personajes que se supone son divertidos y encantadores pero no acaban de ser ni una cosa ni la otra. A partir de aquí, el film se desarrolla como un thriller, no muy original, sobre un hombre que sospecha que su inquilina tiene doble personalidad y puede resultar muy peligrosa. El guion separa las dos personalidades al estilo de muchas películas sobre Jekyll y Hyde, presentando a la otra Holly como mucho más desinhibida sexualmente y dada a seguir sus impulsos más oscuros sin remordimientos. Pero Nesher también decide jugar la carta de que la doble sea real, para mantener el interés del espectador. El resultado es que ambas posibilidades se van desarrollando, siendo el objetivo del director una mezcla de las dos. Esto puede que la perjudicara, ya que los espectadores que esperaban ver un thriller al estilo de Atracción fatal (Fatal Attraction, Adrian Lyne, 1987) o Mujer blanca soltera busca... (Single White Female, Barbet Schroeder, 1992) se quedarían decepcionados o desconcertados ante los elementos más fantásticos del film.
Esto hace que el desarrollo de la película sea algo confuso, pero también hace que el final sea muy entretenido, con momentos algo ridículos que funcionan a favor de la película. Esto hace que Doppelganger quede como una curiosidad. No es lo bastante buena para que sea un título a reivindicar dentro del género, pero no deja de ser entretenida y puedes pasar un buen rato con ella.
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