He aquí una película que da lo que su título promete: algo raro. Y tan raro. Esta producción de 1967 del creador del cine gore y maestro de la exploitation, Herschell Gordon Lewis, nos ofrece una historia de brujería, telequinesis y LSD tremendamente disfrutable. Aunque el guión no corre a cargo de Lewis sino de James F. Hurley, que si no entendí mal era un creyente en la telequinesis y otros fenómenos de la mente que pretendía dar a conocer con esta película toda esta fenomenología.
Es verdad que valoro mucho más una película hecha sin dinero ni medios que la que ha tenido las facilidades de un estudio. Las películas de Lewis y de otros cineastas como él eran auténticas películas independientes, filmadas con lo que había mano y actores aficionados. Estos elementos producen películas que no se parecen en nada a las películas de estudio o al cine de autor o comprometido. La textura de estos films es única. Something Weird es la prueba de ello.
Explicada con una gran economía narrativa, ya que llenar las cámaras es caro, cada vez que hay un cambio de plano o un inserto sabes que realmente tiene un significado. Es importante porque de otro modo no se habrían gastado el poco dinero que tenían en hacerlo. La película empieza con un asesinato. Luego nos presenta al doctor Alex Jordan (William Brooker), un chulopiscinas que trabaja para el gobierno en una rama que se dedica a investigar casos con una posible implicación telequinética o telepática. De ahí pasamos a Cronin Mitchell (Tony McCabe), un ingeniero que sufre un accidente eléctrico que tiene dos consecuencias: le desfigura el rostro y despierta en él poderes mentales. Esto llama la atención de una bruja (Mudite Arums), que le ofrece un trato: será su amante y a cambio ella le devolverá su hermoso rostro. Para los demás, la bruja adopta las curvas de Ellen Parker (Elizabeth Lee). Cuando a Mitchell le pidan investigar unos asesinatos, la historia se complicará (más).
Something Weird es un gran espectáculo hipnótico. Atrapado en la enrevesada trama, uno se deja llevar por la colección de personajes bizarros que pueblan este universo. Las alucinaciones psicodélicas o una secuencia en la que Alex Jordan es atacado por... ¡una sábana!, dejan una fuerte impresión en el espectador. Lewis era un experto en crear épicas a partir de la nada, parecía crecerse ante la escasez de medios. Sus dos anteriores películas, A Taste of Blood y The Gruesome Twosome, son auténticos tour de force hechos con cuatro duros. Aunque en Something Weird no hay el gore que caracterizó muchas de sus producciones es una película fantástica que sólo se parece a ella misma. Algo que desde luego no abunda. Además, la película bautizó el sello Something Weird Video, del que yo me alimento muy a menudo y de los que recomiendo ver el catálogo a todo aquél interesado en el cine bizarro y la exploitation.
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