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Shivers
David Cronenberg es uno de mis directores favoritos de cine y poco a poco iré comentando toda su filmografía como director (aunque hay alguna cosa que hizo para televisión que no he podido ver, pero son cosas alimenticias previas a su debut en el largo). Empezaremos, claro, con su primera película oficial: Vinieron de dentro de... (Shivers, 1975), conocida con diversos títulos pero única por si misma.
Previamente a Shivers, Cronenberg dirigió un par de mediometrajes experimentales: Stereo y Crimes of the future. En ambos se puede intuir un plan de ruta de las obsesiones que caracterizarían la posterior filmografía del canadiense: la fascinación por la enfermedad y la mutación, los poderes mentales y la sexualidad extraña. Elementos también presentes en un guión originalmente titulado Orgy of the Blood Parasites. Eventualmente se acabaría rodando con el título The Parasite Murders, luego se titularía definitivamente Shivers (traducción del título francés canadiense Frissons).
El argumento de la película gira en torno a unos parásitos afrodisíacos que infectan un edificio de apartamentos. Los parásitos han sido creados por el doctor Hobbes (Fred Doederlein) que usa a su amante adolescente Annabelle (Cathy Graham) como conejillo de indias. Sin embargo, Annabelle es una chica muy popular en el complejo y ha contagiado a varios de los hombres que viven allí (los parásitos también son estimulantes aparte de afrodisíacos, como si un adolescente necesitase estimulación o ayuda para ir caliente). El doctor Roger St. Luc intentará evitar que se propaguen los parásitos.
Tradicionalmente se ha considerado Shivers como una metáfora sobre las enfermedades venéreas y el sida, especialmente a partir de los años ochenta. Sin embargo la película es mucho más subversiva que eso. No es tanto un cuento moral sobre las enfermedades venéreas sino todo lo contrario. Es un ataque a la sociedad establecida: Croneneberg está de parte de los parásitos, son los héroes de la función. La única violencia que vemos es la ejercida por el doctor St. Luc en su intento de detener la infección, el cual no tiene problemas en matar a sangre fría personas a las que si se les quitasen los parásitos volverían a la "normalidad". Sólo hay un caso de violencia por parte de uno de los infectados y es cuando uno de ellos detiene al doctor Linsky para que deje de matar parásitos. El horror de los no infectados es el horror de los conservadores, de los reprimidos ante la total desinhibición de la que hacen gala los infectados. Éstos parecen muy contentos y felices con sus situación y se dedican básicamente a disfrutar los unos de los otros. Realizada a mediados de los setenta, la película resume la revolución sexual de esa década: unos se dedicaron a experimentar y explorar y otros reaccionaron violentamente en contra de ello.
Me encanta el póster italiano: ¡No tiene absolutamente nada que ver con la película que anuncia! |
Otro aspecto interesante de la película es el lugar en el que sucede y por qué se escogió ése lugar. Las ficcionales Torres Starliner fueron representadas por el complejo Nuns Island. Cronenberg comenta en una entrevista que aquello no era parte de una ciudad que hubiese crecido orgánicamente, simplemente alguien lo construyó y esperó que la gente se fuese a vivir ahí. Cronenberg sigue explicando que después de unos días rodando allí tenía ganas de ponerse a destruir ese complejo burgués como un loco o como uno de los infectados de su película. Entramos así en otro de los subtextos interesantes de Shivers que apuntaron por primera vez los críticos franceses: estos parásitos son también un ataque a la sociedad burguesa, un intento de acabar con el status quo. Ciertamente, parece que los habitantes de las Torres Starliner están anestesiados por el lugar en el que viven y no parecen muy felices a pesar de haber alcanzado suficiente poder adquisitivo para vivir ahí. Al igual que en la estupenda novela Super-Cannes (2000) de J. G. Ballard, el lugar parece ejercer un efecto negativo en sus habitantes. Este aspecto anti-clasista queda fantásticamente ejemplificado en la secuencia con la que se inicia la película: una voz en off habla de las maravillas del lugar sobre una serie de diapositivas que muestran diferentes aspectos del complejo. Luego seguimos a una joven pareja que visita el sitio para comprar uno de los apartamentos. Todo esto está intercalado con el asesinato de la joven Annabelle a manos del doctor Hobbes, que se nos muestra de forma muda sin ningún tipo de explicación. Así, intercalada la secuencia de esta manera causa varios efectos en el espectador: descoloca, perturba e inquieta. Mientras se nos muestran las Torres Starliner en su cara superficial como un lugar lujoso y deseable al mismo tiempo vemos que cosas terribles suceden entre sus paredes.
En definitiva, Vinieron de dentro de... es mucho más interesante que la típica película de terror, cosa que descubrieron todos aquellos engañados por el tráiler. La gente iba a ver una película de sustos y se encontró con algo mucho más subversivo y perturbador.
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