Después de estar el día de ayer comentando Vestida para matar de Brian De Palma, me entraron ganas de ver otra película de este director de su etapa más grandilocuente, por decirlo de forma suave. ¿Y qué mejor que la película de culto El fantasma del paraíso (Phantom of the Paradise, 1974)? Sin duda, uno de sus filmes más glamourosos y problemáticos.
La película mezcla El fantasma de la ópera (Le Fantôme de l'Opéra, publicada en castellano por Alianza Editorial) de Gaston Leroux y sus múltiples adaptaciones cinematográficas; Fausto de Johann Woflgang Goethe (Faust, editada en castellano también por Alianza) y unas gotas de El retrato de Dorian Gray de Oscar Wilde (The Picture of Dorian Gray, editada en castellano por Edaf).
Visualmente la película contiene diversos homenajes al cine expresionista alemán. Concretamente a la fantástica El gabinete del doctor Caligari (Das Kabinet des Dr. Caligari, Robert Wiene, 1920). Esta influencia se muestra en el decorado de un número musical y el aspecto de la banda ficticia The Undeads que aparece en la película (y que también muestra cierta influencia del maestro Alice Cooper), así como algunos guiños aquí y allá. Como no puede ser de otra manera en una película de De Palma, se plagia descaradamente una escena: en este caso, la famosa secuencia de inicio de Sed de mal (Touch of Evil, Orson Welles, 1958). También aparece una divertida parodia del asesinato en la ducha de Psicosis (Psycho, Alfred Hitchcock, 1960); que recuerdo que durante el pase que hicieron de El fantasma del paraíso hace un par de años en la Filmoteca de Catalunya, provocó tantas carcajadas que el diálogo que venía a continuación se hizo difícil de oír. Todo ello y otras muchas referencias que van desde La novia de Frankenstein (Bride of Frankenstein, James Whale, 1935) hasta De entre los muertos (Vertigo, Alfred Hitchcock, 1958) pasando por El valle de los placeres (Beyond the Valley of the Dolls, Russ Meyer, 1970) y las que me dejo.
"Mezcla" y "corrupción" son las palabras clave. No solo la mezcla de referencias visuales y mitos literarios, también la mezcla de géneres: comedia, terror, musical. Esta mezcla sirve para ilustrar el tema clave: la corrupción (que si os fijáis es algo que tienen en común las distintas fuentes literarias). En la película se ilustra como la corrupción de la industria musical que coge una pieza única de música y la transforma hasta resultar irreconocible para venderla al gran público, pero realmente se puede aplicar también de forma alegórica al cine, la literatura, la televisión...
El argumento gira en torno al desgraciado Winslow (William Finley), un compositor al cual roba su música el todopoderoso productor y empresario Swan (Paul Williams). Winslow intenta recuperar lo que es suyo, pero Swan se encarga de destruir completamente al pobre hombre, que resurge de sus cenizas como un fantasma dispuesto a destruir la obra de Swan como él ha destruido la suya. Sin embargo, el Fantasma y Swan llegarán a un acuerdo cuando la joven cantante Phoenix (Jessica Harper) llegue al Paraíso de Swan en busca de una oportunidad.
La película tiene un tono exagerado y paródico que los actores realzan con sus interpretaciones. Finley hace un gran trabajo como el ligeramente desequilibrado Winslow/Fantasma. Jessica Harper debutó en el cine con esta película y destaca por su voz, ya que uno se esperaría una voz más aguda viniendo de una mujer pequeñita como era ella. Pero si alguien destaca es Paul Williams como Swan, el mefistofélico personaje que parece mover los hilos de todos los demás y que se nota que se lo pasa en grande haciendo de malo. Williams, además, compuso la banda sonora de la película, esencial para mostrar algunos de los efectos de la comercialización del arte ya que vemos como es transformada una canción original de Winslow en un horrible single playero por Swan.
Actuación de Paul Williams en The Brady Bunch Hour en la que interpreta una de las canciones que escribió para Phantom of the Paradise
Como decía al principio, la película fue algo problemática empezando por diversos problemas de derechos por el título de la película. Sin embargo, el problema más perjudicial fue que De Palma se inventó como compañía de Swan el nombre Swan Song Enterprises. Y puso el nombre a lo largo de toda la película, como crítica a las grandes empresas conglomeradas que producen películas o discos lo mismo que otros productos que no tienen nada que ver con el arte. Pero resulta que, cuando faltaban pocos meses para acabar la película, el mánager de los Led Zeppelin, Peter Grant, creó una productora de discos con el mismo nombre. Así, como la película salió en octubre de 1974 y el primer disco de la productora de Grant en junio del mismo año, De Palma se vio obligado a eliminar todas las referencias visuales a Swan Song Enterprises. Por ello, hay muchos planos de malos efectos ópticos para sustituir el nombre Swan Song por el de Death Records y algunos de los elegantes movimientos de cámara de De Palma se vieron truncados. Tenéis más información sobre este asunto en la página web The Swan Archives, pero sobretodo os recomiendo los estupendos documentales incluidos en la edición francesa, la de Arrow Video y la de Scream Factory.
Desde un primer momento, De Palma nos indica que no nos hemos de tomar la película en serio cuando aparece una narración grandilocuente y excesivamente seria leída nada más y nada menos que por Rod Serling, que hace una auto-parodia del estilo que lo había hecho famoso en La dimensión desconocida. Así, De Palma también hace un guiño a los espectadores conscientes de este tipo de referencias y señales que pueden pasar desapercibidas a aquellos menos interesados en este tipo de cosas, pero que sirven como decodificadores del lenguaje que va a usar De Palma a lo largo del film. Y con el hilarante número con el que empieza la película, Goodbye Eddie, ya uno puede estar seguro de que se lo va a pasar muy, muy bien con esta película.
Recuerdo que la primera vez que vi El fantasma del paraíso emitida por la primera cadena, en una fecha que se pierde en los anales del tiempo y en doble sesión con otro clásico De Palma: Carrie (1976), me dejó grandes imágenes grabadas en mi joven mente pre-adolescente. Algunas de estas escenas cambiaron con el paso del tiempo, y fue para mí una sorpresa ver como había reinterpretado algunas escenas del final cuando volví a verla en tiempos más recientes. También me di cuenta de lo permisivos que eran mis padres, que me dejaron ver un montón de películas salvajes y bizarras desde que era pequeño. Se ve que al ser una familia nudista, les daba igual si había sexo o desnudos, porque ya había visto un montón de gente desnuda en la playa, y en cuanto a la sangre y el horror, mi padre era bastante aficionado al cine clásico de horror, así que también me acostumbré de pequeño a los monstruos.
Volviendo a El fantasma del paraíso, soy consciente de que no es una película para todo el mundo, especialmente si estáis acostumbrados a un cine más ortodoxo. Para mi paladar, acostumbrado a los sabores menos ortodoxos y más estrambóticos, es una auténtica delicia de principio a fin. La edición en DVD es algo triste, sólo trae el tráiler, así que os recomiendo una edición especial en DVD/Blu-ray que salió en Francia el año pasado.
Vaya! pues tienes razón, tiene buena pinta. Me la apuntaré también!
ResponderEliminarPrecisamente estaba yo pensando en volverla a ver este finde y me encuentro con tu reseña, así que caerá sí o sí. Esta peli está entre mis favoritas sin lugar a dudas.
ResponderEliminarNo sabía lo de Black Swan Enterprises pero Death Records también suena bien.
Un saludo.
Pues nada, a disfrutar todos de esta obra maestra del terror glitter!
ResponderEliminarSiento Raul no apoyar tu proposicion de pelicula,yo la vi hace años,ya que a mi el Fantasma de la opera me daba un morbo especial y me dije a ver que tal esta vision diferente,y lo unico que consiguio es que me riera de lo malo y las exageradas interpretaciones,
ResponderEliminary lo que es peor que me puede pasar
a mi en una pelicula y es que me durmiera por aburrimiento.
De todas formas una buenisima definicion del film.
Saludos
Atticus, como ya menciono en el comentario, las interpretaciones exageradas son algo hecho aposta para enfatizar el carácter paródico y humorístico de la película. Lo que sí no entiendo es que te durmieras, ¿pudiste con lo alto del volumen de la película? Una auténtica hazaña. Bueno, mi padre se durmió viendo Terminator 2, con la cantidad de explosiones y tiroteos que hay.
ResponderEliminarEn resumen, Atticus, no pasa nada por no estar de acuerdo en algo, es natural. Como dijo la actriz porno Ginger Lynn, no puedes satisfacer a todo el mundo.
Puesto que mucho de la información y de muchas de las ideas usted expreso aquí vino de los Archivos del Swan, puede ser que sea cortés referir a sus lectores allí: http://www.swanarchives.org
ResponderEliminarAnónimo, es cierto que parte de la información histórica sobre los problemas de producción está sacada de ésa página web. Más información sobre los cortes debido a los problemas con el rótulo Swan Song está sacado de la edición de dos discos en dvd francesa que recomiendo comprar. El análisis sobre el subtexto es cosecha propia, no muy difícil de hacer después de muchos, muchos visionados de la película. Así como las referencias a otras películas las saqué tras haber visto esas películas.
ResponderEliminarY yo que creía que la información surgía mágicamente del aire, pero resulta que se han de consultar diversas fuentes para asegurarse de que la información es correcta.
Raul,da igual el sonido alto para dormirme,de echo yo soy el tipico que tiene que poner dos despertadores y con el tono muy altoooo!!,jajaja.
ResponderEliminarPero de todas formas,la peli Raul,respetando que te guste es muy mala.Una pelicula te llega y punto pero eso no quiere decir que sea una obra maestra,¿no crees?
A mi me a gustado regular por k no se entiende hasta el final y es muy dificil de explicar si alguien te pregunta
ResponderEliminarHilarante y llena de ritmo, "El Fantasma del Paraíso" hace su entrada entre luces, colores y "rock 'n' roll" (lo que marcará la tónica hasta el final) con una canción nostálgica y premonitoria interpretada por los Juicy Fruits; mientras, un dios observa a los mortales desde las alturas, protegido por los ventanales de su oficina, un dios que al principio no vemos (DePalma nos lo "presenta" con uno de sus recursos habituales: el plano subjetivo) llamado Swan, dueño del imperio del Mal que es el Paraíso y del sello Death Records. Aparece entonces el ambicioso e inocente cantautor Winslow, cuya composición, inspirada en "Fausto", será robada por Swan, ya que ve en ella la música perfecta para la inauguración del club.
ResponderEliminarLo más interesante de este primer tramo de la película es sin duda la manera en que DePalma, a través de la sátira, lanza su demoledora crítica contra la industria discográfica, microcosmos de ambiciones, falsas promesas, almas corruptas y maldades cuyos diabólicos directivos siempre logran atrapar en sus garras a los desdichados que se atreven a depositar su esperanza e ilusión en ellos; en este caso, un moderno Mefistófeles se apropiará sin ninguna vergüenza de la música de un pobre desgraciado que se convierte en testigo de su degeneración física y mental, terminando por transformarse en un repulsivo y psicótico ser. Un fantasma.
El reencuentro de los protagonistas (tras una genial secuencia donde se homenajea "Sed de Mal" mediante una imaginativa pantalla dividida) queda zanjado con un contrato, representación perfecta del pacto con el Diablo y la condenación eterna del alma (ojo a la estremecedora primera cláusula que lee Winsolw); un vínculo que unirá a ambos en la vida y la muerte hasta que Swan decida romperlo. Antes de ser olvidado por el Mundo (igual que Fausto) Winslow se enamora de Phoenix, una joven cantante que ansía el éxito a quien ofrecerá la música de su composición...pero ella también será manipulada por las malvadas artimañas de Swan, que se la robará al "Fantasma".
Esta enfermiza relación triangular entre los protagonistas se verá salpicada de referencias cinematográficas en clave de parodia (impagables las de "Psicosis" y "Una Noche en la Ópera"), numeros musicales excesivos, alocados y coloristas que recogen el testigo de lo que era el "rock" americano de la época, una fatal historia de amor con devenires al drama y al terror, esperpénticos personajes "freaks" y un ritmo que no desciende en intensidad, dando como resultado un espectáculo bizarro, descarado, violento y sobre todo abrumador...a veces incluso desasosegante. En última instancia se practica un ataque directo contra el poder mediático y la televisión (casi en la línea de "Network").
A la cabeza del plantel, un ensalzado Paul Williams que sabe reírse de sí mismo y autor de la música del film, por cuya labor fue nomindo a un Oscar, seguido del genial William Finley y de una Jessica Harper sensacional en su debut (¿cómo es que aparecería así de sosa en "Suspiria"?). Igualmente destacable el trabajo de fotografía de Larry Pizer, el diseño de producción de inspiración expresionista de Jack Fisk (conocido colaborador de Lynch) y la vitalidad tras la cámara de un DePalma completamente desatado, fuera de sí, decidido a facturar la "rock opera" de terror definitiva.
La decadencia del universo musical y el descenso a los infiernos del ser humano observados desde la perspectiva más salvaje, depravada, gamberra y hortera.
Incomprendida joya de culto por muchos, experimento musical insoportable por otros, "El Fantasma del Paraíso", fracaso de taquilla que casi ni se llevó el aplauso de la crítica (aunque su banda sonora logró venderse sin problemas), aún mantiene la controversia con respecto a su calidad y valía cinematográfica.
Son todas sus excentricidades las que han asegurado el lugar de El Fantasma del Paraíso como joya de culto. Yo diría que hoy día nadie discute su indiscutible valor.
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