Tan tranquilo estaba este fin de semana preparando un post sobre la película Matrix (The Matrix, 1999) de Andy y Lana Wachowsky cuando leo en El País que la Fiscalía de Barcelona ha presentado una denuncia contra Ángel Sala, director del Festival de Sitges, acusado de exhibir pornografía infantil por proyectar la película A Serbian Film (Srpski film, Srdjan Spasojevic, 2010). La noticia (que podéis leer entera en la web de El País) coincidía con el premio especial que recibió la película en el festival portugués de cine fantástico Fantasporto.
¿Qué puede decir uno ante semejante despropósito? ¿Cómo expresar la vergüenza que siento ahora por tener una institución capaz de semejante estupidez en mi ciudad? ¿Acaso para que algo sea pornográfico en primer lugar no ha de ser real? La diferencia entre el cine erótico y el cine pornográfico es que en el segundo el sexo no es simulado. La conclusión a la que llega uno es bastante obvia: la Fiscalía de Barcelona no sabe distinguir entre realidad y ficción.
Ángel Sala puede que vaya a la cárcel por exhibir una película en la cual hay una escena en la que se simula (se-si-mu-la) la penetración anal en un muñeco de látex que pretende ser un bebé y una escena en la cual se simula la violación de un niño: escena en la cual el niño está oculto todo el tiempo bajo una sábana (con lo cual no se ve nada) y por la manera en que está editada es posible que ni siquiera estuvieran el hombre y el niño juntos en la misma habitación en el momento de filmarla.
En fin, solo cabe que la cordura regrese pronto a la Fiscalía y todo se solucione pronto para Ángel Sala.
Pasemos al tema original del cual yo quería hablar.
El verano de 1999 se estrenó Matrix iniciando toda una fiebre y un reguero de imitaciones y parodias que tardaron un tiempo en desaparecer. Tuve la suerte de ver la película en el momento de su estreno, antes de la oleada matrixera, ya que si no le habría cogido una manía a la película que habría sido injusta.
El problema es que vi la película, y me gustó ya que vi en ella un montón de cosas que había visto en otras películas de ciencia-ficción y anime, pero el entusiasmo exagerado de la gente que se pensaba que todo se lo habían inventado en Matrix hacía que me sintiese frustrado y que hasta me hicieran rabiar todos aquellos aquellos que se vestían como los personajes de la película, repitiendo diálogos de la misma sin saber que esas frases habían salido de otros libros y películas. Es como lo que pasó con la serie Perdidos (Lost), una serie de ciencia-ficción que fue vista por mucha gente que no conocía el género, ya que por ignorancia asocian la ciencia-ficción con naves espaciales, robots y extraterrestres. Por ello, una serie tan profunda, dramática y significativa como la nueva Battlestar Galactica no tiene el reconocimiento que se merece.
Pero, volviendo a Matrix, ahora que ya hace tiempo que se estrenó, uno puede a pararse a analizarla con un poquito más de perspectiva sin que la locura del momento afecte de manera injusta la apreciación de la película. También uno se da cuenta como en apenas un par de años, el cine de Hollywood convirtió en cansino cliché cosas que se llevaban haciendo en Japón y Hong Kong durante décadas.
Ya os he dicho que la película me gustó, y me sigue gustando, pero eso no hace que no sea consciente de los fallos que tiene. El principal es que es tremendamente pretenciosa. Los Wachowski intentan desesperadamente crear una película que sea profunda y por ello la llenan de referencias literarias y cinematográficas, además de crear unos diálogos tremendamente artificiales y rimbombantes en consonancia con las secas interpretaciones del reparto.
Pero cuando uno escava a través de las referencias y los diálogos artificiales y la innecesaria complicación de una trama bastante simple se encuentra con nada. El problema es que como los Wachowski pretenden que su película parezca profunda se acaba por hacer evidente que no lo es. Algo semejante sucedió con la adaptación que hicieron de la novela gráfica V de Vendetta de Alan Moore y David Lloyd, en la cual eliminaron todo aquello que hacía V de Vendetta original y diferente y la convirtieron en una historia típica de distopía llena de clichés.
Los Wachowski deberían haberse dado cuenta de que para hacer una película profunda o existencialista lo mejor es la sencillez y la simplicidad. Si habéis visto el documental Dangerous Days: Making Blade Runner (Charles de Lauizirika, 2007) recordaréis como los creadores de Blade Runner (Ridley Scott, 1982) repiten que lo único que pretendían era hacer una simple película entretenida de ciencia-ficción. Al centrarse en contar una historia que parte de una premisa simple permitieron que los elementos más profundos de la historia fluyeran hacia la superficie. Del mismo modo, películas tremendamente profundas y existencialistas como las road movies Punto límite: cero (Vanishing Point, Richard C. Serafian, 1971) y Carretera asfaltada en dos direcciones (Two-Lane Blacktop, Monte Hellman, 1971) aprovechan al máximo el minimalismo y la sencillez de sus historias para llegar más allá y crear películas que son mucho más de lo que aparentan.
Incidentalmente, mencionar que Two-Lane Blacktop es una de mis películas favoritas, por ello me entristece que su post no tenga apenas visitantes. Id a echarle un vistazo al post y luego ved la película. Os sentiréis mejor por la mañana.
Matrix es como un hombre que se mete un calcetín en el paquete o una mujer que lleva wonderbra: promete más de lo que realmente ofrece. Pero cuando la película deja de lado la pedantería y las referencias y se dedica a ser sólo una película de acción de ciencia-ficción, es cuando alcanza altas cotas de brillantez, resultando tremendamente espectacular y excitante. Y el último tramo de la cinta, que narra el rescate de Morfeo (Laurence Fishburne), es el que hace la película inolvidable, igual que la secuencia en la cual conocemos a Trinity (Carrie-Anne Moss).
El verano de 1999 se estrenó Matrix iniciando toda una fiebre y un reguero de imitaciones y parodias que tardaron un tiempo en desaparecer. Tuve la suerte de ver la película en el momento de su estreno, antes de la oleada matrixera, ya que si no le habría cogido una manía a la película que habría sido injusta.
El problema es que vi la película, y me gustó ya que vi en ella un montón de cosas que había visto en otras películas de ciencia-ficción y anime, pero el entusiasmo exagerado de la gente que se pensaba que todo se lo habían inventado en Matrix hacía que me sintiese frustrado y que hasta me hicieran rabiar todos aquellos aquellos que se vestían como los personajes de la película, repitiendo diálogos de la misma sin saber que esas frases habían salido de otros libros y películas. Es como lo que pasó con la serie Perdidos (Lost), una serie de ciencia-ficción que fue vista por mucha gente que no conocía el género, ya que por ignorancia asocian la ciencia-ficción con naves espaciales, robots y extraterrestres. Por ello, una serie tan profunda, dramática y significativa como la nueva Battlestar Galactica no tiene el reconocimiento que se merece.
Pero, volviendo a Matrix, ahora que ya hace tiempo que se estrenó, uno puede a pararse a analizarla con un poquito más de perspectiva sin que la locura del momento afecte de manera injusta la apreciación de la película. También uno se da cuenta como en apenas un par de años, el cine de Hollywood convirtió en cansino cliché cosas que se llevaban haciendo en Japón y Hong Kong durante décadas.
Ya os he dicho que la película me gustó, y me sigue gustando, pero eso no hace que no sea consciente de los fallos que tiene. El principal es que es tremendamente pretenciosa. Los Wachowski intentan desesperadamente crear una película que sea profunda y por ello la llenan de referencias literarias y cinematográficas, además de crear unos diálogos tremendamente artificiales y rimbombantes en consonancia con las secas interpretaciones del reparto.
Pero cuando uno escava a través de las referencias y los diálogos artificiales y la innecesaria complicación de una trama bastante simple se encuentra con nada. El problema es que como los Wachowski pretenden que su película parezca profunda se acaba por hacer evidente que no lo es. Algo semejante sucedió con la adaptación que hicieron de la novela gráfica V de Vendetta de Alan Moore y David Lloyd, en la cual eliminaron todo aquello que hacía V de Vendetta original y diferente y la convirtieron en una historia típica de distopía llena de clichés.
Los Wachowski deberían haberse dado cuenta de que para hacer una película profunda o existencialista lo mejor es la sencillez y la simplicidad. Si habéis visto el documental Dangerous Days: Making Blade Runner (Charles de Lauizirika, 2007) recordaréis como los creadores de Blade Runner (Ridley Scott, 1982) repiten que lo único que pretendían era hacer una simple película entretenida de ciencia-ficción. Al centrarse en contar una historia que parte de una premisa simple permitieron que los elementos más profundos de la historia fluyeran hacia la superficie. Del mismo modo, películas tremendamente profundas y existencialistas como las road movies Punto límite: cero (Vanishing Point, Richard C. Serafian, 1971) y Carretera asfaltada en dos direcciones (Two-Lane Blacktop, Monte Hellman, 1971) aprovechan al máximo el minimalismo y la sencillez de sus historias para llegar más allá y crear películas que son mucho más de lo que aparentan.
Incidentalmente, mencionar que Two-Lane Blacktop es una de mis películas favoritas, por ello me entristece que su post no tenga apenas visitantes. Id a echarle un vistazo al post y luego ved la película. Os sentiréis mejor por la mañana.
Matrix es como un hombre que se mete un calcetín en el paquete o una mujer que lleva wonderbra: promete más de lo que realmente ofrece. Pero cuando la película deja de lado la pedantería y las referencias y se dedica a ser sólo una película de acción de ciencia-ficción, es cuando alcanza altas cotas de brillantez, resultando tremendamente espectacular y excitante. Y el último tramo de la cinta, que narra el rescate de Morfeo (Laurence Fishburne), es el que hace la película inolvidable, igual que la secuencia en la cual conocemos a Trinity (Carrie-Anne Moss).
Robert Zemeckis y Bob Gale comentan en referencia a Regreso al futuro (Back to the Future, 1985) que el final en el cual el Delorean se va volando hacia el futuro no era más que un chiste y nunca pretendieron ni planearon hacer una continuación, mucho menos una trilogía. Si lo hubieran planeado no habrían puesto a la novia de Marty (Michael J. Fox) en el coche con ellos, ya que fue luego un problema con el que tuvieron que lidiar. En Matrix tuvieron un problema semejante al hacer que terminara con el personaje principal volando. Como señalan muy bien Edgar Wright y Quentin Tarantino, en el tremendamente interesante comentario conjunto que hacen en el DVD y Blu-ray de importación de Hot Fuzz (2007), terminar de ese modo la película planteó un serio problema para las continuaciones y fue una de las razones principales por las que las secuelas resultaron tan decepcionantes, ya que no pudieron cumplir las expectativas que habían creado.
Matrix Reloaded (The Matrix Reloaded, Andy y Lana Wachowski, 2003) es la continuación en la cual los errores cometidos por los Wachowski en el guion de la primera se reproducen y aumentan. La parte negativa es que echa por tierra las grandes expectaciones creadas a raíz de la primera entrega, la parte positiva es que es muy disfrutable si la ves como una comedia. Los diálogos pedantes alcanzan unas sublimes cotas de ridículo, más cuando van acompañadas de unas interpretaciones envaradas en las cuales los actores se dedican a recitar el diálogo como si estuvieran haciendo Macbeth. La patillera recuperación del Agente Smith (Hugo Weaving), Neo (Keanu Reeves, más soso que nunca) vestido como un cura de la posguerra son otros elementos que sumados a la creencia por parte de los Wachowski de que estaban inventando la rueda crean una película que tomada en serio resulta ridícula.
Pero, como ya he dicho, lo mejor es no tomarse la película en serio y disfrutarla como una comedia. Una comedia involuntaria pero no por ello menos divertida.
Sin embargo, la decepción suma llegaría con la tercera entrega Matrix Revolutions (The Matrix Revolutions, Andy y Lana Wachowski, 2003), que ya venía precedida por uno de los peores tag-lines que he visto: Todo lo que tiene un principio tiene un final. De nuevo, un tag-line que encaja con la película, que está tan vacía de significado como la frase que la anuncia.
Los Wachowski fracasan en su intento de crear un gran épico final ya que son incapaces de que el espectador sienta nada por los personajes que pueblan la película. Un triste final para una trilogía que hubiera ganado más si se hubiera dejado en el final abierto y lleno de posibilidades de la primera entrega.
Y si antes de Matrix los Wachowski nos regalaron la genial Lazos ardientes (Bound, 1996), la carrera de los hermanos cineastas ha experimentado un bajón en cuanto a poder e influencia, especialmente cuando después de las decepcionantes continuaciones de Matrix estrenaron Speed Racer (2008), un monumental fracaso crítico y de taquilla. Sin embargo no pierdo la esperanza de que los hermanos Wachowski vuelvan a ofrecernos películas interesantes.
Matrix me parece un clásico moderno que tuve que ver varias veces para que me gustase. Aunque admito que las películas que tienen como tema principal la informática me dan mucha pereza, esta me gustó.
ResponderEliminar¿Las secuelas? Solo he visto Matrix Reloaded, y esa fué la que me quitó las ganas de ver Revolutions.
Sobre el follón que se ha montado con Angel Sala, solo puedo decir que me parece tan patético y lamentable como lo ocurrido con Nacho Vigalondo y su chiste sobre el holocausto judío.
Vivimos en un pais dominado por una panda de penosos mojigatos con pánico a lo políticamente incorrecto.
¿Lo próximo será censurar con un pitido las palabras malsonantes en el cine?
Si sumas a lo de Sala y Vigalondo, las películas censuradas... parece como si estuviéramos volviendo a los setenta. Es de vergüenza y muy preocupante.
ResponderEliminarLo último que he visto con los Wachowski de por medio fue Ninja Assassin, una mierda que me confirmó que están acabados. Yo no tengo esperanzas de que hagan algo bueno.
ResponderEliminarMatrix me encanta a pesar de todo lo que has dicho. El llenar la peli de referencias bíblicas (que tampoco llevan a nada) y asemejar a Neo con Jesucristo me moló. La segunda parte no me gustó nada. Confusa, vacía y encima optaron por una banda sonora totalmente diferente a la primera, que era muy buena.
La tercera me gustó más que la segunda siendo un truñaco también.
Respecto a Ángel Sala creo que cualquier persona con dos dedos de frente se da cuenta de lo rocambolesco de la situación. Y preparate Raül, que tú la has visto y te van a enchironar también por consumidor de pornografía infantil. Claro, que yo el otro día estuve viendo Las que empiezan a los 15 años, me van a entrullar lo mismo que a tí. A lo que hemos llegado.
Por cierto, no has comentado nada de Animatrix. ¿Qué te parece? ¿La recomiendas? A mí me han hablado bien de ella.
Un saludo.
Matrix también me gustó bastante a pesar de sus fallos. Animatrix es irregular desde mi punto de vista: combina cortos buenos con otros más reguleros. Pero como siempre digo: nunca te fíes de lo que te dice nadie (para bien o para mal) hasta que lo hayas visto con tus propios ojos.
ResponderEliminarY Las que empiezan a los 15 es un clasicazo del que guardo agradables y lúbricos recuerdos ¡Disfrútala!
Muerta me he queado cuando me enteré de lo de la denuncia al director del festival de Sitges. ¡MUERTA!
ResponderEliminarEn cuanto a Matrix, la verdad es que es un peliculón. No es de mis películas favoritas, la verdad, pero reconozco que es una gran gran gran película en muchos aspectos. Desde el punto de vista del guión, por ejemplo, que es en lo que más me suelo fijar yo, me parece una maravilla!
Bea, la verdad es que en los aspectos de guion la película toma prestadas algunas ideas de otras películas, como Ghost in the Shell, y comete el error de complicar lo sencillo. Sin embargo, si realmente te interesa la estructura de la película te sugiero que, si no lo conoces ya, estudies el trabajo de Joseph Campbell y el monomito, resumido en El viaje del héroe. Campbell realizó un estudio sobre como funcionaban los grandes relatos épicos a lo largo de la historia. George Lucas lo usó de base para La guerra de las galaxias y desde entonces lo han usado infinidad de películas de ciencia ficción, acción y aventuras como Avatar o la nueva Star Trek así como la serie Perdidos.
ResponderEliminarMatrix es ya una referencia del cine fantastico,en cualquier filmoteca que se precie no puede faltar.
ResponderEliminarLo de la polemica que comentas,no voy a comentar mas de lo que decis,
realmente es untema desde hace muchos años y nunca sera cambiado,la censura en el cine siempre existira y la polemica tras de ella tambien,es evidente que hay cosas que no tienen sentido,como poner programas a las
16 horas de la tarde de gente insultandose y generando violencia
en horario infantil y sin embargo no hay censura.
Creo que la censura hay que realizarla por ahi primero.
No es una cuestión de censura, ya que sí que hay censura en televisión, lo que se llama el horario infantil. Y mientras la gente siga viendo esos programas se seguirán poniendo porque el objetivo de una cadena privada es ganar dinero. Pero lo de Sala va más allá de la simple censura: se trata de que una persona vaya a la cárcel por programar (no hacer, que dentro de lo absurdo sería más lógico) una película que es ficción.
ResponderEliminarYa pero el problema es el mismo en la TV que en la sala hoy en dia,ya que con internet lo puede ver cualquiera.
ResponderEliminarRepito que no es logico que se haga esa jilipolllez de meterlo en la carcel ,es de trogloditas.
ResponderEliminarHaces muy bien en hacer incampie en ello.