27 oct 2011

El sótano del miedo (The People Under the Stairs)


El sótano del miedo (The People Under the Stairs, 1991) es uno de los filmes menos valorados de Wes Craven. Sin embargo, este retorcido cuento de hadas para adultos es una entretenida película que mezcla terror y toques de humor negro con unas gotas de comentario social.

Poindexter Williams, alias "Tonto", (Brandon Adams) acaba de cumplir 13 años y las cosas no pintan demasiado bien para él: su madre está enferma, al borde de la muerte, y a su familia la van echar del edificio en ruinas en el que viven ya que no pueden pagar el alquiler. Su hermana Ruby le ha echado las cartas y las cosas parece que van a ir a peor. Tal como está el patio, Tonto decide ayudar al amigo de su hermana Leroy (Ving Rhames) a robar una colección de monedas de oro. Colección que pertenece al casero que pretende echarlos de casa. Lo que ellos no saben es que el casero y su mujer (Everett McGill y Wendy Robie) son una pareja de psicópatas, conocidos simplemente como Papá y Mamá, que ha convertido su casa en una fortaleza llena de trampas mortales en la que la gente entra pero no sale. Víctimas que luego son comidas por la pareja o por el grupo de "errores" que mantienen prisioneros en el sótano. Ahora, el objetivo de Tonto no es robar la colección de monedas, sino intentar salir con vida de la casa antes de ser devorado.

La idea para la película se le ocurrió a Wes Craven tras leer unos artículos sobre unos padres que encerraban a sus hijos en casa sin dejarles salir al exterior (uno no puede más que preguntarse que habría pasado si Craven hubiera leído un artículo sobre la casa del horror de Fred y Rosemary West, descubierta en 1994). Con este punto de partida, Craven crea una historia que coge diversos elementos de los cuentos de hadas y los transporta a un entorno urbano: la pareja de caníbales psicópatas serían algo así como los ogros devoradores de niños, Alice (A. J. Langer), la hija prisionera, sería como la princesa encerrada en el castillo que necesita ser liberada, etc.

Otra tranquila tarde en casa.
Lo grotesco de la historia se ve aliñado con toques de grotesco humor. Everett McGill y Wendy Robie ya habían interpretado a una pareja delirante en la serie Twin Peaks, así que el estilo no les era desconocido y crean una memorable pareja de villanos. Esta mezcla de tonos ayuda a que las situaciones más absurdas no parezcan descabelladas, ya que dentro del universo que crea la película parece posible que esas situaciones tengan lugar.

Pero que la película tenga toques de humor no significa que no tenga momentos perturbadores: esto es una película de terror. Personalmente encuentro dos momentos particularmente inquietantes, ambos protagonizados por la pobre Alice. En el primero de ellos, Alice es lanzada sobre un charco de sangre que ha dejado una de las víctimas y obligada a limpiarlo para luego ser lanzada a una bañera con agua hirviendo para limpiarse, esto intercalado con Tonto atrapado en el sótano mientras Papá descuartiza a Leroy (culminado con Papá girándose sonriendo hacia Tonto con la boca ensangrentada masticando algo). En el otro vemos en primer plano a Alice, que se supone tiene unos 13 o 14 años, atada colgando de una pared pidiendo ayuda mientras en segundo plano vemos como se acerca Papá vestido en plan sado que al oír las súplicas de Alice se toca la entrepierna y emite una especie de gruñido.

Siendo una película de Craven, tenemos el habitual comentario social donde se critica a las figuras de poder. Mamá y Papá pueden ser interpretados como una alegoría del gobierno o la clase alta, "alimentándose" de los pobres y los menos afortunados. Pero esta alegoría no se entromete con la diversión, está ahí para quién quiera verla y para quién le interese leer los subtextos que pueden o no tener las películas.

El sótano del miedo era una película extraña para 1991. Vendida como una típica película de terror, el tono y lo bizarro del film hizo que fuera incomprendida en su momento, cuando el género estaba en plena decadencia. Los 90 se caracterizaron por películas de terror políticamente correctas, no muy sangrientas y bastante planas (generalizando a grandes rasgos, claro), lo que la hace destacar más. Ahora que se acerca Todos los Santos, es un buen momento para desempolvar este título cargado de diversión y terror.

3 comentarios:

  1. A mi es que Craven me da miedo; lo mismo se marca un peliculón que un bodrio, con la misma facilidad oiga. Y su rollo humorístico tampoco me convence.
    Estoy harto de ver la portada de esta película, pero no me interesaba. Ahora admito que, después de leer tu entrada y saber de qué va la cosa, me han dado muchas ganas de verla. Imaginaba que el argumento era algo más convencional, pero tiene pinta de ser algo curioso.

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  2. Nunca hay que juzgar un libro por su portada. O una peli por su poster, como es el caso. Uno de los principales problemas de esta película fue que no fue vendida de manera adecuada, sino como un film más tópico.

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  3. En realidad, lo que me tiraba para atrás no era la portada, sino el nombre de Wes Craven jaja

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