Susan Sarandon explica, en los audiocomentarios incluídos en las respectivas ediciones especiales de The Rocky Horror Picture Show (Jim Sharman, 1975) y El ansia (The Hunger, Tony Scott, 1983), que estas son dos películas de las que la gente le habla en ocasiones como si tuviera que avergonzarse de haber hecho pero ella no sólo no se avergüenza de ellas, sino que incluso está orgullosa de ellas.
El ansía fue tan negativamente recibida en su momento, tanto por la crítica como por el público, que Tony Scott no pudo firmar otra película como director hasta al cabo de tres años. Y, a pesar de todo, El ansía se ha acabado convirtiendo con el tiempo en un film de culto que hasta generó una serie de televisión, emitida de 1997 al 2000 (vista, por lo menos en Catalunya, a través de las cadenas autonómicas).
Aquellos que no la hayan visto tal vez se pregunten: ¿qué es El ansia? ¿Una buena película incomprendida en su momento? ¿Una horterada ridícula que ha encontrado al cabo de los años un grupo de fans que, de alguna manera, la aprecian? ¿Un bodrio patatero? ¿Una joya? Mi respuesta es: no tengo ni idea. Desde que la vi por primera vez a altas horas de la noche en un programa de TV3 dedicado al cine fantástico (Klaatu Barada Nikto, presentado por Àlex Gorina) llevo haciéndome esas mismas preguntas, unas veces pensando de una manera, otras veces todo lo contrario.
La película adapta la novela homónima escrita por Whitley "Soy un abducido" Strieber. Ha sido publicada por La Factoría de Ideas, dentro de la colección Solaris, y, como soy un enfermo, me puse a leerla enseguida que pude. Strieber no es que sea Clive Barker, precisamente, y aunque la historia tiene su interés, aparecen diversos toques bastante idiotas (que en la película se eliminan). Pero, siendo mala como es, no deja de resultar entretenida. La adaptación que llevaron a cabo Ivan Davis y Michael Thomas se traduce en un guion bastante interesante (ya sabéis lo que dicen: de una gran novela se hacen malas películas, de una mala novela se hacen grandes películas [aunque en lo que respecta a El ansia, eso está por ver]). Lo que hace que este film corriera la suerte que corrió en su momento y sea considerada como es hoy es la manera en que Tony Scott tradujo en imágenes ese guion (el cual es posible que, en manos de otro director, hubiese resultado en un film hoy olvidado).
Scott es un director amado por unos -que aseguran que es el hermano con auténtico talento, no Ridley- y odiado por otros -que no soportan la manera en que contínuamente cambia de plano y agita la cámara-. A favor o en contra, hay que reconocer que es un director que prima el continente por encima del contenido, el estilo por encima de la substancia. Personalmente, no tengo nada en contra o a favor suyo: hay algunas películas suyas que me han gustado, otras no. En todo caso, esta pasión por lo visual hace que, cuando la viera por primera vez, El ansia me pareciera una película muy de los 80. Una pieza arqueológica de estética videoclipera que reune todo aquello que se considera hoy día como hortera o kitsch. Sólo hay que fijarse en el principio, que parece un videoclip de Bauhaus (los cuales cantan al empezar el film Bela Lugosi's Dead, tema más que adecuado para un film de vampiros [canción que, por otro lado, me gusta bastante, no tengo quejas en lo que respecta a la música de esta película]). Lo curioso es que en su momento la película no se entendió, ya que estéticamente era muy avanzada, según Scott (en el ya mencionado audiocomentario).
Así, Scott consiguió hacer una película que en su momento estaba excesivamente avanzada, pero vista hoy día parece excesivamente representativa del momento en que se filmó. Como las sillas blancas futuristas de los 60 y primeros 70 que aparecen en films de ciencia ficción (ya sabéis cuales digo, esas que parecen huevos).
Por otro lado, la película no deja de tener un hipnótico atractivo, gracias también a las escenas de sáfica pasión entre Susan Sarandon y Catherine Deneuve. Es una visión bastante original del vampirismo, que consigue cogiendo elementos del pasado y mezclándolos con otros nuevos.
En definitiva, creo que cuánto más nos alejamos del momento en que fue hecha, más gracia tiene El ansia. No sé si existe el hortera chic, pero esta película lo es. Guste o no, desde luego es única.
ATENCIÓN, EL CINEFAGO RECOMIENDA: ver El ansia antes o después de ver Baba Yaga (Corrado Farina, 1973) y El rojo en los labios (Les lèvres rouge, 1971).
El ansía fue tan negativamente recibida en su momento, tanto por la crítica como por el público, que Tony Scott no pudo firmar otra película como director hasta al cabo de tres años. Y, a pesar de todo, El ansía se ha acabado convirtiendo con el tiempo en un film de culto que hasta generó una serie de televisión, emitida de 1997 al 2000 (vista, por lo menos en Catalunya, a través de las cadenas autonómicas).
Aquellos que no la hayan visto tal vez se pregunten: ¿qué es El ansia? ¿Una buena película incomprendida en su momento? ¿Una horterada ridícula que ha encontrado al cabo de los años un grupo de fans que, de alguna manera, la aprecian? ¿Un bodrio patatero? ¿Una joya? Mi respuesta es: no tengo ni idea. Desde que la vi por primera vez a altas horas de la noche en un programa de TV3 dedicado al cine fantástico (Klaatu Barada Nikto, presentado por Àlex Gorina) llevo haciéndome esas mismas preguntas, unas veces pensando de una manera, otras veces todo lo contrario.
La película adapta la novela homónima escrita por Whitley "Soy un abducido" Strieber. Ha sido publicada por La Factoría de Ideas, dentro de la colección Solaris, y, como soy un enfermo, me puse a leerla enseguida que pude. Strieber no es que sea Clive Barker, precisamente, y aunque la historia tiene su interés, aparecen diversos toques bastante idiotas (que en la película se eliminan). Pero, siendo mala como es, no deja de resultar entretenida. La adaptación que llevaron a cabo Ivan Davis y Michael Thomas se traduce en un guion bastante interesante (ya sabéis lo que dicen: de una gran novela se hacen malas películas, de una mala novela se hacen grandes películas [aunque en lo que respecta a El ansia, eso está por ver]). Lo que hace que este film corriera la suerte que corrió en su momento y sea considerada como es hoy es la manera en que Tony Scott tradujo en imágenes ese guion (el cual es posible que, en manos de otro director, hubiese resultado en un film hoy olvidado).
Scott es un director amado por unos -que aseguran que es el hermano con auténtico talento, no Ridley- y odiado por otros -que no soportan la manera en que contínuamente cambia de plano y agita la cámara-. A favor o en contra, hay que reconocer que es un director que prima el continente por encima del contenido, el estilo por encima de la substancia. Personalmente, no tengo nada en contra o a favor suyo: hay algunas películas suyas que me han gustado, otras no. En todo caso, esta pasión por lo visual hace que, cuando la viera por primera vez, El ansia me pareciera una película muy de los 80. Una pieza arqueológica de estética videoclipera que reune todo aquello que se considera hoy día como hortera o kitsch. Sólo hay que fijarse en el principio, que parece un videoclip de Bauhaus (los cuales cantan al empezar el film Bela Lugosi's Dead, tema más que adecuado para un film de vampiros [canción que, por otro lado, me gusta bastante, no tengo quejas en lo que respecta a la música de esta película]). Lo curioso es que en su momento la película no se entendió, ya que estéticamente era muy avanzada, según Scott (en el ya mencionado audiocomentario).
Así, Scott consiguió hacer una película que en su momento estaba excesivamente avanzada, pero vista hoy día parece excesivamente representativa del momento en que se filmó. Como las sillas blancas futuristas de los 60 y primeros 70 que aparecen en films de ciencia ficción (ya sabéis cuales digo, esas que parecen huevos).
Por otro lado, la película no deja de tener un hipnótico atractivo, gracias también a las escenas de sáfica pasión entre Susan Sarandon y Catherine Deneuve. Es una visión bastante original del vampirismo, que consigue cogiendo elementos del pasado y mezclándolos con otros nuevos.
En definitiva, creo que cuánto más nos alejamos del momento en que fue hecha, más gracia tiene El ansia. No sé si existe el hortera chic, pero esta película lo es. Guste o no, desde luego es única.
ATENCIÓN, EL CINEFAGO RECOMIENDA: ver El ansia antes o después de ver Baba Yaga (Corrado Farina, 1973) y El rojo en los labios (Les lèvres rouge, 1971).
Uf... No pude con esta película. Me la dejó un colega en DVD, y no me gustó nada de nada.
ResponderEliminarMás allá del principio, con el tema Bela Lugosi's Dead, el cual, aparte de ser toda una declaración de intenciones de lo que vamos a ver, me encanta, tenía la sensación de estar viendo un anuncio del Ikea, o algo así...
Repito; no me gustó nada de nada, y ojo, no sólo lo digo por la estética, la cual, al ser de los 80, con todo su horterismo bien presente, me mola bastante, sino también por su... ¿historia? Lo siento, pero pienso que no había coherencia alguna en esta película. Mucho menos una historia bien clara y planteada.
Y la actuación de David Bowie... Más que una actuación me parece un reclamo publicitario para que la gente fuera a ver esta película (me da a mí que no sirvió de mucho).
Sé que este film tiene sus fans y sus detractores. La verdad es que yo me posiciono de parte de los segundos, y es que si una cosa tengo clara, es que me aburrió muchísimo. Y eso que no dura mucho, jeje. Pero bueno, ya sabes: para gustos los colores.
Supongo que será un gusto adquirido. A mí la historia sí que me parece clara (mejor que la novela) pero, bueno, con una peli como esta es natural que haya disensiones. Mientras quede claro que yo tengo razón, ningún problema (que nooo, que es broma). Bowie no me desagrada, ya llevaba tiempo haciendo papeles en el cine y de hecho antes de esta peli estuvo haciendo El hombre elefante en el teatro (haciendo de hombre elefante), aunque está mejor en El hombre que cayó a la Tierra.
ResponderEliminarA mí es la única peli de Tony Scott que me gustó (director que, por otro lado, no soporto demasiado. Sin embargo aquí creo que no se cortó y la jugada le salió bien). Creo que no se cortó nada a la hora de hacer una peli fascinantemente visual en la que la atmósfera y las sensaciones lo son prácticamente todo.
ResponderEliminarEs curioso que auque su estética es videoclipera a mí en este caso sí me dice cosas, me transmite angustia y soledad en el personaje de Bowie. La muerte es una gran protagonista en esta cinta, y eso, creo yo, está bien reflejado. Hay una lucha atroz por la inmortalidad cuando hay alguna posibilidad de escapar a la muerte. Después nos encontramos con el lado más erótico y morbosillo en donde el sexo y la muerte (nuevamente) están presentes. Todo aderezado por una erótica del poder (en este caso sobrenatural, al tratarse de una de terror fantástica de vampiros) evidente.
Buen post, Raül.
Ya sabía yo que no podía estar solo en lo de que esta peli esta bien. Saludos, Javi.
ResponderEliminarOtra película que tengo pendiente desde hace mucho. Supe de su existencia por la horrorosa serie de TV que emitían en Showtime, y pero dicha serie me quitó las ganas de ver la película. Ahora sé que debo darle una oportunidad.
ResponderEliminarDe hecho, ni sé de lo que va ni quiero saberlo hasta el momento en que me ponga a verla, pero me imagino algo así como David Lynch + Bret Easton Ellis + vampiros.
Igual estoy diciendo la gilipollez del siglo, vete tú a saber.
La serie era realmente mala, pero no tenía nada que ver con la peli. Simplemente en eran historias de "terror" con abundantes dosis de sexo, pero nada más. Bueno, y que David Bowie presentó algunas temporadas. Y, bueno, un poco gilipollez del siglo sí es, ja ja. Ni David Lynch, ni Bret Easton Ellis, sácatelo de la cabeza o te llevarás una decepción. Fíjate en las pelis que he mencionado.
ResponderEliminar