Encuentro el cine americano previo al código censor Hays fascinante. Nos ofrece la rara oportunidad de ver un retrato realista de la sociedad de entonces, que a partir de 1934 fue eliminado de las pantallas por el puritanismo.
Estas películas pre-Código no dudan en apelar a los más bajos instintos del espectador, llevándonos a la conclusión de que era una sociedad, como dice la crítica e historiadora Kim Morgan en el documental American Grindhouse (Elijah Drenner, 2010), que estaba pretty fucked up. Comparad, por ejemplo, la versión original de King Kong (Merian C. Cooper y Ernest B. Schoedsack, 1933) con la versión censurada que se distribuyó a partir de 1936 (y que si no me equivoco es la que se comercializó en España en DVD): la original nos muestra un festival de exterminio por parte del gran Kong que ninguna otra película ha igualado. Especial mención merece el absurdo momento en el que Kong se mete un pobre indígena en la boca para matarlo, el sufrimiento de la víctima contrasta con la expresión de pura alegría y regocijo que tiene Kong en la cara.
La isla de las almas perdidas (Island of Lost Souls, Erle C. Kenton, 1932) es una absoluta maravilla procedente de esta época sin censura, un film que no sólo no evita los tabúes, es que se lanza contra ellos y se los restriega por todo el cuerpo. Sin duda es la mejor de las tres adaptaciones que se han hecho hasta ahora de la novela de H. G. Wells La isla del doctor Moreau, las siguientes estrenadas en 1977 y 1996, no porque sea la primera, sino porque las otras beben y cogen elementos presentes en este film que no aparecen en la novela de Wells.
No me malinterpretéis, creo que Wells es un clásico de la literatura y una figura fundamental de la ciencia ficción, me encantan La máquina del tiempo y La guerra de los mundos, pero era un escritor muy serio y educado. Esta película le añade toneladas de sense of wonder, sexo y aventuras a la novela original, de ahí que, cuando fue prohibida en Inglaterra por ir contra natura, Wells se alegrara ya que consideraba la película una abominación.
El film añade a la historia de Wells cierta influencia de El corazón de las tinieblas de Joseph Conrad. La comunidad que Charles Laughton en el papel de doctor Moreau crea en su isla puede recordar a la creada por Kurtz en África. Tal vez porque la película entró en producción aprovechando no sólo la moda del cine de terror que iniciara la versión de Drácula que dirigió Tod Browning, también la moda de las películas selváticas que causaban sensación entre el público, especialmente el masculino por su abundancia de nativas ligeras de ropa. Otro elemento que debería resonar entre el público americano son las escenas en las que el doctor Moreau con su traje blanco pega latigazos a sus bestiales súbditos, ya que recuerda a las estampas del Sur esclavista americano que popularizaban desde el Norte. Otra escena muy morbosa y arriesgada para la época es la que plantea la relación sexual entre Edward Parker (Richard Arlen) y Lotta (Kathleen Burke), la mujer pantera, ya que las relaciones interraciales entonces todavía eran tabú. Tampoco podemos olvidar la cara de lujurioso vicio que tiene uno de los animales humanos de Moreau cuando va a secuestrar a la guapa Ruth Thomas (Leila Hyams), más fetichismo para los espectadores.
Desde el principio me sentí atrapado y abducido por esta película. Tanto el diseño de producción como el reparto es sobresaliente, pero además hay esa sensación de que no hay línea que no estén dispuestos a cruzar, mezclando el terror y la acción de forma soberbia. La versión que he visto es la edición inglesa en Blu-ray que ofrece la película íntegra tal y como fue estrenada originalmente con una gran calidad de imagen y sonido, la versión ideal para disfrutarla a fondo.
Los decorados selváticos son muy convincentes (teniendo en cuenta la época y los medios), contribuyendo a crear una sensación de claustrofóbica amenaza a pesar de estar al aire libre, un poco como la tupida selva de El malvado Zaroff (The Most Dangerous Game, Irving Pichel y Ernest B. Schoedsack, 1932). Otro elemento de realismo son los estupendos maquillajes de Wally Westmore, los cuales cubren por completo el rostro de Bela Lugosi como si fuera una especie de hombre-lobo. Confieso también que creí que Kathleen Burke debía ser una especie de modelo exótica o personaje de feria ya que aparece en los títulos de crédito simplemente como "la mujer pantera", alguien que realmente era así como se hizo en La parada de los monstruos (Freaks, Tod Browning, 1932). Pero no, resulta que era una modelo que trabajaba como asistente de un dentista cuando ganó el concurso que se celebró para escoger a la mujer pantera del film. El maquillaje y su interpretación hicieron que creyera que era alguien así que habían puesto en la película, porque era algo de lo que eran capaces de hacer entonces. Esta gente no tenía reglas.
Si no habéis visto esta joya del cine no puedo más que recomendarla, recomendarla y recomendarla. Es entretenida, aterradora y sexy. Un puro espectáculo para disfrutar con la misma alegría con la que Kong devora indígenas.
La isla de las almas perdidas (Island of Lost Souls, Erle C. Kenton, 1932) es una absoluta maravilla procedente de esta época sin censura, un film que no sólo no evita los tabúes, es que se lanza contra ellos y se los restriega por todo el cuerpo. Sin duda es la mejor de las tres adaptaciones que se han hecho hasta ahora de la novela de H. G. Wells La isla del doctor Moreau, las siguientes estrenadas en 1977 y 1996, no porque sea la primera, sino porque las otras beben y cogen elementos presentes en este film que no aparecen en la novela de Wells.
No me malinterpretéis, creo que Wells es un clásico de la literatura y una figura fundamental de la ciencia ficción, me encantan La máquina del tiempo y La guerra de los mundos, pero era un escritor muy serio y educado. Esta película le añade toneladas de sense of wonder, sexo y aventuras a la novela original, de ahí que, cuando fue prohibida en Inglaterra por ir contra natura, Wells se alegrara ya que consideraba la película una abominación.
El film añade a la historia de Wells cierta influencia de El corazón de las tinieblas de Joseph Conrad. La comunidad que Charles Laughton en el papel de doctor Moreau crea en su isla puede recordar a la creada por Kurtz en África. Tal vez porque la película entró en producción aprovechando no sólo la moda del cine de terror que iniciara la versión de Drácula que dirigió Tod Browning, también la moda de las películas selváticas que causaban sensación entre el público, especialmente el masculino por su abundancia de nativas ligeras de ropa. Otro elemento que debería resonar entre el público americano son las escenas en las que el doctor Moreau con su traje blanco pega latigazos a sus bestiales súbditos, ya que recuerda a las estampas del Sur esclavista americano que popularizaban desde el Norte. Otra escena muy morbosa y arriesgada para la época es la que plantea la relación sexual entre Edward Parker (Richard Arlen) y Lotta (Kathleen Burke), la mujer pantera, ya que las relaciones interraciales entonces todavía eran tabú. Tampoco podemos olvidar la cara de lujurioso vicio que tiene uno de los animales humanos de Moreau cuando va a secuestrar a la guapa Ruth Thomas (Leila Hyams), más fetichismo para los espectadores.
Desde el principio me sentí atrapado y abducido por esta película. Tanto el diseño de producción como el reparto es sobresaliente, pero además hay esa sensación de que no hay línea que no estén dispuestos a cruzar, mezclando el terror y la acción de forma soberbia. La versión que he visto es la edición inglesa en Blu-ray que ofrece la película íntegra tal y como fue estrenada originalmente con una gran calidad de imagen y sonido, la versión ideal para disfrutarla a fondo.
Los decorados selváticos son muy convincentes (teniendo en cuenta la época y los medios), contribuyendo a crear una sensación de claustrofóbica amenaza a pesar de estar al aire libre, un poco como la tupida selva de El malvado Zaroff (The Most Dangerous Game, Irving Pichel y Ernest B. Schoedsack, 1932). Otro elemento de realismo son los estupendos maquillajes de Wally Westmore, los cuales cubren por completo el rostro de Bela Lugosi como si fuera una especie de hombre-lobo. Confieso también que creí que Kathleen Burke debía ser una especie de modelo exótica o personaje de feria ya que aparece en los títulos de crédito simplemente como "la mujer pantera", alguien que realmente era así como se hizo en La parada de los monstruos (Freaks, Tod Browning, 1932). Pero no, resulta que era una modelo que trabajaba como asistente de un dentista cuando ganó el concurso que se celebró para escoger a la mujer pantera del film. El maquillaje y su interpretación hicieron que creyera que era alguien así que habían puesto en la película, porque era algo de lo que eran capaces de hacer entonces. Esta gente no tenía reglas.
Si no habéis visto esta joya del cine no puedo más que recomendarla, recomendarla y recomendarla. Es entretenida, aterradora y sexy. Un puro espectáculo para disfrutar con la misma alegría con la que Kong devora indígenas.
Esta película es una maravilla y, como Freaks, una obra maestra adelantada a su tiempo, sin duda. La verdad es que siempre me preguntaré cómo hubiera sido el cine sin el código Hays de por medio...
ResponderEliminarHace poco que leí en otro blog sobre la peli, en el de Noodles. Yo me la confundí con La isla de los muertos y él ya me aclaró que no era esa. A parte de ti y de Roy en su comentario, Noodles tambie´n me la puso como gran peli.
ResponderEliminarLa intentaré conseguir. Me tira bastante.
Un saludo, Raül. Muy buena entrada.
Roy, no creo que sean films adelantados a su tiempo, son muy buenos sí, pero a veces tengo la sensación que es la excusa que ponen los cinéfilos para ver pelis de caníbales, monstruos y demás. Bueno, tal vez Freaks sí sea adelantada a su tiempo en la forma que explota a su reparto de excentricidades humanas.
ResponderEliminarJavi, es una pequeña maravilla que espero disfrutes. Asegúrate de ver la versión no censurada.
Yo la he visto hace poco, ya la conocía por reseñas de otros foros, pero nunca la había visto y comparto entusiasmo con vosotros, es una pequeña-gran joya. Por cierto que viva el pre-code!! lástima que durara tan poco el estirón de manta...
ResponderEliminarUn saludos
Roy
Bueno, Roy, siempre podemos celebrar que existió un momento sin censura en algún país, algo que no sucedió en Europa. Además, en Estados Unidos siguieron haciendo películas demenciales fuera de los circuitos oficiales.
ResponderEliminar¿Alguien sabe como comprarla doblada? Recuerdo haberla visto con doblaje latino. Gracias.
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