24 jul 2012

Olvídalo, Jake. Es Chinatown.


En los años 70 se produjo una revolución dentro del cine policíaco y detectivesco. Films como Contra el imperio de la droga (The French Connection, William Friedkin, 1971) o La conversación (The Conversation, Francis Ford Coppola, 1974) presentaban el género de una forma nunca vista, rompiendo con las convenciones a la hora de presentar la trama o rompiendo tabúes a la hora de presentar personajes y representar la violencia, así como un mayor énfasis en las problemáticas sociales y psicológicas del país. Esta revolución que nos proporcionó una década llena de películas brillantes se vio impulsada por la llegada de nuevos directores que encabezaron una especie de Nueva Ola americana.

En este aspecto, Chinatown (Roman Polanski, 1974) se ha considerado como un film retro, al estilo de Adiós, muñeca (Farewell, My Lovely, Dick Richards, 1975). Un intento de recrear el estilo clásico del cine negro de los años 30/40. Esta opinión normalmente se basa en el hecho de que está ambientada en los años 30, por tanto se interpreta que los realizadores querían hacer una recreación del género. Sin embargo, un estudio atento del trato de los personajes y la trama, llena de corrupción política y moral, nos revela Chinatown no como un film retro sino todo lo contrario: un film moderno y contemporáneo en sus intenciones como el resto de películas de esta década dorada del cine americano, con la única diferencia de que el film de Polanski no está ambientado en el presente. De hecho, uno de los principales objetivos de la película es desmontar (o deconstruir, si se prefiere) los tópicos del género para ofrecer algo diferente al espectador.

Chinatown surge de la imaginación de Robert Towne. La idea era hacer una película de detectives que estaría protagonizada por su amigo y compañero Jack Nicholson, producida por otro amigo de ambos, el productor Robert Evans que en aquel momento dirigía el estudio Paramount. Los tres decidieron que el director que querían poner al frente del proyecto era Roman Polanski, para que inyectara un poco de Nueva Ola en el film, de la misma manera que lo había hecho con el cine de terror en La semilla del diablo (Rosemary's Baby, 1968). Polanski, reticente de volver a Los Ángeles por los recuerdos que le traía del asesinato de Sharon Tate a manos de La Familia (la secta que dirigía Charles Manson), enfoca el proyecto de Chinatown como un trabajo de encargo, más que algo que le apasionara. Curiosamente, la forma en que Polanski trabajó en la película, junto al hecho de que era una producción hecha "entre amigos", sin intervención del estudio ni politiqueo de ningún tipo (la ventaja de tener al jefe del estudio como productor), dio como resultado final una obra maestra del cine, un film complejo e intelectual que también fue un gran éxito de taquilla.

Como decía, normalmente se considera que es un film retro. De hecho, el inicio de los títulos de crédito parece jugar con esa idea: el logo del estudio aparece en blanco y negro, los títulos aparecen en una pantalla reducida que imita el formato del cine de los años 40. Esta idea es destruida por el film cuando poco a poco se nos revela el universo en que nos moveremos, filmado en Panavisión, llenando el encuadre de una manera "moderna". Polanski huye de la estilización, cosa que enfatiza la fotografía de John A. Alonzo el cual hasta entonces había trabajado en documentales, y, además, no sólo utiliza en momentos escogidos la cámara en mano, también hace un trabajo en exteriores que crea un universo amplio, un mundo real, imposible en las casi claustrofóbicas películas de cine negro de los 40.

Pero uno de los elementos más modernos es la trama y cómo se resuelve. Towne, al igual que James Ellroy con las épicas novelas que forman el Cuarteto de Los Ángeles (mi favorita de las cuatro diría que es El gran desierto), se inspira en la historia real de la ciudad de Los Ángeles, y para ello parte de las guerras del agua que se iniciaron a principios del siglo XX y que para los años 30 ya habían terminado. Lo interesante es que en el momento de escribir la película se habían reiniciado de nuevo los conflictos por el agua en la ciudad, originados en gran parte por las consecuencias de los primeros conflictos y las peleas entre propietarios y especuladores y las jugarretas para llevar agua a la ciudad. Towne, por supuesto, lo ficcionaliza todo de modo que no es una recreación histórica en absoluto, aunque personajes como Noah Cross y Hollis Mulwray (John Huston y Darrell Zwerling en el film, respectivamente) están basados en personajes reales, o más bien se inspiran en personajes reales. De todos modos, se acerca lo suficiente a la realidad como para que su representación no esté exsenta de crítica.

El tema del agua y la crítica que se hace de los especuladores y la política incestuosa entre administraciones hace que, a pesar de estar ambientada en los años 30, Chinatown fuera un film contemporáneo en el sentido que trataba asuntos que en el aquel momento estaban de actualidad. Además, claro, de estar en sintonía con la crítica hacia las figuras de poder que estaba tan en boga en el cine americano de los 70, especialmente tras el Watergate. Otro detalle es que J.J. Gittes (Jack Nicholson) continuamente parece enfrentarse y tratar con desprecio a todo aquel que representa a la autoridad o la burocracia.

Otro aspecto "deconstructivista" de Chinatown es la manera en que representa a dos personajes tan icónicos e imprescindibles del género como son el detective y la mujer fatal. Gittes, al contrario que sus compañeros de ficción, no es un detective especialmente brillante. Es tremendamente vanidoso, tiene una tendencia a querer ser el héroe que le acaba llevando a la perdición. Su actitud, claro, es una forma de disimular los conflictos internos que le provoca su profesión (continuamente insiste en que se gana la vida forma honesta como si quisiera convencer no sólo a los demás, también a si mismo), mezclado con un terrible evento de su pasado, desconocido para el espectador, que marca sus decisiones en el presente.

Evelyn Mulwray (Faye Dunaway) es una particular mujer fatal. De hecho, no es una mujer fatal. Aparentemente segura de si misma, acostumbrada a que el dinero le facilite la vida, en el fondo es una persona tremendamente frágil. Casi inocente, en cada momento que aparece como una mujer imponente, vemos que parece a punto de romperse, perseguida por el horrible secreto que esconde su pasado. Dunaway ofrece una interpretación realmente fantástica, que se aprecia y comprende mejor cuando se ve la película por segunda vez, llena de detalles soberbios como cuando intenta llamar la atención de Gittes pero su voz se le rompe y queda tapada por el ruido del coche o cuando se tapa inconscientemente en el momento que se menciona al padre de Evelyn en la escena post coital entre Evelyn y Gittes.

Pero, tal vez, el elemento más moderno y revolucionario en el género es la demoledora conclusión del film. Ruedan los títulos de crédito y no se ha resuelto nada. Gittes se revela como un héroe incapaz de ganarle la mano al poder, que se sale con la suya ayudado por la incompetencia del sistema. Un final dramático que resonaría con fuerza entre el público de los 70, que había experimentado (y estaba experimentando) derrotas similares. Es este final el que hace que el film gane con un segundo visionado, no sólo se entiende plenamente el significado del título, que no es tanto una referencia a un lugar real como a un estado mental, también se ve bajo nueva luz la interpretación de Huston y Dunaway, así como líneas de diálogo adquieren un nuevo sentido.

Son todos estos detalles los que, desde mi punto de vista, convierten Chinatown no en un film retro, sino todo lo contrario. Los dos Jakes (The Two Jakes, Jack Nicholson, 1990) por contraste sí que sería un film retro, que sigue más de cerca los cánones del género. Originalmente, Towne concibió una trilogía protagonizada por Gittes, ambientada en diferentes momentos históricamente significativos en la historia de Los Ángeles. Los dos Jakes está ambientada a finales de los años 40, y si en la primera entrega el tema central era el agua, aquí es la tierra y el fuego. No es un film carente de interés, los aficionados al cine negro puede que la encuentren interesante, pero ni de lejos es un film tan brillante como Chinatown.

Chinatown es una película perfecta, indispensable para los amantes del cine. Si queréis disfrutar de esta película os recomiendo comprar la edición en Blu-ray americana vía Internet, es de zona libre y completamente subtitulada en castellano (excepto el audiocomentario que hacen Robert Towne y David Fincher). La edición europea (española, inglesa o francesa) no tiene ninguno de los extras de la edición americana y la calidad de imagen y sonido es menor, además de ser más cara.



5 comentarios:

  1. Una de mis cintas favoritas de Polanski, en mi top 3 personal. Es clase de cine, ingenio. Y como tu, aplaudo su final... sencillamente perfecto. Nicholson y Dunaway estan excelsos.

    Saludos!!

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  2. El final es una maravilla, y un clásico del cine.
    Esta película la vi hace muy poquito, y aunque me gustó mucho, me dejó con la sensación de que con un segundo visionado me iba a gustar más.

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  3. Daniel, pues si eres fan te recomiendo especialmente la edició en Blu-ray americana.

    Dr. Gonzo, es que se ha de ver dos veces. Las interpretaciones, especialmente la de Dunaway cobran un nuevo sentido así como algunas líneas de diálogo.

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  4. Es una película impresionante. Una de las cosas que más me gusta de esta película, es que por un lado desmonta los tópicos del cine negro, como bien dices: Gittes no es un gran detective, Evelyn es mucho más vulnerable de lo que parece al principio,... Pero a la vez, la trama detectivesca es estupenda ya que es completamente subjetiva y avanzas al mismo tiempo que Gittes.

    Y el final es brillante. Mi peli favorita de Polanski.

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  5. En los documentales cuentan como para lograr ese aspecto subjetivo Polanski continuamente filma a Gittes de espaldas, para ponernos a su misma altura, así vemos lo mismo que ve él (no lo puesto en el post porque es algo en lo que caí cuando lo comentan en los documentales y no fue algo que se me ocurrió al verla). Como he dicho antes, recomediendo la edición en Blu americana a los fans de esta peli.

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