El próximo estreno de Megalodón (The Meg, Jon Turteltaub, 2018) me hizo recordar El devorador del oceáno (Shark: Rosso nell'oceano, Lamberto Bava como John Old Jr., 1984), una descacharrante y cutre película que era la enésima imitación de Tiburón (Jaws, Steven Spielberg, 1975) al estilo italiano.
Normalmente, cuando en los títulos de crédito de una película aparecen nombres como los de Lamberto Bava, Dardano Sacchetti y Luigi Cozzi, si bien todos ellos escondidos bajo nombres americanizados, tengo ciertas espectativas en cuanto a la calidad de lo que voy a ver. Por eso me sorprendió el nivel de cutrerío, torpeza y ridiculez que uno se encuentra en El devorador del oceáno, también conocida como Monster Shark y editada en Blu-ray como Devil Fish. ¿Cómo de cutre? Pues en una escena, justo antes de cortar, vemos como se cae la aleta de cartón del monstruo de la peli en el agua. Se intercalan distintas localizaciones en una misma escena de forma bastante obvia, con planos filmados cerca de la costa donde el fondo es visible con otros en alta mar donde hasta el agua tiene otro color. Pero supongo que lo que más me hace reír son los ridículos diálogos y la pura ignorancia que se hace evidente cuando los supuestos expertos hablan. Por ejemplo: un médico habla de un paciente en coma cuando este está retorciéndose y hablando en sueños. Descubren una criatura de hace millones de años y asumen que es la misma criatura que ha sobrevivido durante esos millones de años, en lugar de que ejemplares sobrevieran y tuvieran descendencia durante todo ese tiempo.
Todo ello hace que la película sea puro cachondeo, especialmente las escenas en las que aparece el devorador del oceáno, una especie de albóndiga gigante con boca y tentáculos.
La historia gira en torno, como ya os podéis imaginar, a lo que sucede en una ciudad de Florida cuando hace acto de presencia el monstruo marino. Hay una trama paralela centrada en una compañía de tecnología biológica, que inspira grandes carcajadas por la manera en que usan los ordenadores (atentos a cómo sacan información clasificada de una computadora).
Los italianos produjeron centenares de copias baratas de Tiburón y esta sin duda es una de las más involuntariamente divertidas. Imagino que muchas de las limitaciones se debieron al bajo presupuesto, ya que Lamberto Bava ha dirigido películas clásicas como la obra maestra Demons (Dèmoni, Lamberto Bava, 1985) (leed sobre ella aquí y aquí). Sea por la razón que sea, esto es cine basura del bueno.
Pintaza de las buenas,,,,,de esas que uno se lo pasa en grande,,,,pese a la cutrez evidente.
ResponderEliminarUn saludo
Es que uno se lo pasa en grande debido a la cutrez evidente! Un saludo
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ResponderEliminarA pesar de su evidente mediocridad es divertida, y la prefiero a otros productos pedantes, aburridos e igual de mal filmados europeos, cítese por ejemplo la detestable "El hijo de Saúl" (László Nemes, 2016) o cualquiera de las basuras "almodovarianas".
ResponderEliminarLamberto Bava sólo tiene un buen film "Macabro" (1980), que sospechosamente realizó cuando aún vivía su padre y bajo la supervisión de Pupi Avati. Y es que hay un dicho italiano que dice así: "el apellido se hereda, el talento no".
Hombre, mejor que Macabro creo que son las dos pelis Demons. Pero queda claro que el talento no se hereda, solo hay que ver la manera en que Lamberto destrozó Rabid Dogs de Mario Bava con un nuevo montaje del material rodado por su padre.
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