Tras el éxito de La perversa señora Ward (Lo strano vizio della Signora Wardh, Sergio Martino, 1971), Edwige Fenech, la reina del giallo, y George Hilton repitieron como pareja protagonista en Las lágrimas de Jennifer (Perché quelle strane gocce di sangue sul corpo di Jennifer?, Giuliano Carnimeo, 1972). Un giallo cargado de suspense y sazonado con unas pocas gotas de erotismo.
La inquilina de un gran edificio de apartamentos es asesinada en el ascensor. Su piso queda vacío, pasando a ser ocupado por las modelos Jennifer Lansbury (Edwige Fenech) y Marylin Ricci (Paola Quattrini). Los asesinatos no tardan en reanudarse, centrándose en Jennifer, que se ha convertido en una obsesión para el asesino. El arquitecto Andrea Antinori (George Hilton) investiga los asesinatos tras iniciar un romance con Jennifer y ser acusado de ser el asesino.
No es de esperar un giallo tan interesante y visualmente atractivo del director de El hombre rata (Quella villa in fondo al parco, 1988), pero Las lágrimas de Jennifer, recientemente editada en Blu-ray con el título inglés The Case of the Bloody Iris, es uno de los títulos más logrados de la primera oleada de directores que quisieron apuntarse al éxito de Dario Argento. Detrás del film de Carnimeo tenemos al productor Luciano Martino y al guionista Ernesto Gastaldi, así que no es de extrañar que tenga muchos puntos en común con los gialli de Sergio Martino La perversa señora Ward y Todos los colores de la oscuridad (Tutti i colori del buio, Sergio Martino, 1972).
Como sucedía en las películas de Sergio Martino, aquí Edwige Fenech se ve de nuevo acosada por una anterior relación, que la había involucrado en un culto hippie sexual, y convertida en el centro de la obsesión de un asesino que va eliminando a los que la rodean. Por suerte, no se hace repetitivo, ya que la historia también se centra en el personaje de George Hilton investigando los asesinatos.
El espectador actual puede encontrarse con una esquizofrénica mezcla de elementos progresivos y retrógados. Por ejemplo, se enfatiza la liberación femenina pero una broma de mal gusto por parte del personaje interpretado por Paola Quattrini es respondida con un sonoro tortazo por parte de George Hilton. Hay un subtexto contra la homofobia y al mismo tiempo nos encontramos un personaje gay representado como la típica "mariquita mala". Es un film que tiene ya 46 años, así que no ha de ser juzgado en este sentido, como se haría con un film contemporáneo, sino que se ha tener en cuenta el contexto y la época en que fue realizado.
En su aspecto puramente giallo, ya hemos mencionado que es un film visualmente atractivo, con interesantes hallazgos y planos cuidados. Destaca seguramente la escena en el ascensor que abre el film, por su influencia en la película de Brian De Palma Vestida para matar (Dressed to Kill, 1980). Es también bastante entretenido, dando vueltas y giros hasta su improbable conclusión. Un título recomendado a los fans del género.
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