La primera vez que vi Un San Valentín de muerte (Valentine, Jamie Blanks, 2001) no me gustó nada. Estrenada hacia el final de la segunda oleada slasher, iniciada con Scream: Vigila quién llama (Scream, Wes Craven, 1996), no parecía aportar nada nuevo y, además, el género daba muestras de cansancio, quemado muy rápidamente. Tampoco ayudó que se revelara la identidad del asesino en internet antes de que se estrenara en cines. Durante mucho tiempo, me pareció una película mediocre.
Saltamos a finales del 2018, cuando Scream Factory saca a la venta una edición coleccionista de Leyenda urbana (Urban Legend, Jamie Blanks, 1998). Siempre me gustó Leyenda urbana (y ahora descubro que nunca le he dedicado un artículo, sino menciones, debería remediarlo), así que disfruté enormemente con la cargada edición de Scream Factory. Al terminar, decidí ver de nuevo Valentine, la segunda película que dirigió Jamie Blanks tras Leyenda urbana, ya que no la había visto desde que se estrenó en cines. Antes, por simple curiosidad, leí la novela de Tom Savage en que supuestamente se basa.
Y digo "supuestamente" porque, en realidad, de la novela solo se tomó el título, el concepto y el giro final. El libro de Savage es un thriller, bastante entretenido, en el que somos testigos de cómo el asesino ejerce su venganza sobre la protagonista, mientras la observa desde un apartamento en el edificio de enfrente al edificio en que vive la sufrida protagonista. Para la película se decidió convertir la historia de un psicópata que decide vengarse de unas mujeres en el día de San Valentín en un puro slasher.
Tengo muy claro que en su momento no supe apreciar la película correctamente. Puede que ahora tenga una mente más abierta y haya adquirido algo de sofisticación, lo que haya contribuido a que, en esta segunda vez, disfrutara enormemente con Valentine. Dirigida en un estilo más clásico que los contemporáneos de su época, tiene unos toques de comedia que ahora sí me hicieron reír y supe apreciar mejor cómo construye el suspense, sin tantos destellos editoriales ni jump scares como era habitual entonces.
Por supuesto, las actrices protagonistas también tienen su peso en esta nueva apreciación. En particular Marley Shelton, a la que no recordaba cuando la volví a ver luego en Sin City: Ciudad del pecado (Sin City, Robert Rodriguez, 2005) y en Planet Terror (Robert Rodriguez, 2007), como la Final Girl. Pero quién más sale ganando es Denise Richards, no muy popular por sus habilidades como actriz, que aquí brilla como Paige Prescott. Otro factor en esta nueva apreciación: cuando se estrenó la vi doblada, algo que jamás haría hoy día, lo que influye en cómo recibí las interpretaciones y los diálogos.
Soy el primero en admitir que el argumento de Valentine no es muy original. Grupo de personajes perseguidos por enmascarado a causa de pecados del pasado se podría aplicar a la mayoría de títulos del género. Pero la manera en que representa a sus protagonistas, la manera en que equilibra la comedia y el terror y la manera en que intenta ser un film más "adulto" que el típico teen slasher, realmente resonaron conmigo en el presente. Lo suficiente para hacerme con la nueva edición que editó Scream Factory a principios de año. Si la viste en su momento y no te gustó, te animo a darle una nueva oportunidad como hice yo. Si no la has visto todavía, la recomiendo si eres fan del género.
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